Nueva Crónica, No. 100 |
La revista quincenal Nueva Crónica y Buen Gobierno
llegó a su número 100, algo que celebramos sus lectores y colaboradores
en un acto en la Asociación de Periodistas de La Paz, el 28 de febrero pasado.
Horst Grebe y José Antonio Quiroga, los editores, me pidieron que dijera unas
palabras de ocasión, y lo hice, además de escribir un artículo de fondo en el número
centenario.
Nueva
Crónica no tuvo infancia. Cumple cuatro años
ahora, pero a diferencia de otras publicaciones periódicas que nacen con los
ojos pegados y empiezan a caminar a tropezones, que a veces se caen, y con
frecuencia no aprenden de sus caídas y titubeos, Nueva Crónica nació adulta.
Hay niños prodigios que aprenden a tocar
violín antes de empezar a hablar, pero la historia de Nueva Crónica no va por ese lado. Se desarrolló sin fuegos de
artificio, con esa seguridad que es indicio de un proyecto que se pensó y se reflexionó
con mucho detenimiento, y que se hizo realidad cuando había madurado como idea.
¿Qué significa Nueva Crónica para quienes ejercemos en la prensa escrita nuestro
derecho a opinar? ¿Qué palabras definen a esta ventana que nos permite dirigir
nuestras reflexiones hacia la sociedad? Yo escogería 3 “d” como perfil, y no me
refiero a la tercera dimensión que ha regresado a la moda en el cine, sino a tres
dimensiones que deberían acompañarnos siempre: diálogo, debate y democracia.
Nueva Crónica, No. 61 |
Nueva
Crónica es un espacio de diálogo horizontal porque no está mediado ni por el poder político,
ni por el poder económico. Es una posibilidad de ejercer la comunicación sin
jerarquías, y eso es lo que esta revista ofrece cada quince días: la oportunidad
de construir -sobre la base de acuerdos y desacuerdos- una visión crítica de la
sociedad en la que vivimos.
El aporte de Nueva Crónica a la democracia
en Bolivia no será suficientemente valorado hasta que pase algún tiempo, porque
mientras el país vive el torbellino del día a día, de lo inmediato y con
frecuencia efímero, esta revista parte del análisis de coyuntura para proyectar
visiones y proyectos de futuro. Y lo hace también desde un armazón de miradas
internacionales, que ayudan a entender el mundo y Bolivia en el mundo.
La vocación de debate en Nueva Crónica
es un rasgo precioso, en el sentido
de que debemos conservarlo y desarrollarlo aún más. A veces pareciera que el debate
no trasciende el soporte de papel en el que se imprimen nuestros textos, pero
eso es también parte de la dinámica en espiral en la que se ha sumido al país:
no se valora el pensamiento crítico, vivimos una época de polarizaciones
simplonas.
Hay proyectos soñadores, y este es uno de
ellos. Hay propuestas cuyo fundamento es la ética, y esta es una de ellas. Estamos
hablando de una revista que ofrece análisis profundos, seriamente documentados
y valientes sobre la realidad boliviana e internacional, a través de artículos
escritos por colaboradores de diferentes orientaciones ideológicas y políticas,
entre los que me precio de estar.
Ensimismados o sumidos en la faramalla de
la política local, pocos en Bolivia le dieron la bienvenida. El primer número de
Nueva Crónica nació el 11 de octubre
de 2007, con un editorial de Horst Grebe y una nota de presentación en la que los
editores afirman que la revista “aspira a construir una corriente de
opinión favorable a las reformas políticas e intelectuales que demanda la
sociedad boliviana a inicios del Siglo XXI y apuesta por un renovado diálogo
de saberes destinado al buen gobierno de la sociedad y de las personas”.
Nueva Crónica, No. 99 |
En la trayectoria de Nueva Crónica ha habido una voluntad permanente de acompañar de
manera crítica el proceso de cambio social que se vive en Bolivia, señalando
las inconsistencias y las arbitrariedades que desde el gobierno conspiran en
contra del Estado y de la ciudadanía, cuando se olvida que los procesos son
resultado de una construcción colectiva y democrática, donde todos los actores sociales
deben tener cabida.
El camino de quienes luchan por el
derecho a la comunicación y por la libertad de expresión es accidentado. El empecinado
posicionamiento de Nueva Crónica en defensa
de los derechos ciudadanos, reclamando coherencia en el ejercicio del poder y
transparencia en las instituciones del Estado, ha provocado no pocas veces reacciones
airadas de quienes se han sentido desnudados y expuestos a la opinión de los
bolivianos. Pero ni las presiones, ni los ataques han hecho que Nueva Crónica modifique una conducta
independiente y crítica, ajena a intereses de grupos empresariales o políticos.
Horst Grebe, José Antonio Quiroga, Alfonso Gumucio |
Nueva
Crónica es una revista que ha mantenido muy alto el
rasero de calidad que es indispensable para ganarse la confianza y la fidelidad
de los lectores. Sin censura ni autocensura de tipo ideológico, el único filtro
que existe en Nueva Crónica es el de
la excelencia y de la seriedad. Esto ha estado desde el inicio en la mira de
sus creadores, José Antonio Quiroga, de Plural, y Horst Grebe, del InstitutoPrisma.
El itinerario ha sido hasta ahora
estimulante y creativo. Tengo la fortuna de haber estado vinculado a Nueva Crónica desde antes que saliera a
la luz, cuando todavía se discutía el nombre que llevaría la publicación, y he
colaborado con ella desde el segundo número, 37 veces, con artículos sobre
temas políticos y culturales.
Muros que miran |
La galería pictórica de Nueva Crónica es un valor añadido a la
revista, no una simple decoración. Por sus páginas han pasado todos los grandes
de la pintura boliviana, sin excepciones, y también la mayoría de los talentos
más jóvenes. A veces me pregunto cómo hacen los editores de la revista para
seguir encontrando nuevos valores en la plástica del país. La selección ha
incluido algunas veces fotógrafos, y en esa medida me ha tocado exhibir mi
serie Muros que miran, publicada en
el número 57 de la revista.
Como lector y no solamente como
colaborador de Nueva Crónica, disfruto
cada vez el espacio que se le otorga al arte en las páginas de la revista. Las
imágenes que se incluyen en sus páginas son obras de arte que no aparecen como
ilustraciones de los textos, sino con plena autonomía. Cada número es una muestra
de un autor, y nos permite conocer la riqueza y la variedad del arte boliviano.
El número 100 se engalana, a la vez que rinde homenaje a uno de nuestros grandes
artistas plásticos, Lorgio Vaca.
Esperemos que así como no tuvo infancia, Nueva Crónica no tenga vejez. Que siga caminando con paso firme, sin
tropezar. Que mantenga su vitalidad y no le tiemble la mano.
Parte del equipo de Plural Ediciones |
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Yapa: