23 marzo 2007

Memoria de Luis Espinal

El 22 de marzo de 1980, 27 años atrás, el sacerdote jesuita Luis Espinal fue secuestrado, torturado y asesinado salvajemente en La Paz. Los asesinos siguen libres y sus nombres son conocidos, pero no se ha hecho justicia hasta ahora.

Cada año al llegar estas fechas armo en mi memoria los fragmentos que reconstruyen mi relación de amistad y de trabajo con Lucho Espinal, que se remonta a 1969. El había llegado un año antes a Bolivia, y además de escribir comentarios cinematográficos, ofrecía talleres de cine. Sabía convocar la atención de sus alumnos, hablaba muy bien y además utilizaba una colección de diapositivas que había armado pacientemente. Diez años después ambos dábamos clases en el Taller de Cine de la Universidad Mayor de San Andrés, y yo tenía la desventaja de enfrentar a los alumnos cuando él terminaba de dar su clase. Por comparación, yo hacía un triste papel.

La actividad de Lucho era enorme. Escribía guiones para documentales mientras en la televisión estatal (no había canales privados) mantenía dos programas sobre cine y uno, muy importante, sobre temas sociales: En Carne Viva, una reiteración de aquel programa que antes dirigió en la televisión española hasta que lo expulsaron: Cuestión Urgente. En Bolivia, como antes en España, tuvo que enfrentarse a la censura. He descrito en detalle su actividad como cineasta y crítico cinematográfico en Luis Espinal y el Cine (un libro que debió publicarse en 1980, pero por el golpe de García Meza se postergó hasta 1986).

De todas las fotos que tomé en las que aparece Lucho, la que más quiero y sin duda la mejor de todas es aquella en la que su rostro aparece confundido en medio de un mar de otros rostros durante una manifestación de la COB en enero de 1979. Como he dicho en un poema, esa foto lo define "de cuerpo entero".

El día que Jaime Balcázar me dio la noticia nos preparábamos para asistir en Managua al lanzamiento de la gran Cruzada de Alfabetización sandinista. El país entero se movilizaba con alegría y entusiasmo para generar durante los siete meses siguientes una transformación histórica. Mientras estaba en la tribuna de la Plaza de la Revolución, frente a la catedral de Managua cuarteada por el terremoto de 1972, mirando a miles de entusiastas brigadistas que entonaban canciones y se preparaban para dirigirse a los rincones más apartados de Nicaragua, pensaba que Luis Espinal estaba allí con todos nosotros.

19 marzo 2007

Las calaveras salen a las calles

Nguyen Giap, el gran estratega vietnamita, decía: “Cualquier fuerza que quiera imponer su voluntad sobre otras naciones enfrentará una derrota”.

Las calaveras salen a las calles. Se cumplen cuatro años de la ignominiosa invasión a Irak, y las cosas se han puesto de color hormiga para el gobierno imperial de George W. Bush, pues no solamente tiene la opinión mundial en contra, sino que dentro de Estados Unidos la oposición a la guerra crece todos los días. En las calles las manifestaciones arrecian con manifestantes que expresan su repudio pintándose en la cara calaveras, el rostro de la muerte.

Las mentiras de Bush son ahora de conocimiento público. Ya nadie cree que Bush fue desinformado. Los de las armas de destrucción masiva fue un cuento desde el principio, y la administración de Bush lo sabía, como lo reveló hace un par de años su asesor de guerra Paul Wolfowitz, hoy Presidente del Banco Mundial.

La resistencia en Estados Unidos se produce no solamente en marchas multitudinarias, sino que se manifesta a través de Internet en innumerables páginas de contra-información, que revelan datos que los medios masivos prefieren mantener en bajo perfil. Por ejemplo, en la página Irak Body Count se actualiza todos los días el número de muertos civiles iraquíes. Hasta hoy, suman nada menos que 65 mil… veinte veces más que los soldados de Estados Unidos que han fallecido en acciones de guerra.

En otro sitio web, Cost of War se establece segundo a segundo el costo de la guerra. La página ofrece un contador automático que va exhibiendo la cifra de los millones y millones de dólares que se gastan en Irak todos los días. Cada cuatro días de guerra de agresión, representan toda la “ayuda” de Estados Unidos a América Latina. Cuando lo miré por última vez, hace dos minutos, el contador marcaba la cifra escalofriante de 409,768,125,996…es decir: más de cuatrocientos nueve mil millones de dólares. El contador cambia tan rápido, que las últimas tres cifras avanzan como centésimas de segundo.

Mi calculadora de mano no alcanza para escribir esa cantidad. La cifra es tan grande, que es difícil encontrar un elemento comparativo que la haga digerible. Por ejemplo, un avión de pasajeros tipo Jumbo (Boeing 747) de última generación, cuesta alrededor de 200 millones de dólares. Esto quiere decir que con lo que se ha gastado hasta hoy en la guerra de Irak, se podría comprar 4,000 aviones tipo Jumbo.

Estados Unidos mantiene 737 bases militares en el mundo… o sea, más bases que países, porque mantiene cuatro o cinco bases en países “aliados” o serviles. En Cuba, tiene una base por la fuerza: Guantánamo. Pero ¿permitiría acaso Estados Unidos que algún país tuviera una base militar en su territorio? Esa política invasora basada en la arrogancia, prepotencia y descaro ha sido moneda corriente en el gobierno imperial.

