Que
buena idea ponerle el nombre de Ventana Indiscreta a una revista de cine, como
un homenaje a una de las mejores películas de Hitchcock, pero también para
sugerir el sentido crítico a veces indiscreto de la reflexión sobre el cine.
Para su
número más reciente, el séptimo, Chacho
León Frías, uno de los colegas de esta revista que publica la Universidad de
Lima, me pidió un texto sobre el cine independiente en Bolivia. Le hice llegar
“El callejón oscuro del documental”, una reflexión donde abordo en primer lugar
las percepciones discriminatorias sobre el cine documental, en segundo lugar la
ausencia en América Latina de políticas específicas para promoverlo, y en
tercer lugar su importancia en cuanto a la memoria y su valor testimonial.
Las gamas de expresión del cine documental
son tan variadas como las del cine de ficción, y la creatividad que implica
realizar un documental no está reñida en absoluto con su veracidad. Puede ser
más cercano a la realidad un documental cuyo estilo está próximo de la ficción,
que un documental que en apariencia es un retrato directo de la realidad. En el
fondo todos los cineastas sabemos que en la ficción o en el documental, de lo
que se trata es de elaborar un discurso, y ese discurso en imágenes y sonidos
no tiene una frontera delimitada con escuadra, sino más bien una costura
rasgada de interacciones entre la realidad y la interpretación que hacemos de
ella.
Nuestro trabajo como documentalistas es sobre la memoria, no
solamente porque las imágenes que filmamos hoy serán mañana testimonios del
pasado, sino porque la elaboración de un discurso de interpretación de la
realidad de hoy, tendrá importancia para los ciudadanos que vendrán después. Se
dice con frecuencia que somos un país sin memoria, y que por ello tropezamos
varias veces en la misma piedra, y cometemos varias veces los mismos errores
históricos. No creo nuestras deficiencias de memoria expliquen decisiones
históricas tomadas al calor de intereses y oportunidades políticas, pero lo
cierto es que el análisis de esas decisiones a través de una visión testimonial
y documental de nuestra cultura, puede contribuir a formar ciudadanos críticos, menos ingenuos.
Los
editores de la revista limeña consideran que “esta edición de Ventana
Indiscreta ha sido quizá la más difícil de preparar. El término ‘independiente’
se utiliza con tanta flexibilidad, de forma tan diversa, y hasta de manera tan
ligera, que resulta complicado ponernos de acuerdo en cuáles productoras,
directores o películas podrían entrar en la categoría de ‘independiente’. Las
opiniones vertidas en los textos, han sido muy variadas.”
El
editor de Ventana Indiscreta es José Carlos Cabrejo y en el número siete de la revista hay colaboraciones de Ricardo
Bedoya, Isaac León Frías, Carlos Augusto Brandão, Giancarlo Cappello, Luis
Antonio Casuso, Lorena Cancela, Mónica Delgado, Jorge Esponda, Julio
Hevia, entre otros.