28 septiembre 2012

Comunicación y desarrollo local


A fines de agosto estuve en San Salvador atendiendo una invitación de José Luis Benítez, Director de la Maestría en Comunicaciones de la Universidad Centro Americana (UCA) y Presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), para realizar actividades académicas en coordinación con el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL) de El Salvador.

Durante mi estadía ofrecí dos ponencias magistrales, animé dos conversatorios, me reuní con el comité de gerentes del FISDL, y con un grupo de ONGs y administradores de programas en los departamentos. Además, tuve varias entrevistas con medios comunitarios y medios públicos (los medios de difusión privados no se interesan en estos temas), para hablar de las restricciones al derecho a la comunicación en El Salvador.

En el primer conversatorio y en la primera conferencia, “Comunicación y desarrollo territorial” –dirigida a periodistas, comunicadores institucionales y personal de proyecto del FISDL- abordé las necesidades de comunicación en aquellas iniciativas que requieren de una mayor participación comunitaria en los procesos de diseño, gestión y evaluación de las intervenciones, como es el caso de las Comunidades Solidarias y de los Programas Ejecutados por la Comunidad (PEC). Al día siguiente el auditorio Segundo Montes de la UCA se llenó de estudiantes y profesores para la segunda conferencia, “Comunicación, participación y cambio social”, donde hice un recorrido histórico del pensamiento sobre comunicación y cambio social, y el papel de la universidad en la formación de un perfil de comunicador comprometido con la realidad social del desarrollo.   

La alianza estratégica entre la UCA y el FISDL se produce en un momento en que existe una clara voluntad política de introducir la comunicación para el desarrollo en los programas de inversión social del FISDL, que en los últimos siete años ha evolucionado para convertirse en una institución que concibe el desarrollo como un proceso participativo planificado desde una perspectiva tradicional.

En conversaciones con Carolina Ávalos, Presidenta del FISDL que procura llevar adelante el legado conceptual de Héctor Silva Argüello, su predecesor, aventuramos algunas ideas sobre cómo encarar la comunicación para el desarrollo en los programas de la institución. Sugerí un proceso de construcción colectiva de una política de comunicación para el desarrollo, seguida de una estrategia que coloque en cada línea programática la comunicación, separándola de las acciones de información y de visibilidad institucional, que cumplen una función diferente. Como punto de partida ya se cuenta con un diagnóstico elaborado en el marco de la cooperación con la UCA, y la buena disposición de esta universidad de ampliar la cooperación a la creación de un diplomado en comunicación para el desarrollo, entre otras iniciativas que contribuirán a fortalecer la gobernanza y la sostenibilidad de los sistemas y mecanismos de desarrollo administrados por las propias comunidades.

Los cambios en el interior del FISDL –una institución de desarrollo que trabaja en las 100 comunidades más pobres del país- no se han completado todavía, pero el principal logro consiste en haber equilibrado la inversión en infraestructura con la inversión en capital humano. En 2005 la inversión en capital humano ascendía solamente al 2% del total, pero en 2011 ya representaba el 44%, y se espera que a fines del presente año alcance el 50% de la inversión.

Esta transformación no está exenta de riesgos y desafíos. Por una parte, la manera de operar del FISDL durante muchos años hace que el rendimiento de cuentas sea todavía evaluado en términos cuantitativos y en relación a los kilómetros de carreteras o los hospitales y escuelas construidos. Para muchos es difícil apreciar los beneficios de trasladar las decisiones sobre desarrollo a las propias comunidades, a través de capacitación y programas que alientan la participación de los municipios y de las comunidades.

En lo interno, el desafío es quizás mayor, ya que implica un cambio de mentalidad en el personal profesional, una restructuración de responsabilidades, la incorporación de nuevos profesionales de otras áreas de especialidad, una gestión por competencia de recursos humanos, y por supuesto la transparencia administrativa que el FISDL ha sido una de las primeras instituciones estatales en promover, al punto que ha logrado la certificación ISO 9000 por la calidad de sus procesos institucionales.

Los riesgos son grandes en una institución que por su propia naturaleza tiene que cumplir una doble función de desarrollo en el largo plazo, y simultáneamente contribuir a paliar la situación de pobreza extrema en que vive un porcentaje considerable de la población salvadoreña a través de iniciativas como el Programa de Apoyo Temporal al Ingreso (PATI). Será importante que la comunicación con perspectiva de desarrollo de largo plazo, pueda echar raíces en los propios municipios y comunidades, para que sea sostenible la idea de que los actores sean los protagonistas de su propio desarrollo.

Mi permanencia en El Salvador tuvo otra vertiente interesante relacionada con los medios públicos y comunitarios, en medio de una discusión muy polarizada sobre las nuevas disposiciones de la Ley de Telecomunicaciones, que incluye la subasta de frecuencias. La red ARPAS presentó en esos días un recurso de inconstitucionalidad, considerando que el espectro electromagnético es un recurso natural de la nación y no puede ser puesto en venta al mejor postor. Los diarios y radios privados desplegaron una campaña virulenta a favor de la subasta, puesto que su poder económico les permitiría seguir acumulando frecuencias.

Un cavernario editorial del Diario de Hoy (28 de agosto) llegó a comparar la subasta de frecuencias con aspirar a “las monumentales posaderas” de Jennifer López (vaya lenguaje del “director”) o a comprar un cuadro de Picasso, como si el espectro electromagnético fuera un bien de consumo al que solamente los ricos deben acceder. En su argumentación, el editorial expresa que “la subasta es, en casi todo el mundo civilizado, la manera más justa y transparente de conciliar intereses (obtener una frecuencia o hacerse con una pintura de Picasso)”. Por supuesto, una mentira grosera del editorial, ya que tanto en Europa, como en América del Norte, en África o en América Latina, a través de diversos mecanismos el Estado otorga licencias a las radios comunitarias sin que tengan que competir con los medios privados en una subasta, con excepción de Guatemala y El Salvador (que distan de ser “todo el mundo”, felizmente), cuyos gobiernos van todavía van a contramano sin escuchar las recomendaciones de la Unesco, de los relatores para la libertad de expresión de Naciones Unidas y de la OEA, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y tantas otras instancias internacionales que reconocen a las radios comunitarias. Son varios países latinoamericanos los que han decidido reservar, por ley, un tercio de las frecuencias para los medios comunitarios, y fortalecer los medios públicos.

Con el objetivo de desinformar a sus lectores, El Diario de Hoy llega al extremo de afirmar que la desigualdad “es el motor que mueve el progreso”.

Sobre estos temas que enfrentan a quienes promueven el derecho a la comunicación con los aquellos que defienden privilegios propietarios, fui entrevistado por colegas de la radio comunitaria La Klave 92.1 FM, miembro de la red ARPAS,  por el semanario digital Voces (en cuyo directorio está mi buen amigo Oscar Pérez), así como por Luis Romero Pineda del Canal 10 de televisión pública, y conversé con José Luis Benítez en su programa de Radio YSUCA 91.7 (emisora de la UCA).

Durante mi estadía en El Salvador estuve alojado en la casa de huéspedes de la UCA, y desperté cada mañana a las 5:00 con el bullicio de miles de loros que de noche se instalan en los frondosos árboles de la universidad. 

A pocos pasos de allí, en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, fueron asesinados por el ejército los seis jesuitas (Ignacio Ellacuría, Amando López, Juan Ramón Moreno, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes y Joaquín López), cuya memoria se preserva ahora en un museo que guarda la ropa que llevaban puesta cuando fueron acribillados a balazos, algunos objetos personales y frases que expresan su pensamiento cristiano progresista. En el espacio del jardín donde fueron abandonados sus cuerpos, crece un rosedal de rojo intenso y espinas que no dejan olvidar la barbarie que ocurrió allí, y que hasta el día de hoy no ha sido castigada. Los asesinos siguen libres. 



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Irónicamente, a medida que nuestra capacidad de procesar
y distribuir información y conocimiento se extiende y mejora,
nuestra capacidad de comunicar y dialogar disminuye.
—Cees Hamelink


22 septiembre 2012

El nuevo Tamayo


Ya era hora… Finalmente en el Museo Rufino Tamayo, en Ciudad de México, ampliado recientemente y reabierto a fines de agosto, se puede ver la obra magnífica de Tamayo, y no solamente las instalaciones arriesgadas de algún joven (o no tan joven) en busca de una identidad artística pocas veces encontrada. 


