09 marzo 2024

Donde se cruzan los senderos

(Publicado el sábado 24 de febrero de 2024 en Brújula Digital, Público Bo y Agencia de Noticias Fides)

Onoda sale de la selva luego de 29 años 

La historia de Hiroo Onoda conmovió al mundo. Cuando en marzo de 1974 leí la noticia sobre este teniente del Ejército Imperial de Japón que había finalmente entregado su sable luego de 29 años de lucha contra las sombras de un enemigo que ya no existía, sentí admiración por su perseverancia, su lealtad y su patriotismo y escribí inmediatamente un poema titulado “Samurai”, publicado en mi tercer poemario, Sobras completas (México, 1984): “Te declaran loco, samurai / pieza de museo / rareza a ser fotografiada / el único que no creyó en Hiroshima”, dicen algunos versos.

En ese tiempo la noticia era escueta: Onoda había permanecido escondido durante casi tres décadas en la selva de la isla de Lubang, en Filipinas, a 2.445 kilómetros de Kamegawa, su lugar de nacimiento en Japón, sin saber que la Segunda Guerra Mundial había terminado en 1945 y que su ejército, el japonés, había sido derrotado. Durante muchos años fue una sombra mimetizada con la naturaleza, y desoyó los mensajes que le hacían llegar mediante parlantes y volantes porque creía que eran maniobras del enemigo para obligarlo a rendirse. Nunca se rindió, sobrevivió de manera admirable moviéndose sigilosamente, alimentándose de la selva, sin jamás establecer un campamento. Solo aceptó regresar a Japón cuando un antiguo superior suyo fue llevado a la isla para convencerlo de deponer las armas.

El cineasta Werner Herzog 

La historia también impactó al cineasta alemán Werner Herzog, quien cuenta que 23 años más tarde, cuando le hicieron una invitación oficial a Japón en 1997, le preguntaron: “¿A quién le gustaría conocer?”, seguros de que él diría: “Al emperador”… Sin embargo Herzog no dudó ni un segundo y dijo: “A Hiroo Onoda”. Ambos se reunieron varias veces (Onoda ya tenía 77 años de edad), y Herzog escribió a partir de esas conversaciones su primera novela. 

¿Por qué hizo Herzog una novela, la única que ha escrito hasta ahora, y no una película de ficción o documental, puesto que en ambos géneros ha mostrado excelencia? Pocos como él han descrito de manera tan magistral en el cine las dificultades que se atraviesan frente a una naturaleza hostil. Sus films de ficción basados en hechos históricos, como Aguirre, la cólera de dios (1972) o Fitzcarraldo (1982) son ejemplos emblemáticos, protagonizados por personajes obsesivos y determinados (ambos interpretados por Klaus Kinski). Herzog ha abordado también la complejidad de la naturaleza en documentales magistrales como Grizzly man (2005) y La cueva de los sueños olvidados (2010). Entonces, ¿por qué no un documental testimonial, o quizás una ficción que mostrara a Onoda durante las décadas de sacrificio y sobrevivencia?

Creo que la razón está en las propias experiencias de Herzog relacionadas con su afición de caminante y peregrino, que ha sido registrada en libros testimoniales en los que narra sus largos itinerarios, a veces de varias semanas, a través de Europa.  Hay senderos que se cruzan, y en este caso los de Onoda y Herzog están emparentados en cuanto que ambos subrayan la fuerza de voluntad como valor ético, la persistencia del honor y de la lealtad hacia su gente. Herzog ha respetado siempre a quienes viajan a pie, se identifica con ellos. Ese es quizás el aspecto sobresaliente de la novela, que no es una gran obra literaria, sino un relato pormenorizado de la larga aventura de Onoda, y de su manera de concebir su lugar en la vida. El crepúsculo del mundo (2023) se publicó inicialmente en alemán en 2021, el mismo año que el director francés Arthur Harari dirigió el largometraje Onoda,10.000 noches en la jungla, que no he visto todavía.

La novela de Herzog está escrita con complicidad y cariño por Onoda (que en su momento fue ridiculizado en los medios), por su acto de valentía que parecía carecer de sentido en un mundo donde se había ya “normalizado” la noción de que ciudades como Hiroshima y Nagasaki podían ser aniquiladas con bombas atómicas con total impunidad, peor aún, con aplausos.

La obra abunda en detalles que fueron narrados por Onoda y otros que son producto de la investigación de Herzog, quien se tomó muy en serio la tarea de describir la vida cotidiana en la selva, para hacernos sentir la humedad, el olor del barro, la fuerza de los vientos o de las lluvias tropicales. Cuando finalmente accede a salir de su escondite, Onoda declara: “Hay una tormenta en mi interior…”, sin duda más violenta sicológicamente que las que pudo sortear durante sus 29 años en Lubang.

En el acto de rendición Onoda hizo entrega simbólica de su katana, que a pesar de las inclemencias del tiempo había conservado impoluta, inmersa en aceite de coco para evitar la corrosión. El presidente de Filipinas se la devolvió inmediatamente en señal de respeto. 

Norio Suzuki y Hiroo Onoda en Lubang 

Fue recibido como un héroe en Japón y su vida no acabó allí: dotado de una voluntad de acero, viajó al Himalaya para rendir homenaje a Norio Suzuki -el estudiante que lo buscó y encontró en Lubang- que falleció sepultado por una avalancha de nieve. También vivió una temporada en Brasil, se casó, y vivió hasta morir el 16 de enero de 2014, a los 92 años de edad.

Hay libros biográficos y películas sobre Onoda, pero quizás la novela de Herzog es el más sentido homenaje de alguien que entiende profundamente el sentido de la sobrevivencia.

_______________________________     
Durante todos aquellos millones de pasos se había dado cuenta de que el presente no existía, no podía existir. Cada paso dado era el pasado y cada paso por dar, el futuro. El pie levantado ya había sido, mientras que el pie a punto de pisar el barro aún era futuro.
—Werner Herzog


 

02 marzo 2024

Parlamento de pacotilla

(Publicado en Brújula Digital, ANF y Público Bo el sábado 2 de marzo de 2024)

Violencia en el parlamento de Bolivia

Durante la última semana de febrero de este año bisiesto hemos sido testigos de bochornosas actuaciones en una Asamblea Legislativa Plurinacional que da vergüenza y se equipara a lo más bajo que haya jamás existido en la historia republicana de este pinche país “tan solo en su agonía” (como escribió el poeta Gonzalo Vásquez Méndez).

