20 mayo 2013

Venenos para morir


Ricardo Bajo, periodista cultural, es uno de los colegas que se han tomado el tiempo de leer Cruentos, y además, ha tenido la iniciativa de escribir sobre mi libro. Ricardo no es ajeno a mi proceso de escritura, de hecho gracias a una invitación provocadora que me hizo a principios de noviembre del 2008 es que escribí a cuatro manos con Carlos D. Mesa el último cuento del libro: “Descenso”.

Y ahora que lo pienso, “Descenso” no es el único cuento en este libro cuyo nacimiento se debe a la invitación de algún amigo. Uno de los que menciona Ricardo, “Rally Dakar-París”, surgió de una conversación en París con Pierre Kalfon. Pierre, autor de una de las dos mejores biografías del Ché entre otros libros, me pidió un texto testimonial para una antología de relatos eróticos que quería compilar. Otro cuento, “Música de penumbras”, lo escribí para atender la invitación de Manuel Vargas para su revista Correveydile. De alguna manera todo lo que uno escribe surge cuando uno se siente provocado o interpelado, ya sea por un amigo o por una imagen. 
Esto es lo que Ricardo publicó en La Razón el 25 de abril pasado:

A finales del año pasado, el escritor y periodista Alfonso Gumucio Dagron publicó en Plural Editores un libro de cuentos cortos y microrrelatos llamado Cruentos. Son 51 narraciones con ‘yapa’ especial: cada escrito viene con un dibujo ‘ad hoc’ de Luis Zilveti, un lujo ‘per se’.

Los cuentos de Gumucio están de vuelta, nos sumergen en un mundo maduro y crepuscular inundado de frustraciones, pesadillas, venenos, muerte, aviones y fusilamientos. Y sin comerlo ni beberlo, el autor nos narra sus soledades y amarguras de todas maneras. De postre: sus sueños surrealistas con serpientes de plata y muros sin puertas.

Cruentos trae un par de buenos cuentos políticos (de pasado guerrillero); otro par de relatos mineros; una sabrosa narración erótica (Rally Dakar-París); y un excelente cuento futbolero-político: Descenso, escrito a cuatro manos junto al expresidente Carlos Mesa (texto ya publicado en la antología Warikasaya, cuentos stronguistas, Letralia).

La literatura breve-sugerente de Gumucio nos deja la vida picando (como todo buen cuento corto), nos asoma al precipicio del miedo, se mira en el espejo sutil de la vejez y desconfía de dios, ese hombre con minúsculas que está sentado en un parque alimentando a las palomas en su día libre.


Y para concluir, uno de los cuentos más breves del libro:


Desierto 
Soñé que las arenas del desierto se fundían bajo un sol intenso hasta convertirse en una superficie pulida y cristalina, un espejo ondulado y destellante.  El cielo se miraba en él. Las dunas de plata adquirían de pronto movimiento, se quebraban en olas frescas, el desierto se convertía en un mar súbitamente poblado de peces y aromas salinos.  Desperté y a lo largo de mi vida sucedió todo lo contrario. 


12 mayo 2013

Universidad y desarrollo en Piura


Pasé varios días en el norte del Perú, cerca de la frontera ecuatoriana, invitado por la Universidad de Piura (UDEP) para inaugurar con una conferencia magistral y el primer curso el Diplomado en Gestión de la Comunicación para el Desarrollo y Responsabilidad Social, dirigido a profesionales vinculados a proyectos de desarrollo en ONGs, organizaciones internacionales e instituciones privadas y públicas.

Entre los colegas a cargo del diplomado y de las actividades de comunicación en Piura encontré a profesionales valiosos y comprometidos con los ideales de una comunicación participativa para el cambio social, como la decana Mela Salazar y las profesoras Luisa Portugal y Nancy Estrada. Además tuve oportunidad de conversar con Rolando Rodrich Portugal que está a cargo de los posgrados, con Alejandro Machacuay que es un experto amante del cine, y con Jorge Viera que está a cargo del Departamento de Proyectos, el espacio de proyección social de la universidad hacia las comunidades de la región.

Aunque la comunicación para el desarrollo es relativamente nuevo en la Universidad de Piura, encontré un enorme interés en profesores y alumnos. La universidad aún carece de información y bibliografía suficiente sobre el tema, pero ya lo incluye en sus líneas de investigación, lo cual es alentador. Entre los profesores externos invitados para el diplomado figuran algunos de tan reconocida trayectoria como Rosa María Alfaro. No cabe la menor duda de que el diplomado tendrá impacto en la manera de planificar los programas regionales y de trabajar con las comunidades. Allí es donde más se necesita una concepción de la comunicación como proceso participativo, y no tan solo como emisión de mensajes corporativos.

