31 julio 2009

Medios masivos y racismo

Durante la misma semana, la tercera de julio, tuve que escoger entre dos eventos importantes. Por una parte el Congreso de la Asociación Internacional de Estudios sobre Comunicación Social (AIECS, o IAMCR en inglés), que reunió en México a varios centenares de académicos de todo el mundo en el Centro Cultural de la UNAM en Tlatelolco. Por otra, el seminario internacional “Hacia la construcción de un espacio público incluyente”, en Ciudad de Guatemala.

Opté por aceptar la invitación de Amílcar Dávila y de Lucía Verdugo, del Observatorio Racismo en los Medios de la Universidad Rafael Landívar, una de las más importantes de Guatemala. En el programa me asignaron la tarea de ofrecer la conferencia de cierre del evento, "Palabras, agua y viento: pueblos indígenas y comunicación", antes pude disfrutar durante dos días de las intervenciones de académicos y comunicadores, sobre este tema que es aún más importante en un país con mayoría indígena.

Las palabras de apertura del evento estuvieron a cargo de Rigoberta Menchú, Premio Nóbel de la Paz 1992: “Definitivamente, yo no existe en los medios de Guatemala, y sólo aparezco en ellos cuando hago alguna travesura”, expresó Rigoberta, y enfatizó la necesidad de “no perder el sentido de indignación” frente al tratamiento racista y discriminatorio que se hace de los indígenas en los medios de difusión. Hizo también un llamado a evitar la censura y la autocensura, y a hacer “más travesuras” para combatir la discriminación.

Hay en los medios masivos un racismo obvio, explícito, y otro solapado, subyacente, que tiende ya sea a invisibilizar a los indígenas o a visibilizarlos como objetos folklóricos al despojarlos de profundidad cultural, planas representaciones que no tienen más espesor que el del papel periódico o del vidrio de una pantalla de televisión.

Esto y más lo abordaron varios ponentes, entre los que estaban algunos colegas que volví a ver gracias a esta ocasión propicia: Rosa María Alfaro, llegada del Perú, y los intelectuales mayas Aura Cumes, Alvaro Pop, y Demetrio Cojtí. Volví a ver también a Anabella Giraca, Eduardo Guiarte, Cristian Ozaeta, Evelyn Blanck, guatemaltecos comprometidos con las reivindicaciones de los mayas, y a mi excolega en UNICEF Nigeria, el mexicano Miguel Ugalde, quien me envió las fotos que aparecen en esta nota.

Alfonso Gumucio, Miguel Ugalde y Rosa María Alfaro

“El racismo en el imaginario social”, “Derecho a los pueblos indígenas a la comunicación”, “La formación de las ideologías racistas” y “ Propuestas para un periodismo incluyente en Guatemala”, fueron los títulos de las mesas de diálogo. La última mencionada reunió a los directores de algunos de los medios de difusión más importantes del país, como Prensa Libre, Siglo XXI, Guatevisión y El Periódico.

Las ponencias se publicaron en la página web del Observatorio Racismo en los Medios.

24 julio 2009

Hablemos de los sintecho

Parece increíble que ya hayan pasado cuatro años desde que el Movimiento de los Sin Techo organizó en Santa Fé, Argentina, las Jornadas sobre el Derecho de los Pobres a la Información y la Educación, a las que fuimos invitados siete especialistas latinoamericanos de la comunicación: Luis Ramiro Beltrán, Francisco Gutiérrez, Juan Díaz Bordenave, Washington Uranga, Daniel Prieto Castillo, Frank Gerace y Alfonso Gumucio Dagron. Creo que nunca habíamos estado todos juntos en un mismo evento, de modo que desde el principio esta ocasión se presentaba como muy auspiciosa.


Juan Diaz Bordenave, Frank Gerace, Gutierrez, Luciano Zocola, Daniel Prieto Castillo, Washington Uranga, Luis Ramiro Beltrán y Alfonso Gumucio Dagron, en Santa Fé, mayo del 2005.