Hemos visto trifulcas, empujones, golpes, narices sangrantes, polleras al viento y nalgas al aire. Si no fuera por el escenario lujoso de esas escenas lamentables, parecerían disputas en los mercados callejeros, cuando las verduleras se arrastran de las mechas y los puestos se derrumban.

La violencia que está en la genética social de Bolivia, donde todo conflicto pretende resolverse con gritos, empujones, huelgas, crucificados o barricadas belicosas, no es sino una clara evidencia de la incapacidad de crear espacios para pensar, articular relatos y dialogar. Somos mudos a la hora de expresarnos con palabras, y eso corresponde a la ausencia de pensamiento racional. Todo el tiempo me da la impresión de estar viendo gente ebria que se agrede.

Mujeres en la Asamblea Legislativa Plurinacional 

Se ha perdido el mínimo de decencia y de honestidad, como prueba la sesión parlamentaria de la madrugada del viernes 1 de marzo donde se aprobaron por voto secreto créditos internacionales (que serán usados para pagar salarios, no para los fines supuestos). Esto revela que una docena de asambleístas vendieron su voto (o su conveniente ausencia), lo cual se ha convertido en una práctica común en la política masista.

En la ALP tienen un costoso sistema electrónico, que permitiría ver en una gran pantalla los votos de cada diputado o senador, pero no se usa esta forma transparente de votar porque de esa manera se pueden esconder los tránsfugas y filibusteros de la democracia. La corrupción campea, la compra-venta de votos por debajo de la mesa es cosa corriente.

El problema de las semanas recientes comenzó con el pacto político que acordó tratar tres temas en este orden: 1) terminar con los auto-prorrogados, 2) determinar las nuevas elecciones judiciales y, 3) considerar la aprobación de créditos internacionales. A pesar del compromiso, Luis Arce y sus secuaces mostraron que ya no existen “pactos de caballeros” en Bolivia: inmediatamente sabotearon las sesiones y borraron con el codo lo que habían firmado.

Veo a esta asamblea “plurinacional” como un circo lamentable, con payasos no profesionales, animales mal entrenados y equilibristas oportunistas. Son una vergüenza, un bochorno para el país, y además representan un costo humillante cuando la economía está de rodillas. No puede ser que paguemos tantos privilegios, altas “dietas”, viajes innecesarios, vehículos privados y otros privilegios para manka gastos que no merecen otra cosa que irse donde estaban antes.

Cecilia Requena, senadora de Comunidad Ciudadana

Los bolivianos hemos podido constatar que solamente una docena de asambleístas nos representan con dignidad, honestidad y compromiso: Requena, Nogales, Barrientos, Urquidi, Ormachea, Nayar, Alarcón, Astorga, Campero, Aliaga y un puñado más de luchadores por la democracia, capaces de articular ideas y de expresarlas, muy lejos de la masa ignorante del MAS (en sus dos versiones), que no tiene la talla para ocupar curules pero son una mayoría que pretende definir el futuro  de Bolivia con trampas, golpes, escupitajos e insultos. Ya se ha dicho antes: con semejantes padres y madres de la patria, mejor es quedar huérfanos.

No necesitamos un congreso de esta naturaleza, no sirve para nada y le cuesta demasiado al país. Los pocos senadores y diputados que valen la pena serían indispensables en un nuevo sistema de justicia probo y responsable, como magistrados harían un mayor bien al país que peleando con desaforados cocaleros, cooperativistas mineros y contrabandistas de autos chutos que no están preparados intelectualmente para la enorme responsabilidad de legislar, pero se salen con la suya con engaños y sobornos. Los representantes parlamentarios del MAS, evistas o arcistas, tienen cola de paja, no son honestos ni honrados, su comportamiento no es limpio, además de que son incapaces de ser coherentes y de articular pensamientos e ideas. Los escucho hablar y dan pena, empezando por Choquehuanca, el pajpaku de la plaza Murillo, tipo torcido y mentiroso, un impostor que arma su discurso de nivel primario en torno a la Pachamama que él ha contribuido a destruir.

Levantamanos dormidos 

No puede el ciudadano decente soportar más poderes del Estado que están podridos desde la médula. No hay nada que se salve. Además del poder Legislativo que parece una cantina de mala muerte, donde la mayoría de los comensales están ebrios, dormidos o ausentes, tenemos un poder Judicial que opera con magistrados, jueces, fiscales, abogados, notarios y ujieres corruptos, y un poder Ejecutivo sordomudo y autoritario que ha llevado al país a un pozo sin fondo tanto en su economía como en el ejercicio democrático. Tampoco es mejor el poder Electoral, compuesto por una banda de inútiles que no están preparados para los cargos que ocupan con tanta arrogancia.

No queda nada bueno. No hay esperanza. No veo solución. Llevamos un retraso de más de tres décadas con relación a los países vecinos. En la torre del antiguo Congreso, el reloj de Choquehuanca opera hacia atrás de manera funesta: 2006–17= 1989. Son 35 años de atraso.

El país está hecho añicos tanto en sus valores humanos como en su economía y su sociedad. Sobrevive y triunfa el pillo, el que engaña, el que hace trampa, el estafador, y el que miente. Los bribones abundan en todos los sectores de la sociedad nacional: servidores públicos, empresarios privados, periodistas, intelectuales y artistas oportunistas pegados al poder, cooperativistas, constructores, contrabandistas y comunarios que lavan dineros mal habidos, y toda la extensa gama de la economía ilegal y paralela. Los falsos optimismos que perviven permiten que algunos alimenten esperanzas (o comercien con ellas para asegurar su propia sobrevivencia), pero yo solo miro un país cloaca, turbio y fétido.

________________________________________ 
La progresiva degeneración de la especie humana
se percibe claramente en que cada vez nos engañan personas con menos talento.
—Charles Darwin (frase atribuida) 
 

22 febrero 2024

El viaje final de Pedro Chaskel

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el sábado 24 de febrero de 2024)

Pedro Chaskel ©foto AlfonsoGumucio 

No hay semana sin tristeza. La que acaba de terminar registró en las noticias la muerte de Pedro Chaskel, amigo cineasta chileno vinculado a Bolivia, quien falleció el martes 20 de febrero a los 91 años de edad. Pedro estuvo en Bolivia en agosto de 2015, y tuvimos tiempo de pasear y conversar largo y tendido en Sucre. Tomamos algunas fotos en La Recoleta y grabamos una conversación sobre su cine, de la que salió un artículo que se publicó en Página Siete, pero como ese diario ha desaparecido incluso de internet por la mezquindad y desgracia de sus propietarios, rescato una parte del texto para recordarlo a pocos días de su partida.

