23 octubre 2013

Ørecomm 2013

Ha pasado un mes desde que estuve en Dinamarca y Suecia invitado por Thomas Tufte y Oscar Hemer, colegas de la Universidad de Roskilde y de la Universidad de Malmo, respectivamente, para participar en el Festival de Comunicación Ørecomm que organizan desde hace tres años a ambos lados del estrecho de Øresund, apoyados diligentemente por Ulrica Kristhammar y Marie Brobeck. 


Los organizadores escogieron este año, como emblema del festival, el diseño de una multicolor  wiphala (aunque no es un símbolo andino solamente), para representar el diálogo entre culturas y la diversidad de enfoques compartidos. El evento contó con la participación de colegas de 40 países y el tema central elegido fue “Memory on Trial: Media, Citizenship and Social Justice” (“La memoria a prueba: medios, ciudadanía y justicia social”).  Todas las sesiones se transmitieron en vivo a través de internet. 

El último día, de regreso en Copenhague, me tocó presentar la conferencia magistral “Cine comunitario, memoria colectiva y esfera pública en América Latina” donde abordé el proceso y los resultados de la investigación sobre el cine comunitario que coordiné entre 2011 y 2012 para la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL). La conferencia puede aún verse en YouTube o en Bambuser



El programa de cuatro días, dos en Copenhague y dos en Malmo, incluyó 14 conferencias magistrales, 8 paneles temáticos y un taller facilitado por Jo Tacchi. Entre las conferencias de las plenarias, algunas con mayor carga teórica que otras, destaco las siguientes: Thomas Olesen “Movimientos sociales y memorias de injusticia”; Misha Sand “Censura, creatividad y resistencia”; Jo Tacchi “El papel de la ‘quietud’ y la ‘nostalgia en el desarrollo sostenible: varias preguntas sobre comunicación para el desarrollo” y otras cuyos títulos me cuesta traducir al castellano, por ejemplo “Memoryscapes: Experiments in Place-Based Oral History” de Toby Butler.  Ni corto ni perezoso, mi querido amigo Felipe Ehrenberg fue de los primeros en leer esta nota y sin pérdida de tiempo me ofreció una traducción que parece la correcta: “Mnemopaisajes: experimentos topológicos en la historia oral”. 

Además de abordar temáticas generales, algunas ponencias estuvieron dedicadas a examinar casos concretos en India, Israel, España, Indonesia, Brasil, Japón, Sudáfrica, Líbano, Kenia, Nigeria, Argentina, Egipto, Vietnam, Bután, entre otros. 


A Thomas Tufte y a Oscar Hemer, mis anfitriones, les pedí que explicaran en castellano  el sentido de este Ørecomm 2013:

La ventaja de congresos de este tamaño, con un centenar de participantes, es que hay más sesiones plenarias que paralelas, por lo que los participantes pueden mantenerse en un solo grupo para que el intercambio sea más enriquecedor. Esta posibilidad de conocerse y dialogar no se da generalmente en eventos más grandes estructurados con demasiadas sesiones paralelas.


Tufte, Gumucio y Hemer en Copenhague
Además de mis colegas y amigos Tufte y Hemer, con quienes mantengo desde hace varios años vínculos profesionales (con Thomas hicimos la Antología de comunicación para el cambio social publicada en inglés en 2006 y en castellano en 2008), en Ørecomm 2013 volví a encontrar a otros colegas cuyo trabajo merece mis respetos, como Jo Tacchi que trabaja en Australia y ha aportado mucho en propuestas de investigación-acción-evaluación participativa, o Miquel de Moragas, catalán, que recientemente se ha dedicado a explorar los símbolos comerciales en el espacio público urbano.   

La proyección de la película The act of killing fue uno de los momentos más importantes del festival. Este largometraje documental merece un comentario especial. 

Se trata de un testimonio estremecedor sobre la tortura y los asesinatos cometidos desde el Estado luego del derrocamiento del presidente Sukarno en Indonesia, en 1967. Lo sorprendente en este film es que el director Joshua Oppenheimer no ha ido en pos de las víctimas y de los sobrevivientes de esa violencia como suele suceder, sino en busca de los torturadores que a 45 años del golpe militar, convertidos ahora en tiernos abuelos y honorables miembros de la comunidad, se ufanan de la manera como cometían sus crímenes, inspirados en películas de gángsters. Está tan bien realizado este documental, filmado con tal belleza formal, y es tan directo y descarnado en lo que muestra sin mayor comentario, que es de lo más impresionante que he visto en muchos años. Ver un film de esta naturaleza trasciende la experiencia cinematográfica o cinéfila.

Al igual que en mi anterior estadía en las universidades de Roskilde y Malmo, en mayo del 2009, me maravilló la facilidad con que los participantes nos trasladamos de Dinamarca a Suecia, en apenas 20 minutos de tren (puntualísimo al segundo, con internet gratis) que atraviesa el estrecho de Øresund por el puente y túnel que unen ambas ciudades. En pleno estrecho uno divisa como fantasmas sobre el agua un bosque de modernos y gigantescos molinos de viento que producen energía para la región.

A ambos lados de la frontera se han fortalecido en estos años las opciones académicas que contribuyen al pensamiento sobre comunicación, desarrollo y cambio social. La maestría internacional que Oscar Hemer dirige en la Universidad de Malmo con el concurso de Thomas Tufte, de la Universidad de Roskilde, es un ejemplo de colaboración. 

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No existe en el mundo un tema que no sea interesante;
lo que existen son personas que no lo son.
 — Chesterton