Por esas casualidades que propicia internet,
me entero, con un año de retraso, de la muerte de mi amigo William Takaku, de
Papua Nueva Guinea, hombre de teatro, músico, escritor, defensor del medio
ambiente, una personalidad de una fuerza extraordinaria, con quien tuve
oportunidad de trabajar en dos ocasiones.
La primera fue en 1992, cuando realicé en
Papua Nueva Guinea una evaluación prospectiva de los grupos de teatro popular
que eran parte de un proyecto de Conservación Internacional sobre temas de
medio ambiente.
Me impresionó la cantidad y diversidad de estos grupos –varios
animados por William- que visité en sus respectivas localidades en un viaje
maratónico que en apenas 10 días me llevó por Mont Hagen, Goroka, Madang,
Popondetta, Lae y otros lugares. Como en Papua Nueva Guinea los caminos eran entonces
prácticamente inexistentes, hice ese recorrido en avionetas, tomando
por lo menos una cada día. Nunca había volado tantas veces en tan corto tiempo:
tomé 16 aviones en 10 días.
La segunda ocasión que tuve de trabajar
con William Takaku fue en los años 2001 (agosto y noviembre) y 2002 (abril),
cuando estuve casi tres meses como consultor en un programa de
la cooperación australiana (AusAid) y del ministerio de Salud de PNG. La tarea consistía en diseñar una estrategia de comunicación participativa, que permitiera apoyar los programas de salud (la tuberculosis, la malaria, eran las principales causas de morbilidad) en las comunidades más aisladas, es decir, la mayoría, en ese país donde se hablan más de 700 lenguas, y donde algunas comunidades fueron descubiertas recién a mediados del siglo pasado.
En la estrategia
de comunicación que diseñé entonces, incluí actividades de teatro popular (como
las que había promovido años antes en Nigeria), lo que me permitió integrar a
William Takaku y sus grupos de teatro. Fue estimulante verlo nuevamente y conocerlo
mejor. Es más, filmé con él varias horas de entrevistas y actuaciones
teatrales, que nunca pude editar. Una de tantas tareas que tengo postergadas.
William Takaku (Viernes) y Pierce Brosnan (Robinson Crusoe) |
En los diez años que dejamos de vernos,
entre 1992 y 2001, supe de sus andanzas, que trascendieron el espacio de Papua
Nueva Guinea. En 1994 interpretó el papel de Viernes en la película Robinson Crusoe, junto a Pierce Brosnan,
mejor conocido por sus papeles de James Bond. William ya había interpretado ese
papel en el teatro, además de muchos otros en obras como Bik Bal, Pekato Bilong Man,
o Going Finish, que lo convirtieron
en un actor apreciado dentro y fuera de su país. Tampoco fue la película su
primera incursión en el cine, ya que antes había co-dirigido junto a Albert
Toro la serie de ocho episodios Guerreros
en tránsito (Warriors in transit),
con financiamiento de la televisión australiana.
A pesar de ser ya una figura conocida y
Director la Compañía del Teatro Nacional, aceptó trabajar en mi proyecto con el
ministerio de Salud, en comunidades aisladas y en condiciones difíciles, y su
participación fue entusiasta y comprometida. Formamos varios grupos de teatro,
viajamos a Lae, Kupiano, Moreguina y otros lugares donde se desarrollaba el
programa. Como apoyo a la capacitación se publicó una versión resumida de mi
manual sobre teatro (que se había publicado primero en Nigeria), ahora con un
capítulo que escribió William sobre la historia y el desarrollo del teatro en
Papua Nueva Guinea, antes y después de la independencia del país, que tuvo
lugar en 1975.
Como actor y como director estaba dotado
de una fuerza física y espiritual extraordinaria, capaz de inspirar y motivar a
quienes lo rodeaban. Siempre he
admirado eso en la gente de teatro, esa manera de proyectar el cuerpo, la voz y
el alma sobre los demás, para arrastrarlos en una especie de corriente
turbulenta que va siempre hacia adelante.
Con William Takaku, en 2002 |
“Soy tan negro, que soy azul”, me decía
William con esa gran sonrisa que destacaba como un flash en medio de la
oscuridad en el marco de su cara y de su espesa cabellera. Me decía que en su
isla natal, Bougainville, todos eran tan “azules” como él. Siempre quise ir con
él a su isla, a mil kilómetros de la capital Port Moresby, pero nunca nos dimos
tiempo; había que volar durante unas tres horas en avioneta para llegar a Buka.
En el Hotel Melanesian, en Lae, inicié a
William en los ajetreos de internet. Diseñé una página web, Takaku-punto-com, sobre él y sus
actividades de actor, director y músico, con fotos y textos; y le abrí una
cuenta de correo en Yahoo, que pocas veces usó. La página web desapareció en
2009 cuando Geocities decidió dejar colgados a todos los que teníamos un sitio
en esa plataforma. Moraleja:
nunca, nunca jamás, hay que confiarse en que lo que subimos a la red, a
la “nube”, es eterno. Basta que los dueños de estas redes hagan un clic, para
apagarnos a todos. La supuesta democracia de internet es más que relativa, puro
cuento.
Recuerdo una anécdota simpática con esto
de Takaku-punto-com. El 26 de abril
del 2002, cuando terminamos la capacitación teatral de uno de los cinco grupos
que se formaron en Lae, fuimos invitados por Tony Partridge a celebrarlo en el
Yatch Club, lugar que a pesar de la independencia estaba aún reservado para
europeos. Al enterarse que William había trabajado como actor junto a Pierce
Brosnan, una turista australiana le preguntó su nombre, y William, sin pensarlo
dos veces, dijo: “Takaku punto com”.
Luego se dio cuenta de su lapsus y reímos todos. Ese viaje terminó con
William que ejercitaba algunas palabras en castellano. Con su estruendosa voz repetía:
“Fracaso total”, se ve que le gustaba la sonoridad de las palabras.
Mientras termino de escribir esta nota
escucho la voz de “Takaku punto com”
en su disco Chants from Morahe,
que me regaló la última vez que nos vimos. Son diez canciones compuestas por
él, inspiradas en la música tradicional de Bougainville. No creo que se enoje mi
amigo si comparto ahora con los lectores una de ellas, Bitaba, para que lo recuerden incluso quienes no lo conocieron.
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