El campus de la Universidad de Piura es en sí un laboratorio para el desarrollo. Jorge Viera me mostró una serie de fotografías aéreas que muestran que ese lugar era pocas décadas atrás parte del desierto característico del ecosistema de la región, pero la implementación de una política de forestación con algarrobos ha convertido el lugar en un oasis con un microclima que permite evadir el calor intenso propio de Piura. Aprendí algo interesante: a los plantones de algarrobo debe regárselos con poca agua para que sus raíces crezcan en profundidad, verticalmente, y no se extiendan de manera superficial, horizontalmente.

Conocí pisos ecológicos distintos en la visita de campo que hice acompañando un equipo de técnicos del Sistema Regional de Conservación de Áreas Naturales (SRCAN) en el distrito de Santa Catalina de Mossa, en Morropón y en el bosque seco de Piedra del Toro, donde el programa de fortalecimiento de capacidades locales está acompañado de acciones de comunicación. El proyecto de protección de la biodiversidad promueve el desarrollo sostenible en 11 distritos de la región y cuenta con la participación de los pobladores. Mi corta visita a Paltashaco y Piedra del Toro me permitió apreciar la importancia de la comunicación en la sostenibilidad de las iniciativas regionales. 

La agenda que los colegas de la Universidad de Piura prepararon para “sacarme el jugo” incluyó reuniones con profesores y conversatorios con estudiantes tanto del curso de comunicación para el desarrollo que dicta Nancy Estrada, como del Aula de Comunicación que reúne a los alumnos destacados, coordinado por el profesor Tomás Atarama.

También se programaron entrevistas con la Dirección de Comunicación (Dircom) de la universidad, con el diario La República y con Radio Cutivalú, experiencia pionera de radio comunitaria en Piura, cuya visita pedí expresamente que se incluyera en la agenda. Estas entrevistas fueron publicadas en días subsiguientes y pueden ser consultadas en estos enlaces: UDEP Hoy, La República y Radio Cutivalú. Días antes de llegar a Piura, El Tiempo había publicado otra entrevista sobre los mismos temas.

El año 2002 y 2003 fui parte del equipo —coordinado por Víctor Van Oeyen, Andrés Geerts y Claudia Villamayor— que realizó por encargo de ALER y AMARC la investigación colectiva La práctica inspira (2004) sobre la sostenibilidad de las radios comunitarias en América Latina. Seleccionamos 32 experiencias sobresalientes por su capacidad de mantenerse a través del tiempo con base en criterios de sostenibilidad social, sostenibilidad institucional y sostenibilidad económica. Aunque escogí como objeto de mi análisis Radio La Primerísima, en Nicaragua, mantuve mi interés por las otras emisoras seleccionadas en diversos países, y he tratado de visitarlas cuando se ha presentado la oportunidad.

Así sucedió ahora con Radio Cutivalú (630 AM) “la voz del desierto”, una de las experiencias de radio comunitaria más emblemáticas de América Latina, que ya cumple 27 años de existencia. La historia de Cutivalú (el nombre de un cacique indígena) se remonta a 1984 cuando el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) del Perú (yo trabajé en la institución homónima en Bolivia), para hacer frente a inundaciones que dejaron incomunicada a la región, diseñó un proyecto de comunicación, el InstitutoTeleeducativo Los Tallanes (INTELTA), del cual surgió Radio Cutivalú el 24 de octubre de 1986.

Rodolfo Aquino, quien fuera su director de la emisora durante varios años, y Belia Concha Alburqueque, su actual directora, se refieren a Radio Cutivalú en estas entrevistas.

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La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, 
sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica. 
—Aristóteles


05 mayo 2013

La luz de César Portillo


Nos sentaron lado a lado en una mesa de ocho, pero yo no sabía aún que ese señor mayor de rostro risueño que conversaba conmigo con voz suave y tranquila, era el compositor de “Contigo en la distancia”, uno de los boleros más hermosos de Cuba (y por lo tanto de América), y el fundador y mayor exponente de la música “filin”, César Portillo de la Luz. Lo supe, claro está, en el curso de la noche, pues en la mesa circular la conversación aludió varias veces a mi vecino quien respondía a los comentarios con afabilidad y una sonrisa que sólo pueden esgrimir los que ya están más allá del bien y del mal.

Estábamos a principios de junio de 1999 en La Habana, en una cena que ofrecía el presidente cubano con motivo del Primer Congreso Internacional de Cultura y Desarrollo. Las principales personalidades de la cultura del país habían sido invitadas para compartir y conversar con un centenar de invitados internacionales. La cultura y el desarrollo figuraban unidas en el emblemático título del congreso, pero en las mesas eran más bien las expresiones artísticas las que alimentaban la conversación. La oportunidad de conocer a figuras legendarias de las artes en Cuba en una cena presidida por un Fidel que todavía gozaba de plena salud, era memorable.

