08 noviembre 2016

Universidad rima con mediocridad

La universidad pública en Bolivia ya no es lo que era. El “templo de excelencia” se ha convertido en el vertedero de mezquindades. Aparte de algunas excepciones honrosas, en la universidad pública boliviana campea la mediocridad y la politiquería. El prebendalismo en la autonomía universitaria ha destruido lo que alguna vez fue un proyecto de independencia intelectual frente al poder.

Estudiantes de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS)
La universidad está desconectada de las políticas públicas, no investiga en profundidad, no produce conocimiento, publica muy poco, no está presente en el ámbito internacional, no destaca más que por las luchas intestinas que la desgastan. Las disputas, la envidia y el afán de poder, pasan por delante del debate académico, como hemos visto en la Universidad de San Simón en Cochabamba (UMSS), en la Universidad Gabriel René Moreno (UGRM), en la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

El absurdo se impone por voluntad de estudiantes y profesores a quienes no les interesa la excelencia académica. Algunos centros de estudiantes son nidos de pandillas incrustadas durante más años de los que dura estudiar una carrera. Como manejan recursos del IDH, desarrollan malas costumbres clientelistas. En la UPEA tienen el proyecto de establecer una norma que terminará aniquilando lo poco que queda: solo podrán enseñar allí los egresados de esa universidad.

Universidad Mayor de San Andrés (UMSA)
El 9 de noviembre hay en la UMSA elecciones de rector y vice-rector. Por lo que uno ve, la campaña es demagógica con ofertas tan lamentables como la titulación directa de licenciados. El candidato Heredia ofrece eliminar las modalidades de graduación para que la titulación en licenciatura sea inmediata tras concluir el plan de estudios. Es decir, convalidar la mediocridad.

No conozco a los candidatos, salvo a Waldo Albarracín, cuya anterior campaña tenía como eje favorecer la investigación, lo cual me pareció muy bueno. Sin embargo, no cumplió su promesa. Ahora, a pocos días de las elecciones, se ha encargado de anunciar que repartirá laptops a los docentes, ha puesto en marcha un servicio de autobuses para estudiantes y ha ofrecido abrir antenas de la UMSA en otros países (un despropósito dadas las condiciones de trabajo lamentables en la sede de La Paz, donde ni siquiera hay wifi libre en todos los edificios).

Aunque aparezca en todas las fotos de la pésima revista universitaria Cátedra, Albarracín ha perdido credibilidad porque ha permitido en nombre de la autonomía de las facultades que pequeños grupos se encumbren en los puestos de dirección, mediante maniobras que reducen a los adversarios, los difaman y los eliminan. Nada académico, todo político (en el peor sentido de la palabra). cada facultad se ha convertido en un feudo.

Universidad Pública de El Alto (UPEA)
Nuestras universidades públicas dan pena, no solamente por su bajo nivel académico, sino por cosas más elementales. No son capaces de mantener baños limpios, son ambientes de estudio desagradables, campus sucios, sin conectividad libre de internet. En la UPEA estuve una semana y no vi a ningún estudiante leyendo un libro, pero en cambio había mucho baile y ruido.

En la UMSA se investiga poco. En las 54 carreras prima lo político sobre lo académico, aunque en las “autoevaluaciones” que realizan estas carreras salgan bien paradas. La excepciones honrosas que conozco son las carreras de Historia, Literatura y Arquitectura donde se han hecho trabajos importantes. Tengo un recuerdo de alta exigencia académica en la carrera de Medicina, cuando estudié allí hace casi cinco décadas, pero no sé cómo está ahora.

Conozco la carrera de Comunicación y es un desastre. No hay más que dos o tres docentes que destacados en el campo de la comunicación, que hayan investigado y publicado, y que tengan cierto renombre por su trabajo. Por lo demás, llegan a cargos de dirección o de docencia personajes que en su vida han investigado o publicado nada. Y cuando hubo alguien que valía la pena en la dirección, lo derrocaron en el mejor estilo de un golpe militar. Así sucedió cuando docentes mediocres y estudiantes maleados que responden a consignas partidistas, “revocaron” de su cargo a Sidney Torres, director de carrera, sencillamente porque no era suficientemente dócil para manipularlo.

Salón de Honor de la UMSA, mueblería
Pasa algo similar en otras universidades públicas. Todo pasa por delante de lo académico y de la investigación. Los recursos provenientes del IDH se desperdician en muebles, computadoras, impresoras y otros artefactos, pero no en proyectos de investigación social que puedan aportar al país. Ese afán de amueblar todos los ambientes con recursos del IDH hace que el salón de honor del Consejo Universitario parezca un depósito en lugar de ser un espacio libre de muebles y de libre ingreso para apreciar el magnífico mural de Wálter Solón Romero, "retrato de un pueblo", que tuve el privilegio de ver nacer mientras Wálter lo pintaba. 

En nuestra universidades públicas no se promueve la investigación en ciencias humanas y sociales, y los pocos docentes que se dedican a ello lo hacen a pesar de la universidad, por cuenta propia. Incluso los formularios de proyectos para obtener recursos del IDH están diseñados para investigaciones que no tienen que ver con ciencias sociales. 

En otros países de la región la universidad estimula a sus investigadores para que asistan a eventos internacionales donde intercambian con colegas de otras universidades. En Bolivia no solamente no se los apoya con pasajes y viáticos, sino que se les niega el permiso para viajar y se los obliga a sacar esos días a cuenta de vacaciones. Por eso, los investigadores bolivianos están ausentes en los principales foros internacionales y si participan es porque reciben invitaciones directas.

¿Podemos realmente esperar algún cambio ahora? No creo.
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La universidad era un templo de sabiduría. Esto que hacen ahora es una escuela politécnica. Han dado la universidad a los financieros y los financieros lo que quieren es ganar dinero. Eso implica que lo que se enseña es saber hacer cosas, pero no saber cómo son las cosas. 
José Luis Sampedro

(Una versión más corta de este artículo se publicó en Página Siete el sábado 5 de noviembre 2016)