Vapuleado, ignorado, invisible… el cine
comunitario renace incesantemente cuando, cada vez, se lo da por muerto o
malherido. En realidad y a pesar de sus limitaciones, goza de buena salud, pero
eso no lo saben quienes están inmersos en las prácticas cotidianas y quienes
estudiamos los procesos.
Una oportunidad para hacer un balance de
esos procesos y a la vez construir una red, se dio en Ecuador un par de semanas
atrás, en el Encuentro Internacional de Cine Comunitario convocado por el
Consejo Nacional de Cine (Co-Cine), con el concurso entusiasta de la asociación
civil El Churo, que tuvo a su cargo la organización y la logística.
El encuentro permitió ponerse al día con
ese movimiento de voluntades que promueve un cine diferente, un cine que
reclama imágenes propias producidas por las comunidades y difundidas en
diferentes espacios posibles, los alternativos y los comerciales.
Con Pocho Álvarez y Juan Martín Cueva |
Fue una ocasión privilegiada para mi, porque
se presentó durante el evento la tercera edición de Cine comunitario en América Latina y el Caribe, el libro de la
investigación que coordiné para la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano
durante 2010 y 2011. La primera edición se presentó inicialmente en 2012 en el
Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, y la segunda, producida
por el Centro de Competencias en Comunicación de la Fundación Friedrich Ebert, nació
gracias a la iniciativa de Omar Rincón.
Esta vez, la idea de Pocho Álvarez, uno
de los investigadores del libro, tuvo buena acogida en el Consejo Nacional de
Cine del Ecuador, gracias al dinamismo de su director ejecutivo, Juan Martín Cueva,
quien se hizo cargo de la nueva edición, presentada primero en la Feria
Internacional del Libro en Quito y dos días más tarde en el marco del Encuentro
Internacional de Cine Comunitario.
Todo encuentro es una ocasión para
compartir y para aprender de otros. Cineastas y animadores de colectivos de
cine comunitario llegados de Colombia, Perú, Argentina, Bolivia y por supuesto
de todos los rincones de Ecuador hicieron posible que esos intercambios de
producciones y reflexiones enriquecieran el concepto que tenemos de un
audiovisual realizado y difundido por comunidades rurales y urbanas.
Hay colectivos que se dedican con especial
esfuerzo a la capacitación, otros a la producción, como Cine en Movimiento
(Argentina) y otros a la difusión, como los microcines del Grupo Chaski (Perú)
o el Festival Ojo al Sancocho (Colombia), donde el cine comunitario de toda la
región se hace visible. Y hay proyectos de largo aliento como CEFREC, que anima
Iván Sanjinés en Bolivia, donde se integran acciones de capacitación, de
producción, de difusión y de intercambio de obras producidas por indígenas.
La dinámica de participación hizo que en
lugar de ponencias presentadas de manera convencional, tuviéramos conversatorios,
dinámicas de grupo, y espacios para talleres en las tardes, de modo que cada
quien pudiera aportar desde su propia experiencia, con la certeza de que todas
las experiencias cuando están puestas en diálogo, contribuyen a una
construcción colectiva de conocimiento.
Esto último, el proceso de construcción
colectiva de conocimiento, es en realidad lo importante de las prácticas del audiovisual
comunitario, donde no solamente importan los productos (las películas resultantes),
sino los procesos de participación comunitaria que son, en si, transformadores
de la realidad social, política y cultural.
Las reseñas de los festivales de cine convencionales
suelen habla de las películas, pero la reseña de un evento que convoca al diálogo
no puede sino hablar de procesos como los que tuvieron lugar en los días que
estuvimos reunidos en Cotacachi, una población a tres horas de Quito, uno de
los referentes de la cultura popular en Ecuador, y además, un referente de
resistencia cultural frente a las políticas económicas extractivistas del
gobierno de Rafael Correa.
Juan Martín Cueva y Jomar Cevallos, alcalde de Cotacachi |
El día de la inauguración del evento el
alcalde de Cotacachi, Jomar Cevallos, acentuó las diferencias ideológicas que
separan al movimiento político local Ally Kawsay de la propuesta del gobierno
central que promueve el Sumac Kawsay. No
solamente existe una distancia semántica entre ambos (Ally Kawsay está ligado a
lo cotidiano, mientras que el Sumac Kawsay se considera un superlativo
arrogante), sino que la distancia se expresa concretamente porque quienes
militan en Ally Kawsay están en contra de la explotación minera y petrolera
alentada desde el gobierno.
Los indígenas ecuatorianos tienen claro
que la economía extractivista amenaza sus territorios y su vida cotidiana, y
que es todo lo opuesto al “vivir bien” de los discursos oficiales. Es más,
rechazan la división entre “izquierda” y “derecha” que los deja al margen. Como
reacción a la dolarización del Ecuador, algunas asociaciones indígenas
contraponen la “eco-si-mía” a la economía,
y han desarrollado desde hace tres lustros un sistema de intercambio de valor
que no depende del papel-dinero.
Iván Sanjinés, Alfonso Gumucio, Pocho Álvarez |
En mis intervenciones durante el
encuentro traté de posicionar la comunicación, la cultura, la participación y
la organización como los ejes de los procesos de comunicación comunitaria que
contribuyen a construir conocimiento colectivamente, ya sea a través del audiovisual
como de cualquier otro proceso de interacción entre personas y grupos que
tienen un horizonte común.
Las sesiones del encuentro fueron
fundamentalmente de intercambio de información entre los cineastas y grupos
sobre las actividades que desarrolla cada uno de ellos. En las noches se
exhibieron muestras de ese trabajo realizado. Como dije en las sesiones de
cierre me parece que había que trascender el nivel descriptivo de las presentaciones,
hacia un nivel más reflexivo y autocrítico.
En una línea similar se expresó Juan
Martin Cueva, desafiando a los grupos comunitarios a presentar propuestas
concretas que pudieran derivar en políticas públicas que apoyen en el
desarrollo del cine comunitario sin mermar su carácter independiente. Por su
parte, Wilma Granda, directora de la Cinemateca nacional del Ecuador, ofreció
espacios de exhibición, como la “consulta pública”, para el audiovisual
comunitario.
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Sólo somos curiosos en proporción
con nuestra cultura.
—Jean Jacques Rousseau