¿Cuantos militares gringos hay en el resto del mundo, en esas 737 bases? La friolera de dos millones y medio… 2,500.000 Es decir, si juntáramos la población de Santa Cruz y La Paz, daría más o menos esa cifra. Desde todo punto de vista, es escandaloso, pero el mundo lo tolera. El Imperio manda, los demás bajan la cabeza.

06 marzo 2007

Gabo: 100, 80, 60, 40, 25

Un año dedicado a Gabriel García Márquez: 100 años de soledad, 80 años de su nacimiento, 60 años de haberse estrenado como escritor, 40 años de la primera edición de su novela más famosa, 25 años de recibir el Premio Nóbel de Literatura…

Cañonazos, vallenato y mariposas amarillas en Aracataca donde Gabo nació el 6 de marzo de 1927; cuarenta años después ya era leyenda. “Cien años de Soledad” se convirtió en el símbolo de la nueva literatura latinoamericana. Hoy cuenta con ediciones en 35 lenguas (incluido el esperanto) que suman más de 30 millones de ejemplares. Ha sido seleccionada por 125 intelectuales del mundo, como una de las 20 mejores novelas de la literatura universal, y figura en esa lista junto a “El Quijote”, como las dos únicas en castellano.

A lo largo del 2007 veremos los homenajes multiplicarse en todo el mundo. El respeto, admiración y cariño que le profesamos, quizás como a ningún otro escritor latinoamericano, se traducirá desde hoy en miles de homenajes, artículos, biografías, libros de estudio, premios, testimonios, coloquios, lecturas maratónicas de su obra, películas, festivales y todo lo que se pueda uno imaginar.

Ahora que los amigos "íntimos" de Gabo se multiplican, leeremos sin duda interesantes testimonios en primera persona sobre el autor de “El Coronel no tiene quien le escriba”. Muchos otros escribirán sobre Gabo mejor que yo y con mayor conocimiento de la persona y de la obra; correrá la tinta como un río y en todos los idiomas. Por ello prefiero simplemente registrar esta acertada frase de la brevísima (y por breve dos veces buena) “Rayuela” que publica La Jornada de México en su edición del 6 de marzo:

“Paradoja gabiana: nadie que haya escrito tan bellamente sobre la soledad ha estado más acompañado y ha sido tan querido.”

La hermosa foto de Gabo con el “ojo en tinta” y una herida en la nariz, tomada por el fotógrafo Rodrigo Moya, registra el rostro siempre jubiloso del gran escritor, dos días después de que un colega suyo, Mario Vargas Llosa, le propinara un puñetazo cuando Gabo iba a su encuentro con los brazos abiertos. Moya relata que el origen del puñetazo era la turbulenta vida conyugal de Vargas Llosa y sus celos enfermizos…Pero la historia ha registrado que el “derechazo” traicionero del 12 de febrero de 1976 fue el primero que marcó la separación ideológica entre ambos escritores. En cualquier caso, esta es una imagen para la memoria.

03 marzo 2007

Asnos en el tejado

Regresé a Potosí luego de varios años para encontrar con enorme tristeza que la ciudad imperial, la ciudad de la plata, la ciudad de tantas leyendas hermosas y Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO, está amenazada por carcamanes que persisten en “modernizarla” con edificaciones de mal gusto que no la harán avanzar sino retroceder. El último ejemplo es un restaurante giratorio, que tiene por nombre El Mirador, un adefesio espantoso que lamentablemente se ve desde cualquier punto de la ciudad.

No solamente es un edificio (adefesio) espantoso, sino que por el hecho de haberlo erigido en la cima del Pari Orcko, arruina la vista de la ciudad. Es un monumento al mal gusto que según me contaron, la propia Alcaldía de Potosí se encargó de construir. Uno se pregunta quién fue el descerebrado que tuvo ese pedazo de “idea”, y cómo es que un Alcalde puede conspirar, desde la posición que ostenta, contra su propia ciudad, cuando su deber, al contrario, es protegerla y embellecerla. Esto trae a la mente esa frase en latín: “Asinus in tegulis” (traducida como “asnos en el tejado”), que se aplica a personas de muy escaso criterio e inteligencia, que inexplicablemente llegan a posiciones de poder.

Muchas otras cosas deberían hacer los alcaldes potosinos en vez de dedicarse a elucubrar tan malas “ideas”. Mejor es que no piensen, que hagan simplemente su trabajo de mantener las calles libres de basura y aguas servidas, que escondan esa maraña de cables aéreos que afean todas las esquinas, que dicten y hagan respetar normas para mantener la ciudad ordenada y transitable. Eso bastaría para devolverle a Potosí algo de su nobleza. En cuanto a los edificios espantosos, unos cachorros de dinamita bien puestos podrían eliminarlos del paisaje.

Lamentablemente ya no hay oficinas de UNESCO en Bolivia, porque si las hubiera, la UNESCO debería llamarles la atención a las autoridades potosinas, pues de acuerdo a la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad, no tienen derecho a afear una ciudad monumental cuyo valor histórico debería garantizar el Estado boliviano. El rótulo de Patrimonio de la Humanidad deberían quitárselo a las ciudades que dejan de merecerlo.