Luego de muchos años de habernos topado en los festivales de La Habana, lo volví a encontrar con ese mismo carácter comprometido y coherente, aunque con el tiempo miraba las cosas de manera menos apasionada, como muchos que hemos vivido las épocas duras y ahora escuchamos las cornetas del triunfalismo fácil en las épocas blandas.

Una de las primeras películas de Pedro Chaskel como director, Érase una vez (1966), es un cortometraje de cinco minutos que sorprende por su actualidad. La idea es sencilla: una historieta dibujada por Vittorio di Girolamo y animada mediante hábiles movimientos de cámara y una banda sonora eficiente. Llena de simbolismo, es casi cruel: un poeta forma el “Partido de la Primavera”, con flores como banderas. Ese partido cae en manos de otros dirigentes que fundan el “Ejército de la Primavera” que comienza a eliminar a los opositores e incluso fusila al poeta fundador. En el fondo de la banda sonora se escucha la voz de Nelson Villagra imitando un furibundo discurso de Hitler. En pocos minutos tenemos la evolución de un movimiento democrático a un régimen autoritario y de corte fascista. ¿Suena conocido?

Con la sencillez que lo caracterizaba, Pedro calificaba a Érase una vez como una obra primeriza, un simple experimento realizado con pocos medios, en el marco del Cine Experimental de la Universidad de Chile. “No había una intención ideológica, pero de alguna manera es una llamada de atención sobre ciertos procesos políticos”.

Antes de este corto animado, Chaskel había realizado otros documentales como camarógrafo, montajista (ahora se dice editor) o director. Aquí vivieron (1964) fue una colaboración con el antropólogo suizo Jean Christian Spahni (a quien conocí cuando pasó por Bolivia en 1970). Spahni realizó excavaciones en la desembocadura del río Loa, que le permitieron descubrir restos de la cultura Chango. Chaskel y Héctor Ríos documentaron ese proceso con un comentario poético de Ernesto Fontecilla, que lleva las imágenes documentales a otro nivel de creación artística. “Me fascinó el paisaje misterioso y lunar del lugar.  Había que llegar en bote, se tardaba un par de horas en acceder. Ahora pasa por allí una carretera”.

En Sucre, agosto de 2015 

De esa década inicial, su película preferida es Testimonio (1969), que retrata las condiciones infrahumanas del Hospital Siquiátrico de Iquique: “Me pasó algo muy raro, yo no le había dado mucha importancia, pero después del golpe contra Allende algunos colegas me decían buenas cosas sobre el film, de modo que empecé a mirarlo con otros ojos y a valorar sus cualidades. Creo que es una película redonda, que tiene una intención en cada toma, en cada movimiento de cámara. Filmamos en una mañana y la edición la hice en un día”.

Poco antes del golpe militar de Pinochet, Chaskel codirigió con Héctor Ríos el film Venceremos (1970), sobre la situación social y política en Chile durante el proceso de llegada al poder de la Unidad Popular. La película obtuvo un premio en el Festival Internacional de Leipzig, pero a varias décadas de distancia Chaskel me dijo que ese no fue un premio destinado a su obra, sino al cine chileno en su conjunto, un premio político. En el film destaca su forma de mirar la realidad: la cámara toma el tiempo necesario para observar. Las imágenes sin texto, son similares a las que seis años antes había registrado Jorge Sanjinés en Revolución (1964). En ambos films se contraponen imágenes de la pobreza, la injusticia social, la represión y finalmente el triunfo popular. Otras obras, como Aborto (1965) y No es hora de llorar (1971) sobre las víctimas de la dictadura brasileña, confirman su interés por el cine documental.

Pedro Chaskel y Joris Ivens 

En su carrera destacan las colaboraciones como editor con directores del cine chileno, en películas emblemáticas realizadas antes y después del golpe militar de Pinochet, que lo envió al exilio en Cuba durante diez años. Participó en El chacal de Nahueltoro (1969), largometraje fundacional en el nuevo cine chileno, que muchos seguimos considerando la mejor obra de Miguel Littin. Colaboró con Helvio Soto en Érase un niño, un guerrillero y un caballo (1967), editó las tres partes de La batalla de Chile (1974-1977) de Patricio Guzmán, monumental registro documental del periodo de Allende, y apoyó a Jorge Sanjinés en Para recibir el canto de los pájaros (1995): “A Jorge se le metió en la cabeza (yo no tenía la culpa) que las secuencias en las que aparecían los conquistadores españoles debían ser editadas por otra mano. No sé si realmente se nota la diferencia, pero para mi fue una oportunidad de trabajar con él durante un par de semanas”.  

En Cuba hizo varios documentales, el más conocido es Una foto recorre el mundo (1981), donde indaga, en una entrevista con Alberto Korda, cómo este fotógrafo cubano tomó la emblemática foto del Che que ha sido reproducida cientos de miles de veces en diferentes formatos. “El problema de la entrevista con Korda es que él ya había contado el cuento cien veces, y yo quería algo diferente.  Entonces se me ocurrió decirle a Alberto que empezara a contar ese día desde el momento en que se levantó.  Y empezó a contar, de manera que cuando llegó a ese episodio ya estaba totalmente metido en sus recuerdos, y por ello creo que es una de las entrevistas buenas que he hecho”, me contó Chaskel.

Hizo otras dos películas sobre el Ché en Cuba, Constructor cada día, compañero (1982) y Ché, hoy y siempre (1983), pero me dijo que él nunca fue partidario del culto a la personalidad, aunque le interesaba explorar el símbolo.

Pedro Chaskel fue un cineasta emblemático del cine chileno, y es importante recordar su contribución al nuevo cine latinoamericano.

______________________________________  
El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, 
de primer orden a veces, de segundo o tercero lo más. 
Luchino Visconti 


16 febrero 2024

Agua bendita

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el sábado 17 de febrero de 2024)

¿Querían lluvia? Ahí la tienen, pero desbocada y despeinada, ni modosita ni disciplinada. Llega con fuerza y arrasa la precariedad urbana. El alcalde de La Paz dice que no es su culpa, porque no puede “parar la lluvia”. Lo que no dice es que no hizo en la época seca trabajos de mantenimiento y limpieza de bocas de tormenta y alcantarillas, así como mejoras estructurales. Se dedica a adornar plazas y pintar barrios “de mil colores”.