El nuevo Museo Tamayo amplió su área de exhibición en un 40%, lo cual permite abrigar esperanzas de que se mantenga siempre un espacio para ver la obra del artista cuyo nombre ostenta el museo, porque sería muy triste que el museo continúe con la mala costumbre de omitir la obra de Tamayo. Sería como si en el Museo van Gogh de Ámsterdam, no se exhibiera la obra del pintor holandés, o como si los museos Miró, Dalí o Picasso de Barcelona, Figueres o París, no mostraran la obra de esos pintores.

Lamentablemente, así era el Museo Rufino Tamayo antes de su ampliación: funcionaba como una galería de arte moderno en la que se exhibían muestras temporales de artistas de vanguardia, pero casi nada de Tamayo.

Las galerías sirven para mostrar propuestas de arte que van y vienen, pero los museos deberían ser espacios en los que se puede apreciar la obra que trasciende. Era absurdo que quienes se interesan en la obra de Rufino Tamayo, no pudieran ver reunida una selección representativa de su obra, generalmente dispersa en varios museos y galerías de México. Lo mismo sucede con el Museo de Arte Moderno, cuya enorme colección de pintura permanece invisible en sus bóvedas, mientras sus pocas salas (es un museo mucho más pequeño que el nombre que ostenta) exhiben muestras temporales.  

La ampliación del Museo Tamayo se hizo guardando el estilo arquitectónico y cuidando de no alterar el paisaje del bosque de Chapultepec donde se encuentra. Desde afuera, parecería que la ampliación no ha sido tan importante, pues se ha logrado conservar la armonía de la construcción con el entorno del bosque. Los arquitectos que diseñaron el museo en 1981 fueron Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León, y este último participó ahora en los trabajos de remodelación.

Venus saliendo del baño, 1968
Para la reinauguración del museo los curadores Juan Carlos Pereda y Adriana Domínguez organizaron la muestra Tamayo / Trayectos, una retrospectiva que reúne un centenar de cuadros de diversas épocas, de varios museos y de colecciones privadas. 

Las obras más antiguas de la retrospectiva datan de cuando el pintor tenía apenas 20 años, y no era aún el innovador y gran colorista que fue a partir de la década de 1950.

Los “trayectos” aludidos en el título de la retrospectiva, son los de Tamayo en busca de un estilo propio. En esa búsqueda, hay episodios en los que coquetea con influencias impresionistas, cubistas, o surrealistas. Desde un “Paisaje” (1921) puntillista, a la manera de Seurat, hasta una “Niña” (1929) que recuerda tardíamente el periodo rosa de Picasso, pasando por un “Pueblo” (1925) que se enmarca en el cubismo.

Los cuadros que más me gustan en esta retrospectiva de Tamayo, son los que datan de las décadas de 1960 y 1970, particularmente un grupo de obras dedicadas a representar el desnudo femenino, entre las que destacan “Venus saliendo del baño” (1968), “Mujer en blanco” (1976) y “Bailarina” (1981).  

Mujer en blanco, 1976
Uno de los privilegios que acompañan a las exposiciones retrospectivas, y esta no es una excepción, es la posibilidad de conocer obras que están en colecciones privadas y que, por lo tanto, son prácticamente “invisibles”, pues solamente se puede acceder a ellas en ocasiones especiales. En esta muestra hay muchas obras que provienen de colecciones privadas y que probablemente nunca más volveremos a ver, como “El fonógrafo” (1925), “Cataclismo” (1946), “El hombre de la mirada penetrante” (1956), “Hombre atacado por un pájaro” (1980), “El hombre del sable” (1980), “Desnudo de hombre” (1982), “Ofrenda de frutas” (1987), “Sandías” (1989), entre otras.

El Museo Tamayo, fiel a su tradición de promover el arte de vanguardia, fue reinaugurado con otras cuatro muestras que ocupan la mayor parte del espacio de exhibición y la totalidad del área que fue añadida recientemente. “Boing, boing squirt” de Ryan Gander, “El día del ojo” de Pierre Huyghe, y las colectivas “El mañana ya estuvo aquí” y “First act” muestran instalaciones curiosas, aunque a veces poco significativas si no fuera porque los curadores se explayan en “explicar” las obras, ya que en la mayoría de los casos no hablan por sí mismas.

Anuncio de corsetería, 1934
Sin duda las dos muestras colectivas son de una mayor riqueza. Al margen de las explicaciones sobre el cuestionamiento del concepto de “museo”,  “First act” vale porque incluye una sala con obras de Vasarely, Tapies, Rothko, Chillida, y Soto, entre otros.  En cuanto a “El mañana ya estuvo aquí”, representa en su conjunto un recorrido interesante por la historia, la arquitectura, la arqueología, a través del arte. Aquí también, obras de grandes artistas consagrados como Moore, Matta, Vasarely, Le Parc, Pomodoro, y el fantástico documental Double take (2008) de Johan Grimonprez donde establece un paralelo entre el cine y la personalidad de Alfred Hitchcock y las relaciones de competencia y diplomacia entre la Unión Soviética y Estados Unidos durante la guerra fría.

En este tipo de muestras las obras que tienen capacidad de comunicar por sí mismas (la “alegría estética” de la que hablaba Sartre) destacan sobre las demás, sobre aquellas que requieren de la muleta explicatoria de los curadores para justificar su existencia en tanto que arte efímero. Por eso, la obra pictórica de Tamayo destaca en el recién reinaugurado museo que lleva su nombre, no necesita mayores comentarios.

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Un pintor es un hombre que pinta lo que vende.
Un artista, en cambio,
es un hombre que vende lo que pinta.
—Pablo Picasso

17 septiembre 2012

Ondas del Tonusco

Don Julio Duque, pionero de la radio comunitaria

Si la información que sigue pudiera ser verificada, serviría para escribir de nuevo el primer capítulo de la historia de las radios comunitarias en América Latina: la primera emisora comunitaria habría sido fundada en 1946, en Santa Fe de Antioquia (Colombia), y habría funcionado durante 16 años hasta 1962. Esto es lo que afirma su fundador, Don Julio Duque, aunque no quiere hablar mucho del tema. Visitamos a este pionero a principios de julio en la tienda de tela y ropa que mantiene en la esquina de la catedral, en la plaza de Bolívar de Santa Fe. Nos recibió vestido de blanco, como siempre, y durante la conversación le restó importancia a su papel histórico en la creación de la radio comunitaria, aunque otras personas que lo conocen se han referido al carácter innovador de aquella experiencia.

El historiador Benjamín Pardo Londoño, citado en el blog Conexión Occidente, llega incluso a afirmar que ya en la segunda parte del decenio 1930-1940 había funcionado la emisora Ondas Santafereñas, dirigida por Bernardo Herrera, y sugiere que desde inicios de la década del 1950, fue Julio Duque, “el genio de blanco”, quien hasta hoy, “a través de su talento, ha contribuido a que la radio esté en este lugar de privilegio en la ciudad, a través de su asesoría y sabios consejos”.

Queda pues, como asignatura pendiente para mis colegas colombianos investigadores de la comunicación, indagar sobre ese dato histórico.

Hoy, en 2012, Santa Fe de Antioquia tiene su emisora comunitaria, Ondas del Tonusco, legalizada por las disposiciones que favorecen el reconocimiento legal de los medios comunitarios de Colombia. El 25 de abril de 1997 la emisora, antes llamada Radio Ciudad de Antioquia, se convirtió jurídicamente en Ondas del Tonusco, mediante la resolución 2254 del Ministerio de Comunicaciones.  

Los fundadores de Ondas del Tonusco establecieron ciertos principios para el funcionamiento de la radio. En la descripción de su “misión” señalan que “está dedicada al fortalecimiento de las dinámicas culturales, educativas, sociales, recreativas y deportivas de la comunidad, mediante programas radiales orientados a la construcción de ciudadanía”. En su “código ético” subraya los compromisos de honestidad, confidencialidad, independencia y libertad de la emisora. En cuanto a sus funciones ciudadanas, destaca su intención de impulsar los derechos de la infancia, y los temas relacionados con las poblaciones desplazadas por la guerra y los de medio ambiente.

