15 diciembre 2022

Cimientos de corrupción

(Publicado en Página Siete el sábado 1 de octubre de 2022)

 Lava más blanco… La burbuja inmobiliaria se ha convertido en la principal forma de blanqueo de dinero mal habido.

Fuera de norma 

 Los constructores de edificios de departamentos reciben pagos en maletas con cientos de miles de dólares o millones de bolivianos provenientes del narcotráfico y del contrabando, algo inédito en cualquier país del mundo que se respete. Constructores y compradores no pasan ni por asomo por entidades bancarias, ni siquiera frente a la puerta para no ser captados por las cámaras. Compran y pagan en efectivo materiales de construcción de contrabando, sin exigir factura. Pagan a sus obreros en efectivo y no respetan las normas de seguridad personal que son obligatorias. Tiran los escombros en el río, o en Achocalla, a medianoche. Construyen sus edificios sin dejar ni un centímetro libre y sin respetar las normas de retiro, número de pisos, estacionamientos suficientes, capacidad de los servicios (luz, agua y alcantarillado), etc. La ciudad colapsa, no hay áreas verdes sin cemento en los edificios, a veces una pequeña jardinera para disimular. La violación de normas, es la “norma”. La angurria del lucro los caracteriza. 

 La alcaldía, otro nido de corrupción, permite todo. Ha hecho concesiones innombrables a constructores cuyo capital es de dudosa procedencia, por decir lo menos. El alcalde baila en las fiestas de Las Loritas, sin mantener la distancia que por sus funciones está obligado. La “regularización” de edificios fuera de norma (más de 150 mil en la ciudad de La Paz, según la propia alcaldía) es una barbaridad que consiste en cobrar por regularizar arbitrariedades, y no para resolver los problemas creados. Peor aún, se está a punto de aprobar una disposición que permitirá construir sin límites ni regulaciones. El SIN, mientras tanto se hace de la vista gorda.

Loritas blancas 

 Por si acaso la alcaldía no lo sepa, les cuento que hay un sistema de demolición de edificios por implosión, que se usa en muchos países para desincentivar construcciones fuera de norma. Se hacen demoliciones en pocos segundos sin dañar los edificios aledaños. Aquí, en cambio, se alienta las construcciones ilegales porque corre mucho dinero por debajo. 

 Es un negocio redondo: en seis años hasta 2019 se abrieron 22.507 nuevas empresas de construcción (solo cerraron 2.293). Hay más de 8 mil departamentos en oferta en La Paz. Es fácil comprobarlo: levante la vista en la noche para ver edificios que ya se han inaugurado hace dos o tres años, y no hay luces. Nadie vive allí. Los compran quienes lavan su efectivo, y ni siquiera tienen interés en alquilarlos, no les importa, ya blanquearon el dinero malhabido.

 Cerca de donde vivo puedo señalar varios de esos edificios de vivienda. Hay un horrible edificio verde en la esquina de la calle 12 con la Av. Sánchez Bustamante, sin ocupación desde que se construyó cuatro años atrás. Otro, al frente, ya “regularizó” a pesar de haber construido 4 plantas de más. Estuvo parado por denuncia nuestra en la gestión de Revilla, pero ahora han retomado los trabajos, lo están terminando gracias a bribones del Concejo Municipal.

 No debe sorprendernos que sigan los avasallamientos autorizados en la zona sur por la corrupta alcaldía de Palca, y hasta octubre de 2019 se haya identificado en el centro 707 predios que infringen normas de construcción. Ahora habrá seguramente muchos más, ya que van a “regularizar” con plata. La alcaldía no hace inspecciones de oficio, solo cuando hay denuncias (o desastres).

 Si usted es un constructor que no recibe maletas de dinero, que usa cuentas bancarias para sus transacciones, que compra materiales con factura, que echa los desechos en áreas designadas, y cumple las normas de construcción, y no se identifica con la corrupción que acabo de describir, no se dé por aludido… usted es una excepción. Sin embargo, su silencio es cómplice.

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Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre,
acabarás formando parte de ella.
— Joan Báez