Dibujo de Abecor 

Este es un país donde las autoridades no tienen la capacidad cerebral de mirar el futuro. Apenas ven el presente e improvisan. La ceguera mental de los políticos es proporcional a su oportunismo, y aquí me refiero a autoridades nacionales, departamentales y municipales. Del gobierno central está todo dicho: deberían ser juzgados por haber llevado a Bolivia al colapso en 18 años de mala gestión. La autoridad departamental parece inexistente: el caso de La Paz es patético, con un gobernador dipsómano e inútil. Las municipales están en campaña electoral permanente y esto incluye no solo a alcaldes, sino a concejales, bribones y corruptos. 

Hay dos estaciones: la de lluvia y la seca, y en ambas escuchamos lamentos de autoridades incapaces de planificar y realizar obras de infraestructura que prevean tanto las sequías extremas como las lluvias que derrotan la improvisación. “Ojalá que llueva”, repetían como mantra hace un par de meses. Sólo faltaba que sacaran sus tambores y bailaran en círculo entonando cantos rituales, con Choquehuanca, el pajpaku de la plaza Murillo, encabezando la danza. (No es broma, algunas autoridades hicieron rituales para que llueva). Seguramente el gobierno atribuía la falta de agua a alguna conspiración del imperialismo, en lugar de ver más cerca: la minería descontrolada y la deforestación galopante que se ha producido durante los gobiernos masistas, auspiciada por los decretos de chaqueo de Evo Morales y por la complicidad con bandas criminales de avasalladores.

Gaviones de EPSAS, adornos desde 2016 

Época seca: ¿han visto en algunas plazas los gaviones de EPSAS, para poner encima grandes tanques de agua? No los han retirado desde la crisis de sequía de 2016, los dejaron ahí con la certeza de su propia incapacidad para hacer obras de envergadura y garantizar la provisión de agua. Son el testimonio en piedra de la ineficiencia y de la falta de planificación. Parecen esculturas mutiladas, pero a nadie le importa porque nos hemos acostumbrado a vivir entre escombros. En Ciudad de México (y otras) se trae agua desde 100 km de distancia y se hacen grandes obras de infraestructura con una visión de 20 o 30 años hacia el futuro. Pero en la cabecita ignara de nuestros burócratas la planificación no existe, así que apuestan al desastre y simplemente ruegan que llueva para no dejar al desnudo su inoperancia estéril.

Este es el ciclo de la lluvia, explicado con chuis: los árboles funcionan como bombas de agua que succionan la humedad del subsuelo y la liberan en el aire a través de sus ramas y hojas. Hay árboles que pueden evaporar hasta mil litros de agua cada día. Esa cantidad, multiplicada por millones de árboles que todavía no han sido abatidos o quemados, permite que la humedad amazónica se transporte en la atmósfera como un “río volador” impulsado por los vientos y por el vapor de los océanos, hasta llegar a la cordillera de Los Andes donde las montañas lo reservan en forma de hielo y nieve, que luego alimenta los ríos y la tierra para la agricultura. Es un ciclo completo, cristalino para entender. Pero los depredadores no entienden porque no les da la gana. Y no sólo los “interculturales” y cocaleros avasalladores de tierras, tampoco entienden los empresarios soyeros y ganaderos que se benefician de la destrucción de los bosques. Y hasta los científicos se equivocan, pues habían predicho una larga “niña seca”.

calles inundadas en La Paz

Época de lluvias: la bendición del agua tiene su revés: castigo divino. Pedían agua, y la tuvieron: los ríos crecieron y se desbordaron, llevándose pedazos de plataforma asfáltica y destruyendo sembradíos. En las ciudades, los deslizamientos dejaron sin casas a ocupantes ilegales de terrenos deleznables. Pero nos salvamos otra vez de la sequía: se llenaron las represas de agua que alimentan La Paz con agua impotable, envenenada por la minería salvaje de cooperativistas (chinos o locales) que opera impunemente en las faldas de las montañas.

“Fuerza Negrito”, mucha propaganda y poca prevención  

Las obras mal construidas (tanto edificios en las ciudades como caminos, puentes y cunetas en el campo), desvían los cursos naturales, alteran la conducta hídrica del subsuelo y ponen en riesgo las propias obras que no tomaron en cuenta el impacto ambiental. Después todos lloriquean cuando se hunden caminos y se caen casas y edificios. No se respeta ninguna norma de construcción, basta tomar el teleférico en La Paz para ver abajo el caos de la ilegalidad.

Cualquier estudiante sabe que la disminución de bosques es la causa de la ausencia de lluvias y de su violencia cuando finalmente llegan. El equilibrio natural que permite a los bosques crear humedad para que llueva y para que las montañas recuperen su cobertura de nieve, lo entiende un adolescente, pero no los ministros paquidermos y los técnicos ociosos de las instituciones estatales, tan frondosas en funcionarios públicos inútiles. 

________________________     
When it comes to paying contractors, the sky is the limit;
when it comes to financing the basic functions of the state, the coffers are empty.
― Naomi Klein 


10 febrero 2024

Peripecias fronterizas

(Publicado en Brújula Digital, ANF y Público Bo el sábado 10 de febrero de 2024)

Se ha dicho (y lo ha demostrado Carlos Hugo Molina varias veces en sus análisis y propuestas) que el turismo podría ser para Bolivia una industria rentable y de excelencia, pero esa posibilidad se hace cada vez más remota por un factor negativo determinante: los bolivianos.

La quema de domos del Hotel Kachi Lodge en 2021

Por un lado, la incapacidad de hacer las cosas bien, con honestidad, dedicación y buena organización. Por otro, la nulidad de las políticas públicas en el sector de la “industria sin chimeneas”. Además, la convulsión permanente del país, que puede no tener la dimensión de la violencia sangrienta de México o Guatemala, pero que de manera irritante corroe cotidianamente cualquier posibilidad de construir: bloqueos de caminos y ciudades, avasallamientos de emprendimientos turísticos (quema de domos en el salar de Uyuni), deforestación y minería salvaje que amenaza lugares patrimoniales (Chiquitanía) o espacios de diversidad natural privilegiados (Madidi).  

