Estuve en el IV Encuentro de
Documentalistas de América Latina y el Caribe (EnDocXXI) que tuvo lugar del 6
al 9 de marzo en el marco del 28º Festival Internacional de Cine en Guadalajara
(FICG). Me invitaron a dar la conferencia “El documental como memoria
histórica” y además participé en el lanzamiento de mi libro Cine comunitario en América Latina y el
Caribe publicado a fines del 2012, presentado por primera vez en el 34º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana.
Sobre mi conferencia en EnDocXXI y sobre la
presentación del libro salieron notas en Mayahuel, la revista del festival de
Guadalajara que se publicó cada día durante el FICG. Es la única huella que
quedará de esos momentos, ya que en ambos casos se frustraron las buenas
intenciones y la planificación inicial. El lanzamiento del libro fue sui generis pues solamente disponíamos
de un par de ejemplares para mostrar, la edición completa está al parecer
atorada en algún engranaje de la imprenta venezolana. En cuanto a mi
conferencia, yo mismo ofrecí suspenderla luego de tomarle el pulso al encuentro
de documentalistas que estaba sometido a tensiones que podían derivar en un infarto masivo. Me limité
a entregar el texto que ya tenía listo, y que espero publicar más adelante.
Para la reunión del IV EnDocXXI los
organizadores mexicanos (Manuel Martínez, José Peguero, Pita Ochoa, etc.)
habían previsto en concierto con Humberto Ríos tres conferencias magistrales y varias
mesas temáticas en las mañanas, y la asamblea general en las tardes. Pero la
actividad mañanera durante los tres días se vio afectada por la necesidad de
dedicarle un mayor tiempo a la discusión sobre los problemas de organización
que enfrenta la red de documentalistas.
En sus cinco años de existencia, una
buena parte de lo logrado por el EnDocXXI se debe al impulso inicial y al
entusiasmo y dedicación de Humberto “Negro” Ríos, a quien todos consideramos
fundador de la iniciativa aunque él modestamente rechace esa etiqueta. La
mayoría de los asistentes a la asamblea en Guadalajara vio con desazón la
persistencia de desacuerdos, rencillas y malentendidos en el interior de la
red, disputas por un poder que no es más que figurativo, ya que no se cuenta
con recursos y ni siquiera con una personería jurídica.
Mi posición durante el evento fue clara en sentido de que EnDocXXI no es una federación de asociaciones nacionales, ni un sindicato, sino una red de documentalistas independientes que participan a título individual y que debería estar abierta a todos los que realmente hacen cine documental o reflexionan sobre él. Mi desconfianza natural hacia las organizaciones que se arrogan una representatividad nacional se debe a que por lo general no representan a todos los que son, sino simplemente a todos los que están. O sea, no son incluyentes, salvo alguna honrosa excepción. Son como las cooperativas, que dividen a las comunidades porque solamente favorecen a un grupo.
Mi posición durante el evento fue clara en sentido de que EnDocXXI no es una federación de asociaciones nacionales, ni un sindicato, sino una red de documentalistas independientes que participan a título individual y que debería estar abierta a todos los que realmente hacen cine documental o reflexionan sobre él. Mi desconfianza natural hacia las organizaciones que se arrogan una representatividad nacional se debe a que por lo general no representan a todos los que son, sino simplemente a todos los que están. O sea, no son incluyentes, salvo alguna honrosa excepción. Son como las cooperativas, que dividen a las comunidades porque solamente favorecen a un grupo.
Aunque todo está todavía por hacer y no
hay ninguna torta para repartir las maniobras para copar espacios me
parecieron risibles, aún cuando hubo momentos dramáticos que se vivieron
durante la asamblea, donde algunos colegas embargados por la emoción perdían la
calma. Al respecto Iván Trujillo —director del FICG— dijo cuando vino a
saludarnos: “Si con esa pasión discuten por el documental, cómo será cuando
hacen el amor”. Una frase generosa, porque en realidad lo que más se practicó
fue el arte de la guerra.
Al cabo de los tres días se pudo
finalmente recomponer a la manera de una colcha de retazos una visión colectiva
que permitirá seguir avanzando hacia el quinto encuentro, donde se planteará
una propuesta de organización más estable. La doble tarea de preparar las opciones
para una figura legal de EnDocXXI y de mostrar resultados del trabajo de las comisiones
en un plazo de dos años le corresponde ahora a un colectivo provisional de
coordinación que se eligió durante la última jornada del evento. La asamblea
eligió un Secretario Ejecutivo (Humberto Ríos), una Secretaria Técnica (Susana
Molina, Cuba) y colegas para coordinar cada una de las cinco comisiones
existentes: Comisión de Formación (Tito Ameijeiras, Brasil), Comisión de
Distribución, Difusión y Exhibición (Ana María García, Puerto Rico), Comisión
de Normativas y Legislación (David Hernández Palmar, Venezuela), Comisión de
Festivales (Víctor Luckert, Venezuela), y la Comisión de Organización y
Comunicación (Alquimia Peña, Cuba).
No fue un desenlace muy salomónico pues
una parte de la región quedó marginada. Con toda razón países como México,
Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y otros podrían argumentar que no
fueron tomados en cuenta en la conformación de ese equipo provisional de siete
personas, y que dos países “repitieron” en la repartición de cargos, pero el
caso es que así funcionó la asamblea y lo que resta es mirar hacia delante y
mantener la esperanza de que los coordinadores de las comisiones serán
eficientes en el trabajo al que se auto-presentaron como candidatos.
En medio del festival, apenas una hora
antes de comenzar el encuentro de documentalistas cayó como una bomba de
fragmentación la noticia del fallecimiento de Hugo Chávez. Los principales
delegados venezolanos abandonaron inmediatamente el FICG para retornar a su país
y a partir de entonces un manto sombrío cubrió las actividades de la fiesta del
cine. Además de la simpatía política e ideológica de muchos participantes, la
preocupación por la muerte del Presidente de Venezuela tenía que ver con el
apoyo decidido que su gobierno dio a la cinematografía de la región y al temor
de que ese respaldo pudiera concluir. Concretamente la red EnDocXXI fue una de
las instancias que recibió ese apoyo oficial.
Rafael Rebollar, Oscar Menéndez, Alfonso Gumucio |
Para disolver la incertidumbre sobre el
futuro del EnDocXXI se anunció durante la clausura una oferta venezolana de
auspiciar la realización del V EnDoc en Caracas, el año 2015. Otro ofrecimiento
de los delegados de Cuba permitirá realizar en 2014 un encuentro de medio
término en La Habana, donde se reunirá el grupo encargado de llevar adelante
las propuestas de reforma de la red de documentalistas.
Cada uno de los eventos anteriores de
EnDocXXI ha generado declaraciones de principios y documentos que pueden ser
leídos en la página web de la red. Está la Declaración de Caracas (2008), la
Declaración de Guayaquil (2009), la Declaración de Buenos Aires (2011) y por
supuesto la Carta de Río (2008), considerada como el hito fundacional de la
red.
A pesar de la precariedad del IV EnDoc
reunido en Jalisco, también habrá una declaración pública que todavía se está
discutiendo a través de la plataforma virtual de intercambio, para acomodar las
peticiones de todos los que quieren subrayar algún aspecto organizativo o patriótico.
Parece que no será un documento conciso y eficiente, sino más bien extenso y
retórico, pero tendrá un rasgo reconocible: será un reflejo de lo que en este
momento es EnDocXXI.
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La memoria del corazón elimina
los malos recuerdos y magnifica los buenos...
— Gabriel García
Márquez