Rubén Darío Hernández, locutor
En ausencia de Pedro Girón, gerente de la emisora, conversamos con el locutor Rubén Darío Hernández, y con Cecilia Girón, la administradora de la radio, sobre el papel comunitario que cumple la emisora. Todos los domingos, por iniciativa de Carlos Muñoz y del arquitecto Felipe Pardo, la radio transmite en vivo el programa “El Opinómetro” en los barrios o algún parque de la ciudad; se trata de un programa sobre temas urbanos, donde cualquier pasante puede intervenir. El tono crítico y de vigilancia ciudadana de este programa radial, lo hace popular entre la población y las autoridades se toman el cuidado de escucharlo. 

"El Opinómetro", en vivo desde un parque
Ondas del Tonusco tiene programas de interés social y de interés público como “Despiértese con alegría”, “Contacto Directo”, “Fonda en Fonda”, “Guascas a todo dar”, “Tiempo Joven” y “Pedagogía y Cultura”, entre otros. Y música, mucha música.

Aunque en el año de 1998 ya se habían dado algunos pasos para la creación de un informativo local, fue el 5 de febrero de 2007 cuando nació el primer informativo radial conducido por Félix Antonio Padilla, con el acompañamiento en locución de Yaneth Padilla y Julio César Palacio Villa. “Conexión occidente” se ha transmitido todos los días a partir de las seis de la tarde, con una cobertura que llega a los municipios vecinos del occidente medio antioqueño. 

Santa Fe, la antigua capital de Antioquia, es una pequeña ciudad con una gran historia. Fundada inicialmente en 1546 por el capitán español Jorge Robledo, recibió el estatuto de capital de la gobernación de la provincia de Antioquia en 1584, por disposición de Felipe II. La ciudad tuvo momentos estelares cuando Antioquia se proclamó estado independiente en 1813, o cuando se sancionó en ella la Ley de Libertad de los Esclavos, en 1814.

De aquel pasado de grandeza, quedan antiguas casas de arquitectura colonial neoclásica o neogranadina convertidas a veces en hoteles, como el Hotel Caserón Plaza, que fue en su mejor tiempo la casa del gobernador. Allí me tocó alojarme, sobre la plaza y frente a la catedral. 

En otra casa de estilo colonial está el Museo Juan del Corral, que alberga obras de arte colonial, muebles y objetos de la época republicana y también exposiciones temporales de arte contemporáneo, como la de Ethel Gilmour (1968-2008), una pintora norteamericana que vivió muchos años Colombia. 

Como quiera que se trata de una ciudad agradable por su aspecto y por su clima, es uno de los destinos de fin de semana de los habitantes de Medellín, pero además, es la sede del Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, un festival internacional que cada año anima el realizador Víctor Gaviria. En años recientes, el festival le ha dedicado sus ediciones a presentar el cine mexicano, cine español, francés y africano. Completamente integrado a la vida de la pequeña ciudad, el festival se desarrolla en espacios públicos, abierto a todos.

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Cuando uno ha leído mucho,
llega a describir muy bien experiencias
que ha realizado muy mal.
Georg Christoph Lichtenberg  


10 septiembre 2012

Rionegro bis


Regresé a Rionegro a principios de julio –apenas dos semanas después de mi anterior visita- invitado por Rafael Pacheco, coordinador de comunicación de la Redprodepaz,  para participar en el  “VI Encuentro Nacional de Comunicadores Sociales - Programas Regionales de Desarrollo y Paz. Comunicación para el Cambio Social: una apuesta de desarrollo desde las regiones”, evento que tuvo lugar en el apacible entorno del Recinto Quirama, en el Municipio de El Carmen de Viboral. Rafael me pidió dar la conferencia inaugural: “Comunicación y cambio social: raíces y horizontes”, además de moderar las tres mesas donde se presentaron ocho experiencias de la Red Nacional de Programas Regionales de Desarrollo y Paz (Redprodepaz). 

Participantes en el VI Encuentro Nacional de Comunicadores Sociales de la Red Prodepaz, Rionegro, julio 2012
La Redprodepaz es una iniciativa ciudadana que apunta a “un proyecto de nación construido desde el fondo de los conflictos (…) con el empeño de llegar a tener una patria soberana de hombres y mujeres en dignidad y armonía con la naturaleza” según reza su manifiesto de 2002, cuando fue creada. Los tres principios que animan a esta red son: a) el respeto a la vida y la dignidad de la persona humana, b) la democracia participativa, y c) la equidad y solidaridad. Para ello reúne a una veintena de programas herederos de los “laboratorios de paz” de Colombia y cuenta con el apoyo de entidades públicas y privadas que hacen realidad el concepto de responsabilidad social, tan poco valorado en otros países.

