29 julio 2011

Madres con ruedas

Cuando mi amigo el cineasta rosarino Mario Piazza decidió hacer la película Madres con ruedas (2007), co-dirigida por su compañera Mónica Chirife, no estaba más que haciendo público un proyecto de vida que tenía en cantera muchos años, como lo prueban las filmaciones en formato Super 8 que se incluyeron en el montaje. Ya en A bordo de un carrito (1981) Mario comenzó este proyecto de largo aliento. Madres con ruedas (ver el trailer en YouTube) es un emotivo testimonio de ambos hacia la sociedad y para la propia memoria de la pareja. 

El film de 70 minutos, narrado en primera persona, comienza explicando cómo Mario llegó a la película, cuyo personaje central, quien conduce con personalidad y aplomo el documental, es Mónica Chirife , “una rosa con las espinas hacia adentro”, hermosa metáfora para significar la poliomielítis que aquejó a Mónica desde que tenía seis años de edad y que la mantuvo en una silla de ruedas –pero no inmóvil- todo el tiempo.

Qué poco sabemos de la lucha por la vida de quienes padecen una enfermedad como la de Mónica.  El film muestra bien los trabajos de la vida cotidiana, pero además las situaciones dramáticas que se construyen en torno a la voluntad de ser madre, madre con ruedas. Mónica se embaraza tres veces, y sufre dos frustraciones dolorosas antes de dar a luz, el 26 de enero de 1990, a María Victoria.

“Todas las madres tienen problemas, los míos quizás sean diferentes, pero no me impidieron disfrutar y criar a mi hija. Pero todo con muchas ganas. Una madre con ruedas es igual a una sin ruedas, a pesar de que, en su caso, necesita de toda la ayuda de su familia para desenvolverse como tal”, decía Mónica en una entrevista con Mario Zalazar.

Y añadía: “Tenemos miedos o preocupaciones  como todas las madres. La nuestra es una maternidad con más dificultades porque hay muchas cosas que no podemos hacer, pero todas las madres tienen problemas. Nosotras lo compensamos, hacemos lo mismo de otro modo. El amor y nuestro instinto de madre es universal”. 

La experiencia de Mónica no es única. Otras madres con ruedas cuentan su historia, siempre difícil y siempre llena de ilusión.  Uno admira la fortaleza y la voluntad de esas mujeres (Noemí, Eleonora, María Angélica, Mónica B, Viviana…) para quienes su condición de madres no es sino uno obstáculo más en la vida, desde ya llena de obstáculos, porque en su mayoría son madres solteras, que no tienen el apoyo de una pareja estable.  

Madres con ruedas, que recibió un apoyo de la UNESCO, es un buen ejemplo de trabajo continuo y constante sobre el tema de la discapacidad, desde la perspectiva de las propias mujeres que la viven en su vida cotidiana. Además de su importancia en la sensibilización de la opinión pública sobre el tema de la discapacidad, esta obra es un paradigma de cine-video comunitario y de comunicación participativa, donde el proceso mismo de producción sirve a una comunidad (en este caso de mujeres discapacitadas) para reflexionar sobre su condición y fortalecerse como colectivo con intereses comunes.

Este 27 de Julio, Mónica Chirife iba a cumplir 61 años, aunque al verla con su cara de niña no lo pareciera. Murió el 9 de julio en su ciudad, Rosario, acompañada por Mario Piazza, su compañero, cineasta, amigo mío desde hace más de tres décadas.

Debí haber comentado oportunamente Madres con ruedas y no lo hice porque ya se sabe lo rápido que pasa el tiempo últimamente.