Abajo, espejos de agua. A medida que la
avioneta se ladea buscando la pista de aterrizaje, se puede apreciar la región anegada
y la ciudad sitiada por las aguas.
Trinidad estuvo a punto de inundarse en febrero pasado. Una noche
salieron los ciudadanos que viven al borde del anillo deflector de protección
que rodea la ciudad, para reforzar con sacos de arena la estructura de ese
dique que mantiene a la capital del Beni a salvo de las aguas. Estuvieron cerca
del desastre, como otras poblaciones aledañas y ciudades de la región que
sufrieron graves daños y pérdidas irreparables.
El nivel del agua ha disminuido pero la
amenaza sigue suspendida en el aire y materializada en la experiencia de
quienes perdieron sus casas, su ganado, sus cosechas o sus objetos preciados.
Cada quien tiene una o varias historias únicas que contar. Se han medido las pérdidas materiales y se ha
calculado el costo de la recuperación pero es más difícil evaluar cómo se
afectó la producción humana y simbólica, la vida cotidiana, las relaciones y
los valores no cuantificables.
Cuando Lucio Aponte, profesor en la
Universidad Autónoma del Beni José Ballivián (UAB) y presidente del Colegio de
Comunicadores Sociales de Bolivia (CCSB), me invitó a dar una conferencia en la
Jornada de Comunicación Intercultural y Democracia, el 3 de mayo pasado, acepté
sin dudarlo. No había regresado a Trinidad desde que en 2008 participé en una
evaluación de proyectos de DFID, la agencia de cooperación británica, de modo
que esta era una buena oportunidad para volver.
La Jornada de Comunicación Intercultural
y Democracia contó esta vez con la participación de cuatro conferencistas. José Luis Aguirre, director del SECRAD en la
Universidad Católica San Pablo (La Paz) y yo tuvimos la palestra en el curso de
la mañana. José Luis habló de comunicación intercultural, un tema que conoce en
profundidad: “La interculturalidad no existe sin la comunicación”. Yo abordé la
importancia de una “comunicación sostenible para un desarrollo sostenible”
desde la participación y la creación de conocimiento colectivo. En la tarde
hablaron dos dirigentes indígenas, Marcial Fabricano e Ismael Pedriel.
Puestos a hablar de Trinidad, hay tres
aspectos que quiero recoger de esta experiencia reciente. Y los tres tienen
nombre y apellido.
Primero, Lucio Aponte, quien fue nuestro anfitrión en la Jornada de
Comunicación Intercultural y Democracia. Tiene mucho mérito hacer lo que él hace,
porque no es fácil en una ciudad como Trinidad y en una universidad pública que
carece de recursos para la investigación, montar un evento como este para
beneficio de los estudiantes. Había en el auditorio un centenar de jóvenes que
se inscribieron y pagaron una suma modesta pero indicativa de su interés en el
tema. Jóvenes que noté muy reservados,
poco proclives a expresar lo que piensan y sienten, pero allí estaban, atentos,
los futuros periodistas benianos.
Lucio Aponte |
El drama de las universidades públicas bolivianas
es que gozan ahora de recursos provenientes del IDH pero esos recursos, que no
son exiguos, están destinados exclusivamente a gastos en bienes materiales y no
pueden ser destinados a proyectos de investigación. De ese modo nuestras
universidades se están llenando de computadoras, impresoras, sillas, mesas y
otros muebles, pero no invierten ni un centavo en lo que debería ser su
principal función: investigar y crear conocimiento nuevo.
Por eso el esfuerzo aislado de profesores
que promueven estos eventos de diálogo me parece importante, tanto más
importante cuanto que ese esfuerzo no es valorado por las autoridades
administrativas y académicas, demasiado ocupadas en otros menesteres (aunque no
sé cuales serán).
Segundo, luego de veinte o más años volví a encontrar a Marcial
Fabricano, dirigente indígena que en 1990 encabezó la gran marcha indígena por
el territorio y la dignidad. Marcial ha sido y es uno de los defensores del
TIPNIS más comprometidos y por ello ha estado en la mira del gobierno y de los dirigentes
indígenas cooptados mediante prebendas, que lo agredieron con tanta brutalidad en
mayo de 2009, que terminó hospitalizado.
Marcial Fabricano, José Luis Aguirre, Lucio Aponte y Alfonso Gumucio |
La conferencia de Marcial en la Jornada
de Comunicación Intercultural y Democracia fue una muestra de conocimiento y
sabiduría popular, pues habló de la marcha indígena como proceso de
comunicación: “la marcha fue un movimiento comunicacional”. Y es exactamente lo
que fue la marcha indígena de 1990 y las ocho siguientes, que lograron construir
puentes de comunicación entre los indígenas del TIPNIS y el conjunto de la
población boliviana, afectando seriamente la credibilidad de un gobierno cuyo
discurso indigenista no se corresponde con sus acciones autoritarias y su falta
de transparencia.
“Nuestros abuelos decían: No todo lo que se escucha es bueno y no todo
lo que se ve es verdadero”, decía Fabricano en su conferencia, y añadía que
también en el mundo indígena hay engaño y hay mentira, sobre todo en la
generación “bisagra” que a él le ha tocado vivir. Expresó que para los
indígenas hay cinco nociones importantes: “Conocer quienes somos, saber de
dónde venimos, dónde estamos en el tiempo, a dónde vamos y qué queremos”. Marcial
se refirió a la complementariedad indígena a través de la comunicación y a las
diferencias que, para existir, tienen que ser comunicadas en procesos de
participación.
Habló de la lucha del TIPNIS (Territorio
Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure) por su reconocimiento y por la
defensa del territorio frente al avasallamiento del proyecto extractivista. Se
refirió a la necesidad de abordar nuevas estrategias de organización a través
de los cabildos, en las que los procesos internos de comunicación serían
fundamentales porque permitirían reafirmar la historia y la tradición: “Cada
arruga que hay en mi cara y entre todas las arrugas que hay en mi cara está
toda la sabiduría de mis antepasados y de mi pueblo.”
Tercero, me sorprendió la presentación que hizo Ismael Pedriel en nombre
de la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB). Hay 18 pueblos indígenas en
el departamento del Beni, lo cual lo convierte en el de mayor diversidad en el
país. Se esperaba un discurso oficialista, como seguramente lo habría hecho Pedro
Vare que figuraba en el programa, pero su reemplazo enfrentó de manera
inteligente a una audiencia crítica al gobierno.
Expresó sin ambages que en la agenda
indígena el oficialismo se ha aplazado hasta ahora porque no ha cumplido con lo
que la Constitución Política del Estado establece. Habló del “fracaso” de los
indígenas en el sistema judicial y de la poca representación que tienen en la
asamblea plurinacional a pesar de los aportes que hicieron durante el proceso
constituyente.
Esta breve experiencia trinitaria
ratificó que por lo general prevalece la concepción de la comunicación como
“trasmisión” tanto en el ámbito académico como entre los indígenas. Son pocos
los que ven más allá del periodismo cuando se refieren a la comunicación, y por
ello me pareció importante este evento, porque ofreció una perspectiva de la
comunicación como proceso participativo, antes que como instrumento de
información.
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Primero te ignoran, después se ríen
de ti,
luego te atacan, entonces ganas.
— Mohandas Gandhi