Los cinco grandes temas estratégicos de la Redprodepaz son: a) Paz y desarrollo humano, b) Desarrollo humano integral, c) Tierra y ordenamiento territorial, d) gobernabilidad democrática y e) educación.

Me convocó el interés que la Redprodepaz ha manifestado por la comunicación para el desarrollo y el cambio social, algo que atraviesa todos sus programas e iniciativas, aunque a veces con otros nombres. El enfoque regional, el fortalecimiento organizativo, y los mecanismos de información y comunicación que se han puesto en práctica, hacen de la Redprodepaz y de las organizaciones que son parte de la red, una experiencia ejemplar.

Los directivos de la Redprodepaz tienen clara, al menos en el discurso, la distinción entre información y comunicación. Según Sergio Guarín, su coordinador, es esencial separar lo que se hace en cuanto a imagen corporativa de los programas y la labor de información, de aquello que son los procesos de comunicación con quienes que se trabaja en la comunidades. Es decir, la capacidad de diferenciar ambas cosas. Ir más allá de la información en los programas, y trabajar en la comunicación como proceso de cambio social.

Recinto Quirama
La comunicación es esencial en este sistema que cuenta por una parte con 19 programas regionales que trabajan en 433 municipios, y luego once entidades de apoyo político, económico y técnico, empresas privadas y organizaciones vinculadas a las iglesias. La coordinación de la red tiene funciones de acompañamiento y fortalecimiento de los programas para incidir en políticas públicas, hacer gestión de conocimiento y comunicación en todos los programas.

Al término de la reunión, los participantes emitieron un manifiesto de ocho puntos subrayando la importancia de la comunicación como eje transversal. En uno de los acápites establecen claramente las características de la comunicación por la que apuestan: "Comprendemos la diferencia que hay entre trabajar con y a través de los medios de comunicación masiva y de los medios de comunicación comunitarios y ciudadanos. Los primeros son empresas con ánimo de lucro, que en ocasiones nos prestan servicios y apoyo, ya sea cuando los contratamos para ellos, o cuando ellos lo ofrecen. Los consideramos instrumentos de información que tienen sus propios intereses. Los medios de comunicación comunitarios y ciudadanos son proyectos sociales en manos de la comunidad que forman parte de los recursos más importantes para su movilización, educación, difusión de sus valores, cultura  e intereses e información de sus propias agendas. Frente a estos nuestras actitud es de apoyo trabajo conjunto y colaboración estrecha."

Desde Prodepaz se acompañan escenarios como el Proceso Estratégico Regional (PER) y los Procesos Estratégicos Territoriales (PET), que trabajan en temas de derechos humanos, infancia y adolescencia, planeación y productividad y comunicación para el desarrollo. Mi anterior visita a Rionegro fue precisamente en el ámbito del PER, a invitación de Juan Diego Agudelo.

No todo es una taza de leche, porque las políticas de desarrollo del Estado en algunos temas chocan con los programas de desarrollo y paz. El impulso a la minería, por ejemplo, aparece en algunas regiones como “una locomotora a contravía”, según las palabras de Sergio Guarín, porque al amparo de esa política minera hay acciones desde el poder que favorecen el ingreso de grupos armados en algunas regiones, para desalojar a los agricultores de las tierras que tienen potencial minero.

En sus diez años de existencia la Redprodepaz ha podido influenciar algunas políticas públicas, por ejemplo en el tema de las víctimas del conflicto. El gran desafío parece ser trascender el discurso institucional y lograr propiciar un compromiso mayor a través de acciones colectivas desde los propios pobladores. Es fundamental en esas experiencias tener muy claro de quien es la mirada sobre la realidad social en los territorios.

Red de pobladores
Tuve la oportunidad de participar en el encuentro donde se conformó la Red de Pobladores de Prodepaz, que permitirá que las demandas desde la base se fortalezcan y puedan influir las políticas desde abajo. 