Quizás deba aclarar que éramos seis invitados con nombre y apellido, y uno cuya identidad se mantuvo en secreto hasta el final, hasta el momento en que llegué con él al Cine Teatro Luz y Fuerza en la calle Junin de Santa Fé, y pude ver en los rostros de Luis Ramiro, Francisco y Juan las expresiones primero de curiosidad y desconcierto, luego de sorpresa y alegría, porque mi invitado sorpresa era nada menos que Frank Gerace, el autor de La comunicación horizontal, recién llegado de Nueva York, a quien ellos no habían visto en unas tres décadas. Fue una jugada memorable que hice con la complicidad de Daniel Prieto Castillo, y que salió a pedir de boca. Creo que ninguno de nosotros olvidará ese momento.


Este encuentro entre nosotros y con los sintecho fue posible por la iniciativa y tesón de un cura extraordinario que tiene Santa Fé, el padre Atilio Rosso, cuyos anteojos de culo de botella no le impiden tener una clara visión estratégica sobre los problemas políticos y sociales de su ciudad. Es el animador desde hace dos décadas del Movimiento de los Sin Techo, conformado por centenares de mujeres con las que pudimos trabajar y dialogar durante el encuentro, lo cual hizo de esa reunión algo muy estimulante y muy diferente de los eventos académicos a los que estamos acostumbrados. El entusiasmo y el compromiso de esas mujeres por el tema del derecho a la comunicación fue una lección para todos nosotros, una de esas lecciones que uno disfruta como alumno.


Junto a Atilio, Luciano Zocola fue el organizador local, y Daniel Prieto Castillo fue quien articuló el programa y convocó a los que participamos. Daniel, además, hizo durante nuestra estadía una serie de entrevistas individuales en video, donde exprimió durante más de una hora a cada uno de nosotros. En retribución o venganza, yo le hice a él la entrevista correspondiente.


Todas esas entrevistas con los ya citados, más un texto de Atilio Rosso sobre “Los excluidos y la sociedad del conocimiento”, y un capítulo titulado “Voces de los sin techo”, se han publicado a fines del 2008 en el libro El derecho de los pobres a la información y la educación, coordinado por Daniel Prieto castillo, y publicado con el sello del Movimiento de los Sin Techo. El libro de 230 páginas es el cuarto de una serie que empezó con “Las palabras y los hechos”, reflexiones de Atilio Rosso sobre “la pobreza, la libertad, la espiritualidad y el coraje”.


Y bueno, ¿se escribe “los sin techo” o “los sintecho”? Ellos mismos lo escriben en dos palabras, como lo haríamos todos, pero hace poco leí que la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA), patrocinada por la Agencia EFE, recomienda escribir una sola palabra, sin comillas ni cursivas, y lo hace en base a dos respetables diccionarios, el de Manuel Alvar Ezquerra y el de Maria Moliner, que registran la palabra de esa manera. La lógica, nos dice Fundéu, es la misma que la que se aplica a las palabras sinvergüenza, sinrazón o sinfín. Queda en acta.

17 julio 2009

El regalo de Lorgio

Quizás Lorgio Vaca sabía que me estaba haciendo un gran regalo, pero no lo dijo. La última vez que almorzamos juntos, en la sede de la UNESCO en Paris, me entregó como si nada, a último momento, un DVD que en la tapa anuncia Piraí Vaca – Concierto (2007). Como todos en Bolivia sabemos o deberíamos saber, Piraí es el hijo de Lorgio Vaca, y es un brillante intérprete de guitarra, concertista internacional con una formación clásica muy seria (Cuba, Alemania, etc.) y una dedicación que solamente tienen los que nacen con la certeza de que están destinados a sobresalir en su arte.


Por el título del DVD, pensé que me iba a solazar con las interpretaciones que hace Piraí de los arreglos para guitarra de la Sonata No. 3 de Bach, de canciones populares escocesas y bolivianas, de tangos y otras composiciones. Y así fue, disfruté su versatilidad que le permite pasar de una fuga de Bach a Guadalquivir de Gilberto Rojas, y de El Choclo de Angel Villoldo a Koyunbaba, una composición de Turquía. “Sólo toco la música que me conmueve”, dice Piraí, y se nota.