Ladrillo de construcción que afea la ciudad

  

 Nuestras ciudades son cloacas abiertas (La Paz es un ejemplo), con basurales incontrolables, un cablerío insoportable que afea el panorama urbano, construcciones de ladrillo visto que nunca revocan y pintan para no pagar los impuestos que corresponde, tráfico insoportable (la policía ausente y corrupta), ausencia absoluta de planificación urbana y de visión de futuro.

En esas condiciones, Bolivia no es un “gran” destino turístico como se nos quiere hacer creer, y el turismo de alpargatas que llega gota a gota representa una fracción mínima de los ingresos nacionales, cuando podría ser uno de los tres principales rubros del Producto Interno Bruto.

Un reciente viaje por tierra hasta Arequipa, invitado para dar un taller de cine, me permitió constatar una vez más la precariedad de nuestros servicios comparados con el país vecino. Y no solo la precariedad, sino también la corrupción del contrabando.

Les cuento. Aunque había comprado el boleto en una flota que supuestamente era “la mejor”, con confortables asientos tipo cama, aire acondicionado y otras ventajas, en el momento de embarcar me subieron sin mayor explicación a un bus de otra empresa, Trans Salvador, que no contaba con las ventajas ofrecidas (WiFi, entre otras), pero sí con un baño maloliente y cochino.

El bus con destino final Puno paró en la aduana y migración binacional en Desaguadero (que funciona bien gracias a los peruanos), y apenas pasar la frontera se detuvo junto a una gasolinera, para ordeñar el combustible, a vista y paciencia de los pasajeros que parecían ya acostumbrados a esas artimañas corruptas. El mismo carburante que le compramos a Perú a un precio tres veces más alto y que se vende en Bolivia subvencionado, era traficado de regreso a Perú en un autobús de pasajeros de la empresa Trans Salvador (cuya placa tengo registrada) que probablemente tenía un doble tanque. No creo estar revelando nada nuevo, es seguro que las autoridades fronterizas lo saben, pero son cómplices.

Viajar en cualquier “flota” boliviana significa, además de lo que acabo de contar, que el chófer hará múltiples paradas no autorizadas, para recoger pasajeros en el camino y cobrar sin darles factura. Los choferes son, ya se sabe, corruptos.

Las empresas de buses de Perú y Bolivia se diferencian como el día y la noche. En Puno, abordé un bus de Transportes Zolórzano con destino a Arequipa: impecable, cómodo, con asientos cama verdaderamente reclinables.

De regreso, una semana después, usé los servicios de Cruz del Sur, la mejor empresa peruana, que presta un servicio impecable y sale puntualmente como anuncia. Su mostrador en Arequipa es como el de un aeropuerto, con sala de espera y personal uniformado. Ofrece comodidad y seguridad, y el viaje hasta Puno fue placentero, directo, sin una sola parada en el camino. Una empresa en serio, no la porquería que tenemos en Bolivia.

Pero de Puno a La Paz, otra vez la pesadilla de la empresa boliviana Trans Salvador (la única que hace el trayecto por Desaguadero a esa hora), cuyo autobús llegó con dos horas de retraso desde Cusco, y ni siquiera entró a la Terminal de Puno, por algún sospechoso motivo que sólo el chófer conoce. Los tres pasajeros que debíamos abordar en Puno tuvimos que tomar un taxi para alcanzar al bus, aunque esto parezca surrealista. Llovía copiosamente y el asiento que “teóricamente” me habían asignado estaba ya ocupado, de modo que tuve que sentarme en otro que tenía una gotera que en pocos minutos me mojó la cabeza, el pantalón y todo el asiento. Un parche de tela adhesiva mal colocado no impedía que el agua fluyera.

Mil formas de contrabando en todas las fronteras de Bolivia

Antes de pasar la frontera el bus paró para bajar varias cargas de limones… Luego de pasar la frontera estaban “por milagro” las mismas cargas de limones listas para subir de nuevo en la flota Trans Salvador. El contrabando sin disimulo, hace lo que le viene en gana.

No hay a quién quejarse, nadie sanciona a las empresas infractoras, ODECO no sirve para nada, es una burocracia inútil. ¿Por qué no se autoriza a Cruz del Sur o a Zolórzano que presten servicio transfronterizo hasta La Paz? ¿Por qué somos rehenes de las mafias del transporte?

El bonito sueño de vivir del turismo no se puede hacer realidad mientras prevalezca el engaño, la trampa y la desidia. En la base está la ausencia de una educación de calidad y la normalización de la corrupción en toda nuestra sociedad.

______________________________________   
El dinero piensa; el dinero dirige: tal es el estado de las culturas decadentes.
—Oswald Spengler
 

04 febrero 2024

Gaby

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el sábado 3 de febrero de 2024)

Me enteré del fallecimiento de Gaby Vallejo (el 20 de enero pasado), cuando me encontraba en las antípodas de Bolivia, en el famoso paralelo 17 de Vietnam. Pensé mucho en ella, en sus libros, en su enorme labor de promotora cultural, y en nuestros encuentros, y me prometí escribir una nota para recordarla.

Lo primero que me viene a la mente es aquella vez que me corrigió cuando me dirigí a ella como Gaby Vallejo de Bolívar, tal como figura en la edición que Hijo de opa – Los Hermanos Cartagena (Los Amigos del Libro, 1986), que me obsequió con una dedicatoria. Me dijo: Gaby Vallejo Canedo, o Gaby Vallejo, no más. Yo no sabía casi nada de su vida privada, pero desde entonces tuve el cuidado necesario.

Tal como suele suceder con muchos amigos, nuestros encuentros fueron casi siempre breves, en lugares probables como ferias del libro (formales o populares), pero en esos eventos no tuvimos mucha libertad para conversar, salvo cuando llegó a Guatemala, donde yo vivía, a fines de febrero del 2001, y nos regalamos el tiempo necesario para estar en casa y para visitar Antigua y recorrer sus templos y calles empedradas, mientras nos poníamos al día sin prisa. Guardo algunas bonitas fotos de aquella ocasión.

Como también suele suceder con otros amigos de larga data, los intercambios epistolares fueron más ricos. Primero con cartas en papel de esas que ahora uno añora porque se las ha llevado el viento, y luego por la vía de internet, los “emilios” como decía Liber Forti, también amigo querido de Gaby y cómplice de varias aventuras culturales. El WhatsApp nos acercó nuevamente, nuestro último intercambio fue en octubre del 2023, donde me dice que su vida ha cambiado mucho a raíz de una intervención en la columna: “Estoy prácticamente paralizada. No he ido ni a la presentación de la séptima edición de Hijo de opa” escribió con dificultad, con erratas que indicaban que sus dedos no le respondían. Supe que ya no salía de su casa, que sus dolencias la mantenían enclaustrada, precisamente a ella, viajera impenitente y entusiasta.