El evento, organizado por el Director Ejecutivo de Prodepaz, el padre Miguel Ángel Salazar, fue para mi muy revelador de cómo se puede tejer una red para construir territorio desde los propios pobladores. La red se fue tejiendo (literalmente) durante el encuentro, a través de actividades participativas en las que los pobladores de diferentes lugares del oriente antioqueño se posicionaron sobre los principios de equidad, solidaridad y democracia participativa, para avanzar “los sueños de región y de país” a través de procesos donde es posible “conversar, compartir, vernos las caras”, como afirmó Miguel Ángel. 

“Si la fuerza del caimán está en el agua, la fuerza del territorio está en la gente”, dijo este sacerdote de enorme dinamismo y compromiso, reafirmando que no hay pueblo sin territorio, porque el territorio es el ambiente de la identidad, el espacio de la cultura. Hay un sentido de pertenencia “entrañable”, que contribuye a crear “arraigo”. Ambas palabras tienen que ver mucho con el vínculo de los pobladores con la tierra, con la entraña de la tierra y con las raíces, porque el desarraigo es cortar de raíz a quienes están unidos a la tierra. En ese sentido, el desarrollo sin participación de los pobladores, sería una invasión de territorio.

La iniciativa de los pobladores es parte del proceso de apropiación de los temas de desarrollo, con la certeza de que el protagonismo no debe ser el de las instituciones solamente, sino el de los pobladores, en un ejercicio de diálogo horizontal (aunque parezca una tautología decirlo).

Orquesta INCOMAR, de Marinilla
El encuentro de la Red de Pobladores fue un espacio de intercambio y confraternización, acompañado por actividades artísticas.  Volví a escuchar a la banda de música INCOMAR formada por jóvenes y niños del municipio de Marinilla, que dirige Wilson García Ocampo. Los había visto por primera vez durante la reunión de Nuestros Medios en el Recinto Quirama, en 2009, aunque entonces era una orquesta completa, con la sección de cuerdas que ahora no estuvo. El grupo Bitango, del municipio de La Ceja, mostró su habilidad al interpretar bailes de varias regiones latinoamericanas, en adaptaciones propias.

Me marcaron las frases de los participantes en los eventos de Prodepaz y de la Redprodepaz: “Antes, todos nos sentíamos culpables de algo, pero no sabíamos de qué”. “El miedo nos mantenía en silencio”, expresó Carlos Andrés Carrascal, de la experiencia de desarrollo en Montes de María. “Construir ciudadanía”, “somos lo que aportamos”, son frases que se escuchan con frecuencia y que revelan el grado de lucidez que se va logrando a través de las estrategias de comunicación.

Gloria Sánchez
En todas las experiencias que he visitado en Colombia me ha sorprendido el grado de apropiación del lenguaje de la convivencia, de la paz y del desarrollo, y la conciencia del papel de la comunicación. No hay mejor ejemplo de ello que un corto video que presentó Gloria Sánchez durante el Encuentro Nacional de Comunicadores Sociales de Prodepaz, y que me interpeló profundamente, como a todos los participantes. Se trata de una recopilación de testimonios de pobladores que han participado en las Mesas Subregionales de Trabajo (MST).

Volví a encontrar en Rionegro a comunicadores que he ido conociendo en anteriores visitas a Colombia, que hicieron presentaciones de sus programas y procesos en las mesas que me tocó moderar, como Vicente Otero del CRIC, con quien estuve durante mi visita a la emisora Uswal Nasa Yuwe Stereo 88.1 FM, radio de los indígenas nasa del Cauca, en el resguardo de San Lorenzo de Caldono. Estaba también  Leonardo Amaya director de Radio San Vicente Chucurí, pero ahora, además, coordinador de la Red de Emisoras Comunitarias del Magdalena Medio (AREDMAG), que tuve oportunidad de conocer en 2006 cuando filmé Voces del Magdalena con el apoyo, en la producción, de Amparo Cadavid. Además, los amigos Juan Diego Agudelo y Albeiro Giraldo del Programa Estratégico Regional (PER), Carlos Vásquez de la Universidad Católica de Oriente (UCO), David Montoya de la Universidad de Antioquia, que me invitaron en junio pasado a conocer sus actividades, la experiencia de la Mesa de Comunicación, y las experiencias de Radio El Peñón de Guatapé y del Laboratorio del Espíritu, entre otras.  

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Je veux qu'on me creuse trois tombes :
une pour mon corps, une pour mon âme,
une pour mes mots. 
Alain Bosquet