26 marzo 2012

Gran Sagarmatha


Aunque Oscar Wilde, con su habitual ironía rayana en el cinismo, solía decir “es fácil simpatizar con las penas de un amigo, lo difícil es simpatizar con sus éxitos”, suelo alegrarme cuando a mis amigos les va bien en la vida, y tiendo a compartir sus éxitos como si fueran propios.

Hace pocos días recibí un “emilio” de mi amigo nepalí Raghu Mainali, donde me dice que su organización, Nepal Forum of Environmental Journalists (NEFEJ), obtuvo el Premio de la Comunicación Rural 2012, otorgado por el Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) de la Unesco. 

En días pasados, el 22 de marzo, le entregaron el premio en París, en una gran ceremonia, según atestiguan las fotos que me hizo llegar y la entrevista que le hicieron.

Entrega del premio en la Unesco, París
Merecidísimo premio, porque NEFEJ es la organización gestora de Radio Sagarmatha emisora comunitaria pionera de la comunicación participativa no solamente en Nepal, sino en Asia. El nombre verdadero del Monte Everest, Sagarmatha, quiere decir "el frente del océano", una referencia a tiempos remotos, cuando el territorio de lo que hoy es Nepal se encontraba bajo las aguas del mar. Nadie lo diría ahora desde el Valle de Katmandú, a 1.300 metros de altitud sobre el nivel del mar.

Radio Sagarmatha, tuvo un importante liderazgo en la lucha contra el régimen monárquico y contribuyó en los movimientos populares que precipitaron el desmoronamiento del Rey Gyanendra Shah en 2008. Nepal vivió en 1990 la culminación del movimiento popular a favor de las libertades democráticas, que puso fin a casi 40 años de monarquía. La nueva Constitución de 1990 consagró el derecho a la libertad de expresión y abrió el camino para las primeras elecciones democráticas de 1991. En 1992 se aprobó la Política Nacional de Comunicación, seguida por la Ley de Difusión en 1993 y el Reglamento de Difusión en 1995.

 

Me siento especialmente cerca de esta experiencia de comunicación democrática, no solamente por mi larga amistad con Raghu Mainali, sino por la admiración que siento por su trabajo y por lo que NEFEJ y Radio Sagarmatha significan para la comunicación participativa, la lucha por la democracia y por el medio ambiente. Plasmé ese interés en mi libro Haciendo Olas: experiencias de comunicación participativa para el cambio social (2001), donde le dedico a Radio Sagarmatha uno de los 50 capítulos.

Con Raghu y un colega de NEFEJ, en Katmandú
Como el mundo es un pañuelo, con Raghu Mainali hemos coincidido muchas veces en diferentes puntos del mapa. Las reuniones de NuestrosMedios, red de la que ambos somos parte, de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), y de Unesco, nos han llevado a compartir momentos e ideas en Sydney, en Accra, en Amman, en Roma o en París, donde le entregaron ahora el premio.

En noviembre del 2007 visité a Raghu en Katmandú, su ciudad, y me llevó a conocer a los colegas periodistas de NEFEJ y con ellos a Radio Sagarmatha, que cumplirá muy pronto sus primeros 15 años de vida (comenzó a emitir en FM 102.4 el 22 de mayo de 1997).

Raghu Mainali y su familia, en Katmandú, 2007
Estuve también en su casa, compartiendo con su familia una comida nepalí en los días en que se celebraba la gran fiesta tradicional de tihar (el festival de las luces) muy similar y en las mismas fechas que los festejos de diwali en India.

También por otras razones el viaje a Nepal fue memorable. Quedé maravillado con los templos budistas y los tallados de figuras eróticas en los templos hinduistas que visité en el valle de Katmandú, una avalancha de imágenes que mis ojos apenas podían retener, pero por suerte lo hizo mi cámara. 

Sagarmatha, que los occidentales llaman Everest
Ya lejos en el tiempo y en el espacio, desde aquí, al otro lado del globo, es como si estuviera mirando la cima de Sagarmatha y abrazando en la distancia a mi amigo Raghu, de tan comprometida trayectoria. 

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Daría mi vida por un hombre que lucha
por encontrar la verdad,
pero lo mataría si dice que la encontró.

Luis Buñuel