Escribí un par de veces sobre sus libros, y algo de eso queda en el registro que hizo Willy Muñoz, quien reunió comentarios en La narrativa contestataria y social de Gaby Vallejo (Kipus, 2017). Sucedió algo curioso cuando esa obra se presentó en la Feria Internacional del Libro en La Paz, en 2017. Me encontraba firmando libros en el stand de Plural cuando perifonearon mi nombre solicitando mi presencia en la sala donde se presentaba Gaby con el libro compilado por Willy Muñoz. Llegué al lugar y encontré a Pedro Camacho (director de la editorial) y a Gaby algo nerviosos porque ni Willy Muñoz ni Vicky Ayllón, los presuntos presentadores de la obra, habían llegado, por lo que me pedían que los supliera. Y lo hice como “espontáneo” en una plaza de toros, improvisando unas cuantas palabras junto a Gaby.

Gaby me tenía la confianza suficiente como para darme a leer alguna de sus obras antes de que se publicara. Lo hizo con Ruta obligada (Plural, 2008), pero mis sinceros comentarios no la complacieron. Leí con atención y cariño la novela y le dije con franqueza lo que pensaba. En dos páginas de notas (el 24 de julio de 2007) le decía que me parecía prematura la publicación de la novela, porque necesitaba más trabajo. No le cayeron bien mis observaciones.  Tomó en cuenta unos cuantos consejos, pero de alguna manera se creó un vacío entre ambos hasta que ella publicó de todas maneras el libro y me obsequió un ejemplar con esta dedicatoria: “Esta novela que ya conociste en su gestación, llega a su edición y difusión, con algunas de tus sugerencias. Ya sabes que no fue posible mantener el diálogo creativo. Con cariño. Gaby.”

En Antigua, Guatemala, el 26 de febrero de 2001

Compartía conmigo (y probablemente con muchos otros amigos) noticias de sus viajes como representante del PEN Club, sus encuentros con escritores de renombre (Juan Villoro, Elena Poniatowska, Antonio Skármeta y otros) y los reconocimientos que le hacían por su infatigable labor en favor de la lectura de los más jóvenes, y por su obra narrativa.

De los libros que publicó y que leí con placer, me quedé con las ganas de comentar Amalia, desde el espejo del tiempo (Kipus, 2012), su biografía novelada de Amalia Villa de La Tapia, la primera aviadora boliviana. Tomé notas que todavía están en pequeños papeles dentro del ejemplar que me obsequió, pero me dejé vencer por el tiempo y nunca publiqué un comentario. Se lo debo.  

El tiempo vuela como esa aviadora pionera que Gaby rescató del olvido. El tiempo pasa y nos avasalla. No pasa un mes sin que desaparezca algún amigo entrañable, algún conocido que merece ser reconocido. Muchos se extinguen sin haber sido reconocidos en vida, sin que su obra haya sido suficientemente leída y comentada. Por suerte no fue el caso de Gaby, que recibió en vida numerosos reconocimientos por su incansable trabajo.

Este es un país donde se publica mucho y se lee poco. A falta de una crítica literaria profesional (que debería existir puesto que hay carreras de literatura), somos unos pocos los que nos improvisamos en comentaristas y divulgadores de obras que se merecen algo más que ese silencio cruel que castiga a los escritores, eso que los mexicanos llaman “ninguneo”.

________________________________________      
Las sangres estaban juntas y juntas las pieles de la muerte.
—Gaby Vallejo Canedo 
 

28 enero 2024

La fuga a París

(Publicado el sábado 27 de enero de 2024 en Brújula Digital, Público Bo y Agencia de Noticias Fides)

Mario Vargas Llosa

El escritor más conocido de la Academia Francesa es un latinoamericano. El único escritor de la Academia Francesa que ha merecido el Premio Nobel de Literatura es peruano. Cuando uno revisa los nombres de los intelectuales que ocupan las 40 sillas de la Academia Francesa, el único nombre que destaca es Mario Vargas Llosa. A fines del siglo pasado las sillas ostentaban todavía apellidos como Senghor, Yourcenar, Lévi-Strauss, o Cousteau, pero esos grandes hombres y mujeres ya fallecieron y en su lugar hay otros, menos conocidos.

Para el autor de Un bárbaro en Paris (2022), ingresar a la Academia Francesa era tan o más importante que ser reconocido con el premio Nobel de Literatura o los otros importantes reconocimientos que obtuvo a lo largo de su vida. Quizás en su espíritu cultivaba la ilusión de codearse con los fantasmas de Flaubert, Victor Hugo, Malraux, Camus o Jean-François Revel, los escritores franceses que más admira, pero los “elegidos” de ahora no son, lamentablemente, tan importantes. Es más, aparte de dos o tres, los demás son bastante desconocidos para los que no son franceses.

Esa es la parte anecdótica del libro que parece ser producto de una argucia editorial antes que una iniciativa de Vargas Llosa. Bajo el título tentador, la empresa editorial ha recogido el discurso de ingreso de Vargas Llosa a la Academia Francesa, el año 2022 (para llenar la silla 18 que antes ocupaba Michel Serres), precedido de una serie de textos críticos o circunstanciales -ya publicados en revistas y periódicos- que se refieren a la literatura francesa, sobre todo a los grandes amores literarios del escritor peruano.

El título del libro ofrecía algo diferente: un relato sobre la experiencia vivida durante los años que estuvo en París, atendiendo a ese llamado imperioso que le hacía la ciudad por la que tenía que transitar para convertirse en escritor. Ahí escribió dos de sus primeras novelas y otros textos, pero sobre todo leyó mucha literatura francesa y reafirmó su condición de vigoroso narrador en castellano. Quizás Vargas Llosa ya ha relatado (en algún otro libro que no conozco), su experiencia de vida en París a partir de 1959, pero en este, donde menciona específicamente en el título a la ciudad luz, “la capital cultural de América Latina” (como dijo alguna vez Octavio Paz), no dice nada sobre París, como lo hizo Cortázar en cada página de “Rayuela” y también en otras novelas, cuentos y crónicas. De cualquier modo, Vargas Llosa nos regala estupendas páginas sobre sus lecturas, que bien pudo hacerlas en Barcelona o en Lima.

