A mi paso por La Paz, a mediados de
noviembre pasado, hice “pisa y corre” en las II Jornadas Pedagógicas organizadas
por la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad La
Salle. Atendí la invitación del Coordinador de Educación, el Dr. Jesús Muñoz
Diez y de Gloria Reyes Sotelo, docente en esa carrera.
El evento, dedicado este año al tema
“Desafíos de la educación”, tuvo lugar en el auditorio de la Academia Nacional
de Ciencias y contó con la participación de cuatro panelistas: Jimena Costa,
Fernando Untoja, Víctor Hugo Cárdenas y Alfonso Gumucio Dagron. La moderación
estuvo a cargo de mi hermano Pedro Gumucio (Peter, para los amigos, porque era
rubio cuando niño, aunque ahora no tiene ni un pelo de tonto), que es profesor
en la Universidad La Salle.
El tema de la educación en Bolivia se ha
politizado en el periodo de la gestión gubernamental del Presidente Evo Morales,
a partir de su decisión arbitraria de “abolir” la Reforma educativa que estaba
en proceso de desarrollo durante cerca de dos décadas, y que había sido
respetada por los gobiernos anteriores a pesar de las presiones de los
sindicatos de maestros para descartarla, entre otras razones porque pretendía
regularizar la profesión del magisterio, por ahora plagada de gente improvisada, sin título, y sin
voluntad de someterse a pruebas de competencia.
Las decisiones sobre educación del
gobierno del Movimiento al Socialismo han sido en algunos casos muy criticadas,
por ejemplo la utilización del programa cubano de alfabetización “Yo sí puedo”
en el contexto culturalmente muy diferente de las poblaciones indígenas aymaras
y quechuas.
Jimena Costa, apoyada por una interesante selección de imágenes y
estadísticas, en su ponencia “Análisis del
contexto político y su implicación
en lo educativo” habló en términos generales de
la situación política del país, y expresó severas críticas al gobierno de Evo
Morales.
Fernando Untoja se refirió de manera igualmente
crítica al discurso gubernamental de la “descolonización de la educación”, en
su ponencia “Cultura y descolonización”.
Víctor Hugo Cárdenas, ex vicepresidente
de Bolivia, en su intervención sobre los “Aspectos conflictivos de la Ley 070”,
hizo un análisis de la Ley Avelino Siñani dictada durante el gobierno de Evo
Morales.
En mi ponencia “Comunicación y educación:
una deuda recíproca”, me referí a las relaciones estrechas entre educación y
comunicación. Mencioné que la educación como
proceso de comunicación (es decir, diálogo, reflexión colectiva, puesta en
común, participación), es indispensable en una sociedad donde la escuela ya no
es la que “forma” al individuo como se creía tradicionalmente. La escuela no solamente no forma, sino
que tampoco deforma. Su influencia actual es limitada, porque se ha quedado al
margen de una sociedad donde los individuos y las comunidades están sometidos
permanentemente a otras influencias que contribuyen en su formación (o
deformación). La televisión, la publicidad, la presión de grupo, y por supuesto
el acceso a la red (web) a través de Internet, son factores que, sobre todo en el ámbito urbano
(que hoy es globalmente mayoritario), determinan la conformación de una personalidad
“mediada”.
Recordé el informe encomendado por la
UNESCO a la Comisión Internacional sobre la Educación en el Silo XXI, presidida
por el ex ministro de Francia
Jacques Delors, que concluyó que los cuatro pilares de la educación son: aprender
a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. En América
Latina varios foros y autores han enriquecido esos conceptos añadiendo: aprender a emprender.
Mario Kaplún usaba expresiones como “se
aprende al comunicar”, “conocer es comunicar” o “del educando oyente al
educando hablante”, y afirmaba: “educarse es involucrarse y participar en un
proceso de múltiples interacciones comunicativas”. En la medida en que la
educación se concibe como un proceso de aprendizaje de toda la vida, no puede
sino acudir a la comunicación como su complemento directo. Siguiendo a Paulo
Freire, si la educación es a la vez un acto
político, un acto de conocimiento
y un acto creador, entonces no puede
sino hacer el mismo camino que la comunicación en el proceso de cambio social.
Actividades públicas como las Jornadas Pedagógicas
dicen bien de la Universidad La Salle, que en pocos años se ha posicionado como
una de las más serias, logrando la certificación de calidad ISO 9001: 2008 que
se otorga a instituciones cuya gestión cumple con normas internacionales de excelencia.
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Yapa:
La imaginación es más importante
que el conocimiento