Lo que no podía suponer era que el DVD encerraba no solamente el placer de la música, sino otros regalos que se fueron abriendo a la manera del Manuscrito encontrado en Zaragoza, a través de un menú que se desdobla generosamente con cada clic que uno hace en el control remoto. Si la música de Concierto dura 65 minutos y ya es un agasajo, qué decir de los 90 minutos de “bonus”, que incluyen dos entrevistas realizadas por Carlos Valverde, agudo inquisidor, una con Piraí (35 minutos) y la otra con Lorgio (12 minutos) que es padre, “brújula y guía” del guitarrista; así como un documental de 26 minutos sobre la obra mural de Lorgio Vaca, realizado en 1989 por Blanca Wiethuchter y Alberto Villalpando, y otro más corto sobre “Cómo se hizo” la producción de Concierto. A lo anterior se suman colecciones de fotografías, recortes de periódicos, y más.


No es solamente la cantidad de material lo que hace de este DVD un regalo, sino su calidad. Para empezar, la producción que se hizo en Diakonia (Santa Cruz), bajo la batuta de Hugo Ara y con un equipo formidable de técnicos (entre ellos Juan Miranda) es una muestra del perfeccionismo de Piraí Vaca, que asumió la dirección porque estaba cansado de ver en la televisión filmaciones de sus conciertos de muy mala calidad. Aquí, en cambio, la imagen, el sonido y la edición son impecables, y no hay nada que haya sido librado al azar.


El descubrimiento es aún mayor al ver la entrevista con Piraí Vaca, quien se revela como un artista de extraordinaria voluntad de superación, con un proyecto de vida claro y ambicioso, pero además un ser humano espiritual dotado de mucha fuerza vital y convicción. Las reflexiones de Piraí sobre su permanente búsqueda para ser una mejor persona -y no solamente un mejor músico- se complementan con la entrevista de Lorgio Vaca (tan versátil en la pintura como Piraí en la guitarra). Este es un indispensable complemento porque el maestro cruceño es también –de tal palo tal astilla- un hombre a la vez sencillo y ambicioso en su arte, profundo, espiritual y generoso como ser humano. Piraí dice en un momento que su mejor universidad en la vida fueron sus padres Ada y Lorgio; no me cabe la menor duda de ello.


Uno toma mayor conciencia de la importancia de este DVD como documento para la memoria del futuro al escuchar a Piraí Vaca sobre lo que vive y siente en ese momento preciso de su vida. Está en un punto de llegada luego de un largo itinerario, y en un punto de partida. Piraí explica que ya no puede hacer nada mejor con sus manos, pues ya no se trata de la técnica solamente, sino del cerebro y de la espiritualidad. Ha decidido recorrer un nuevo camino, en China central, para enriquecerse de cinco mil años de cultura. Su búsqueda es como un horizonte abierto, una apuesta riesgosa en este momento tan alto de su carrera, pero al mismo tiempo una opción para seguir creciendo y para no estancarse en la comodidad de lo que ya sabe y ya domina.


Concierto (2007) y su disco más reciente, Aires Indios (2006) son para Piraí “pasaportes para cerrar una etapa”. Piraí es un nombre que viene del agua, de los caudalosos ríos del oriente; quiere decir pez en guarayo, pequeño pez. Ahora irá nadando corrientes nuevas, que él mismo no sabe donde lo van a llevar en su vida y en su carrera como músico.


10 julio 2009

Jorge Enrique Adoum (1926-2009)

A fines de enero estuve con él en Quito, con su esposa Nicole Rouan, con su hija Alejandra, y con el director de teatro François Rochaix y su esposa. Lo vi en buena salud, pero flaquito, le sobraba tela por todas partes. El “Turco” o “Turquito” -como le decían con cariño a Jorge Enrique Adoum sus amigos más cercanos y su familia- se arrellanó en un sillón de su casa con un vodka en una mano y un puro en la otra, y siguió la conversación con una sonrisa que podía indicar que se sentía a gusto, o que su memoria le traía de regreso quién sabe qué recuerdos placenteros.


Quizás recordaba esa larga amistad con François Rochaix, que hizo en Suiza en 1971 el primer montaje de Le soleil foulé par les chevaux (El sol bajo las patas de los caballos), su primera obra de teatro. Una de las actrices en esa obra era precisamente Nicole, que luego se convertiría en la compañera de Jorge Enrique hasta su muerte, y más allá. Nicole ha sido además la traductora (cuando no se traducía él mismo) y la editora y de una buena parte de la obra de Jorge Enrique, en las magníficas ediciones de Archipiélago.