La colección de artículos es irregular, algunos son breves y superficiales, pero otros nos permiten adentrarnos con lucidez y pasión en la vida y obra de los escritores que figuran en su altar personal, que al terminar de leerlo se convierte también en un altar nuestro.

Cómo no coincidir con sus apreciaciones en textos tan ricos como los que nos regala sobre Flaubert, Victor Hugo, Camus, Sartre, Bataille, Malraux y Jean-François Revel.  Sobre cada uno de ellos nos regala páginas magníficas, que nos invitan a leerlos de nuevo bajo el lente del peruano. Su amor por la literatura francesa no lo ciega, por el contrario, le permite reconocer, con años de distancia, que en algún momento cedió a la tentación del momento de poner a Sartre por encima de Camus, de tomar partido por el primero como si fuera el requisito para ingresar a una secta. La vida lo hizo rectificar sus posiciones políticas y también literarias. Ha sido criticado por lo primero, pero el paso del tiempo le ha dado la razón, sobre todo cuando se erige en contra de todo autoritarismo y corrupción.

El joven Vargas Llosa en París

He sido parte de ese tramo final de la generación que eligió París como la Meca cultural del mundo, y le dio la espalda a Estados Unidos, donde muchos bolivianos preferían ir. Mis seis años en Francia fueron estimulantes, debí escribir entonces una novela o cuentos sobre esa experiencia, al menos un testimonio del ambiente de los exiliados, pero no lo hice, de modo que mi reproche a Vargas Llosa es injustificado. 

Otros autores como Julio Cortázar han escrito de manera magistral y abundante sobre París. La diferencia con Vargas Llosa es que éste vivió y bebió la literatura francesa como el intelectual serio que es, antes que la cotidianeidad de los espacios y las relaciones humanas.

__________________________________ 
Escribir no es un pasatiempo, un deporte. Es una servidumbre que hace de sus víctimas unos esclavos.
—Mario Vargas Llosa
 

21 enero 2024

Dejen en paz a Abaroa

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y Agencia de Noticias Fides, el sábado 13 de enero de 2024)

Ser alcalde de La Paz o de El Alto es seguramente uno de los mayores desafíos de gobernabilidad en Bolivia. Por tanto, empiezo compadeciendo al Negro Arias por tan ingrato trabajo (aunque parece que lo disfruta).

He esperado que terminen dos meses festivos para escribir esto: julio y diciembre. Lamenté que en plenas celebraciones julianas el gobierno del MAS hubiera citado a Arias como “testigo” de uno de los casos más delirantes de persecución política y servilismo del sistema judicial. Fue una manera mezquina (propia de masistas odiadores) de aguar los festejos de La Paz.

Pero bueno, nos toca decir cosas que de repente no le gustan al alcalde (ya endurecido por la crítica), pero hay que decir lo que corresponde. El aparato informativo del GAMLP se encarga de contarnos las maravillas de la gestión municipal, pero nosotros tenemos el deber de señalar los problemas que afectan día a día a la ciudad, más allá de la propaganda costosa e innecesaria.

Arias prometió más de 110 obras en julio. Reinauguró por tercera vez el embovedado del Choqueyapu (que no es obra suya) como la “gran obra” de las fiestas de la ciudad. Pues bien, hace siete meses que no se avanza ni un centímetro en el trabajo que debía hacerse para habilitar una nueva ruta desde la avenida del Poeta hasta la curva de Holguín. Es apenas un kilómetro de largo, pero hasta ahora no hay nada nuevo. Solo siguen ahí tres monigotes que sirvieron el día de la challa (uno ya no tiene cabeza), y no se ha visto en meses a ningún trabajador ni tampoco avances. 

En otras palabras, el alcalde prometió y no cumplió: “Palabra empeñada, palabra cumplida”. No cumple las promesas electorales, pero hace más promesas.

El alcalde se ocupa de tonterías cosméticas y sus asesores lo “ayudan” a meter la pata. Se le ocurrió “remodelar” la plaza Abaroa, un gasto ridículo porque lo único que necesitaba esa plaza de Sopocachi era que limpien los letreros pintados sobre el piso para los desfiles del 23 de marzo (“movimientos sociales”, “UMSP”, “Instituciones Cívicas”, etc.), y que luego se quedan todo el año, año tras año, sin que nadie los borre.

Eso no es todo, lo grotesco no tiene límite. Repitiendo la mala costumbre del culto a la personalidad (según el manual de Evo Morales), el alcalde hizo colocar en el exterior de la plaza Abaroa una enorme valla espectacular donde aparece él anunciando que ahí se va a realizar una “super obra” para avanzar en “la ruta del amor…” Por favor, no sea patético alcalde. En primer lugar, la plata es de los ciudadanos, no de su bolsillo, o sea que su foto está de sobra, así como “fuerza Negrito” y otras babosadas que lo hacen cada vez más antipático. Pero, además, ¿acaso está construyendo cinco niveles de parqueos subterráneos debajo de la plaza, o una gran biblioteca y centro cultural que tanta falta le hace a la ciudad? ¿No? Entonces ¿de qué “super obra” nos está hablando? Déjese de macanas (para no usar la palabrota atribuida al prócer).

Mientras tanto, en la ciudad de La Paz hay asuntos importantes que atender, en lugar de pintar plazas y poner plantitas. En lugar de arreglar jardineras y volver a asfaltar lo que ya estaba asfaltado, ¿por qué no limpia el río Choqueyapu? Se necesita reciclar efectivamente la basura, pero en vez de aumentar el número de islas de separación, las hace desaparecer, como la que había en Calacoto en la plaza Humboldt. ¿Por qué no coloca en las esquinas basureros de plástico medianos y no de metal (que se corroe con la humedad y no tiene capacidad para nada)?

Necesitamos más áreas peatonales y ciclovías, las aceras están rotas y provocan accidentes todos los días. Marañas de cables cuelgan por todas partes y empresas privadas siguen colocando más, destruyendo el paisaje urbano. ¿Dónde están los parquímetros que prometió el primer día, cuando despidió a los jóvenes que ayudaban con los estacionamientos? Los pasos de cebra son una prioridad, pero ni siquiera los pinta, espera que inmigrantes venezolanos lo hagan. La Guardia Municipal es ineficiente y corrupta, ni siquiera es capaz de cuidar las paradas del PumaKatari para que no estacionen autos particulares o taxis, y nunca está en los cruceros donde no se respetan los semáforos (como en San Jorge o detrás de la UMSA). Son unos vagos que engordan detrás de sus escritorios y salen solamente en Navidad para cosechar coimas.