Tiempo después supe que César Portillo de la Luz había nacido el mismo día que yo, un 31 de octubre, sólo que en 1922. Mi colega escorpión acaba de fallecer a los 90 años de edad, rodeado por el respeto de todos y muchas veces homenajeado por el pueblo cubano y latinoamericano. La Agencia de Información Nacional (AIN) de Cuba indicó que por voluntad propia el cuerpo del músico será cremado y sus cenizas estarán expuestas el lunes 6 de mayo en una funeraria de La Habana.

La canción “filin” (del inglés feeling que se refiere al sentimiento en la interpretación) fue una modalidad innovadora del bolero cubano y Portillo de la Luz su fundador principal. El movimiento renovó el bolero al incorporar elementos melódicos del jazz. En la década de 1940 influyó en muchos cantantes y compositores de Cuba y de México. César Portillo de la Luz escribió canciones inolvidables como “Contigo en la distancia”, “Noche cubana”, “Realidad y fantasía”, “Concierto gris”, “Estampa bohemia” y “Perdido amor”.

Los muchachos del “filin” comenzaron reuniéndose en tertulias familiares en una zona céntrica de La Habana cuyo cuartel general era el callejón de Hamel 1108 en el barrio Cayo Hueso, en la casa de la familia de Tirso Díaz. Según datos de Ñico Rojas, los iniciadores fueron trece: Ángel Díaz, César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Rosendo Ruiz Quevedo, Armando Peñalver, Niño Rivera, Pablo Reyes, Armando Guerrero, Luis Yáñez, Rolando Gómez, Tania Castellanos, Frank Emilio y el propio Ñico Rojas. Durante la década de 1960 el “filin” se trasladó hacia la zona moderna de El Vedado (La Rampa), donde abundaban los clubes y los bares de grandes hoteles, entre ellos el Pico Blanco del hotel Saint John, El Gato Tuerto, el Club Sheherezada, el Club 21, entre otros.

Cuando escribió “Contigo en la distancia” en 1946, Portillo de la Luz no tenía la expectativa de vivir de la música. Hacía música porque era una necesidad personal, la de un muchacho enamorado, sin aspirar a sacarle ningún beneficio económico. En aquel tiempo hacía trabajos de pintor de brocha gorda y daba clases de guitarra. “Contigo en la distancia” se convirtió en uno de los boleros más interpretados por otros artistas, entre los más actuales Caetano Veloso, Christina Aguilera y Luis Miguel. Al respecto Portillo de la Luz solía hacer una broma: “Ahora les voy a interpretar ‘Contigo en la distancia’ de Luis Miguel…”

Ese y otros temas que compuso han sido interpretados por grandes figuras de la música como Nat King Cole, Pedro Vargas, Lucho Gatica, Fernando Fernández, Luis Mariano, Plácido Domingo, María Bethania y la Orquesta Sinfónica de Londres.

Cesar Portilo con Silvio Rodríguez y Joaquín Clerch
Vivió una vejez feliz, rodeado de cariño. A sus 82 años dijo en una entrevista con Pedro de la Hoz, de la revista digital La Jiribilla: “A mi edad me doy el lujo de decir, más que nunca antes, lo que pienso (…) Siempre he creído que la verdad es revolucionaria”. Y preguntado sobre el origen y la vigencia del bolero: “…siempre hay algún tonto que se cuestiona si el bolero es cosa de nostálgicos o si no es una enfermedad de los cubanos creernos que somos los únicos dueños de esa forma de la canción. Mira, si el bolero estuviera en artículo mortis, no hubiera tantos jóvenes cantándolo y disfrutándolo, ni los compositores acudieran a su fórmula, ni las disqueras seguirían haciendo discos. En cuanto a la paternidad cubana, está fuera de toda discusión; lo cual no debe confundirse con una internacionalización muy beneficiosa incluso para el bolero cubano.”

Y en otra entrevista que hay que ver, de la serie “Cubanos en primer plano” de Carlos Alberto García en el periódico digital Cubarte (octubre del 2012), afirma que empezó con la música simplemente “por puro placer” y nunca se propuso ser “un artista del disco”. “Soy un comunicador” dice, en forma de trovador.

Con frecuencia conocemos la canción y no a su autor, o atribuimos canciones a intérpretes de moda. Sirvan estas palabras para no olvidar que fue César Portillo de la Luz quien escribió esta hermosa canción, aquí interpretada por María Laura Landívar:

CONTIGO EN LA DISTANCIA

No existe un momento de día
en que pueda apartarme de ti;
el mundo parece distinto
cuando no estás junto a mí.
No hay bella melodía
donde no surjas tú,
ni yo quiero escucharla
si no la escuchas tú.
Es que te has convertido
en parte de mi alma,
ya nada me conforma
si no estás tú también.
Más allá de tus labios
del sol y las estrellas,
contigo en la distancia
amada mía estoy.