Con Alejandra Adoum visité en enero la Capilla del Hombre y nos detuvimos bajo la sombra del árbol de la vida donde reposan las cenizas de Oswaldo Guayasamín, y ahora las de Jorge Enrique. Quien iba a suponer que unos meses después ella iba a regresar allí con la vasija de barro que contiene las cenizas de su padre. Cuando las enterraron el 4 de julio estuvo el Presidente Rafael Correa para rendir su homenaje, y la plana mayor de la política y la intelectualidad del Ecuador.


La muerte llega a veces por donde no se la espera. Nos preocupamos por el corazón de Jorgenrique, pero fue lo que mejor resistió hasta el final. Estuvo lúcido todo el tiempo, preocupado por las tareas pendientes. En su lecho de hospital todavía trabajó con Nicole y Alejandra corrigiendo sus últimos poemas.


Jorgenrique –como le gustaba firmar en los últimos años- no ha desaparecido, está muy presente en Ecuador y en la poesía. Mientras él dialoga de ceniza a ceniza con su gran amigo Guayasamín, los demás seguiremos conversando con él y sobre él.


En días pasados, al escribir un artículo para la DPA (Agencia Alemana de Prensa), pedí a Eduardo Galeano y a Juan Gelman una frase sobre su amigo ecuatoriano. El primero me dijo que “el Turquito era un placer y un peligro: Un narrador de lengua afilada, temible enemigo, amigo cariñoso, bebedor que sabía beber, amador que sabía encontrarnos. Te extrañamos”. Y Gelman respondió: “Jorge Erique Adoum supo dar imágenes resplandecientes del amor, en prosa y en verso. Nadie lo podrá sustituir.”


Conocí a Jorge Enrique en Paris, hace unos 35 años. Me lo presentó otro poeta, el español Luis López Álvarez. Ambos trabajaban en la UNESCO, y yo también, en menesteres menos importantes que los suyos, y colaboraba en la pequeña revista de poesía “Desquicio”, que dirigía como pasatiempo López Álvarez. Allí colaboraba también Adoum. Cuando nos volvimos a ver, muchos años después, me regaló sus libros recientes con dedicatorias generosas.

03 julio 2009

Suspiro limeño

Estuve en Lima durante la primera semana de junio, invitado por la Pontificia Universidad Católica del Perú para presentar la “Antología de Comunicación para el Cambio Social: Lecturas Históricas y Contemporáneas” que compilé en colaboración con Thomas Tufte, mi colega danés. El evento fue organizado por la Facultad de Comunicación y Artes Escénicas, donde enseñan Luis Peirano y Hugo Aguirre, a quienes conozco hace muchos años. Hugo –director de la especialidad de Comunicación para el Desarrollo- fue el artífice del evento.

Para la presentación del libro estuve flanqueado de otros dos amigos de larga data, autores incluidos en la Antología, ambos importantes pensadores de la comunicación a nivel internacional y no solamente en el Perú: Rosa María Alfaro y Rafael Roncagliolo.


Rafo tocó en su intervención un punto sensible: ¿por qué no está Paulo Freire entre los 150 autores? Me tocó explicar, y lo hago otra vez aquí. Paulo Freire está incluido –con permiso de su editorial- en la edición de la Antología en inglés, que salió en 2006, pero que los herederos, concretamente la esposa holandesa de Joaquim Freire, armó tremendo escándalo y amenazó con retirar la edición de circulación si volvíamos a incluir a Paulo Freire en la edición castellana del libro. Paulo Freire no hubiera obrado de esa manera, pero los herederos, como se sabe, no se rigen por los mismos valores. Rosa María, por su parte, habló de los avances en las gestiones para una nueva ley de medios en Perú.


El salón donde se presentó la Antología en Lima se llenó de estudiantes y profesores, no quedaban asientos para todos. A eso contribuyó mi amigo Carlos Rivadeneyra, que trajo en un autobús a sus alumnos de la Universidad de Lima. También había estudiantes de comunicación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de la Universidad San Mártir de Porres e incluso de la Universidad del Cusco.


Al día siguiente, en la Caja Negra, que así se llama el estudio de teatro de la Facultad de Comunicación, tuvimos un conversatorio con estudiantes y profesores, facilitado por Hugo Aguirre.


El interés por la Antología motivó una entrevista en .edu, el semanario de la universidad, mientras que el interés por Bolivia y el tema de las tensas relaciones con el gobierno peruano fue lo central en la entrevista que publicó el diario La República.