Necesitamos una alcaldía proactiva y creativa que haga la vida cotidiana de los paceños más agradable. Por ejemplo, que intervenga inmediatamente (y no tres días más tarde) cuando hay tiendas que producen ruido por encima de los decibeles permitidos, o cuando empresas constructoras bloquean las aceras con ladrillos y tierra impidiendo el paso de peatones. Ni hablemos del lavado de dinero mal habido, en centenares de edificios fuera de norma, sobre los que no se hace absolutamente nada porque hay concejales bribones que se están enriqueciendo.

Basta ya de celebrar “el inicio” de obras: lo que queremos es obras concluidas, terminadas. Con demagogia barata no vamos a llegar muy lejos.

____________________________________   
Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.
—Abraham Lincoln
 

14 enero 2024

Inocente Evo

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y Agencia de Noticias Fides el sábado 13 de enero de 2024)

Debo confesar que me divierto con los “trinos” de Evo Morales en Twitter. No soy su “seguidor”, pero no es necesario serlo, porque el nuevo algoritmo de “X” me regala ese placer sin necesidad de contarme entre 1.300.000 seguidores que tiene el cacique del Chapare. Es el boliviano con mayor número de seguidores en esa plataforma virtual, y en ese dato radica mi regodeo, porque todo indica que sus escribidores le juegan una inocentada permanente y él se dispara en el pie con cada nuevo tuit que le publican.

Me explico: cada vez que el “Jefe Indio del Sur” (como lo llamó su compinche Maduro) publica un tuit, le llueve miseria. Es decir, le dan palo hasta debajo del paladar. Ya sé que Morales no escribe sus tuits, porque no le alcanza ni el conocimiento, ni el lenguaje, ni la ortografía para disparar 15 o 20 veces cada día, compulsivamente. Y no importa que tenga a su servicio un grupo de amanuenses que dicen lo que (suponen) él quisiera escribir. Lo que me interesa aquí son las respuestas que se acumulan por centenares, cada vez que se publica algo.

Los estudiantes de comunicación tienen en bandeja un tema para sus tesinas: el análisis de los tuits y de las reacciones. Ni siquiera deben moverse de su casa para estudiar este fenómeno circense. Basta que seleccionen un periodo de tiempo (un día, una semana), para llegar a conclusiones científicamente válidas sobre ese material socio-patológico.

Mercenario digital con un sólo seguidor...

Veamos los aspectos que no deben pasar desapercibidos:

1. Por una parte, están los afanosos escribanos del expresidente, publicando tuits sobre temas de Estado, como si el sujeto siguiera en el poder. Desde saludos protocolares a los dirigentes de Rusia, China, Venezuela o Cuba, hasta la auto-cobertura de asambleas de pre-campaña electoral en el trópico de Cochabamba (a veces se atreve a desplazarse más lejos, a Oruro o El Alto, pero no le ha ido bien, lo han sacado a chicotazos o le han quitado la silla donde debía sentarse.)

2. Luego, tenemos al ejército de las sombras, los mostrencos “guerreros digitales”, pagados por su obsecuencia, sus pocas luces y su cobardía. Estos sicarios armados de celulares escriben para aplaudir al jefazo desde cuentas falsas, con pocos seguidores (ni entre ellos mismos se siguen), con seudónimos ridículos y sin fotografías personales. Es decir, desde el anonimato son muy valientes.

3. También tenemos al grupito reducido de mercenarios internacionalistas, que siguen “queriendo creer” que Evo Morales es “indígena”, pero no conocen Bolivia más que por el forro for export. En su mayoría son argentinos, sin otro oficio que colgarse letreros revolucionarios y esconderse detrás de seudónimos extravagantes y una wiphala.  

4. Otro sector bastante amplio le suele dedicar a Evo Morales insultos que ni el algoritmo de Twitter puede filtrar. Lo hacen desde cuentas anónimas, pero también con foto, nombre y apellido, para expresar su impotencia y su rabia, perfectamente entendible si consideramos que un bribón como Evo Morales goza de impunidad cuando debería estar preso por los atropellos cometidos a lo largo de 15 años.

5. Finalmente, los más numerosos (y pensantes) comentan los tuits del cacique del Chapare de manera lapidaria pero con humor. La variedad de frases jocosas es infinita, aludiendo a la pedofilia, al narcotráfico, a su angurria de poder, a sus mentiras o a su ignorancia.

Un buen ejemplo de lo anterior puede encontrarse en el tuit que los amanuenses de Evo Morales lanzaron el 31 de diciembre de 2023, a las 17:47: “A mi querido pueblo boliviano, hermanas y hermanos militantes del MAS-IPSP, a mis familiares, compañeros, hermanos presidentes, expresidentes y líderes de países amigos, mi deseo de que el 2024 sea un año de luchas y victorias; de éxitos en el trabajo y con unión y prosperidad familiar”. A las 24 horas, el primer día de 2024, había 163 respuestas, más del 90% apaleándolo verbalmente.

¿Es masoquista o sus asesores le están tendiendo una trampa? Lo que me sorprende es que los administradores de la cuenta de Evo Morales en Twitter (o X, ahora que es de Elon Musk), no se den cuenta de que más de un millón de seguidores lee no solamente los brulotes del jefazo, sino también (y sobre todo) las respuestas donde lo hacen pomada. No entiendo que siga publicando para que virtualmente lo linchen en masa. Bastaría que leyera las cadenas de réplicas a sus trinos para que se dé cuenta de que sistemáticamente lo pulverizan.

Cada tuit que publica con su foto y firma es un dispositivo de su autoinmolación digital. Quizás él ni siquiera lo sabe. Quizás sus cercanos colaboradores no quieren decirle la verdad. Quizás no quieren aconsejarle que deje de publicar, porque cada vez que publica algo, la gran mayoría de los que responden lo hacen añicos. ¿Está durmiendo con el enemigo el cacique chapareño? ¿Quién se beneficia de su desprestigio? 

___________________________________   
Muchos han comerciado con ilusiones y falsos milagros,
engañando a la estúpida multitud.
—Leonardo da Vinci