Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) |
Desde hace seis meses soy parte de un
estimulante proceso académico cuyo objetivo es formar mejores investigadores, mejores
científicos sociales y, al fin de cuentas, mejores personas.
Medio centenar de profesionales de diversas disciplinas nos hemos embarcado en el doctorado en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario que existe gracias a un convenio entre la Universidad Autónoma de Coahuila y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) guiados por la batuta de colegas cuya visión y capacidad de reflexión pretende revolucionar la manera como las universidades, por lo general, encaran los estudios de posgrado.
Medio centenar de profesionales de diversas disciplinas nos hemos embarcado en el doctorado en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario que existe gracias a un convenio entre la Universidad Autónoma de Coahuila y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) guiados por la batuta de colegas cuya visión y capacidad de reflexión pretende revolucionar la manera como las universidades, por lo general, encaran los estudios de posgrado.
A la cabeza de ese equipo están Jorge
González, Margarita Maass, José Amozurrutia, Santiago Chío y otros científicos
sociales que por fortuna están dotados de una dosis magnífica de locura y buen
humor a través de la que han construido no solamente una relación incitante de
trabajo intelectual sino de contagiosa amistad. Lejos de erigirse como
obeliscos o monolitos para reverenciar, estos doctores con sólida formación
académica y significativas obras publicadas intentan desacralizar las formas de
aprendizaje y de investigación para hacerlas más útiles en los procesos de
cambio social. “Dicho en lenguaje
científico –como afirma Jorge- lo doctor no quita lo pendejo”.
Conferencia de Jesús Galindo Cáceres |
Aquí no se trata de obtener un título
sino de cambiar la manera como se investiga. Quienes se acercan a este
doctorado en busca de un cartón profesional pueden terminar derrotados por su
propia ansiedad y por su tradicional sentido de la competitividad. Lo que anima
a la mayoría de quienes participamos en esa aventura que trata de escapar a las
formalidades académicas sin perder un ápice de su rigor, es la posibilidad de
inventar y generar colectivamente conocimiento.
Más allá de un ejercicio que durará tres
o cuatro años hasta la presentación de las tesis doctorales, lo que se quiere
en este proceso innovador es crear una red internacional de investigadores cuyo
trabajo incluye miradas interdisciplinarias, así como una perspectiva de cibercultur@
y de epistemología genética para estudiar sistemas sociales complejos.
A principios de este mes nos reunimos
durante una semana en México, en el VII Coloquio Internacional de Investigación
y Desarrollo de Proyectos Interdisciplinarios (2 al 6 de Junio 2014). La idea
del encuentro era mirarnos a los ojos e intercambiar ideas sobre el marco
teórico que nos permite dialogar sobre sistemas sociales complejos, comunidades
emergentes de conocimiento y cibercultur@, una palabreja que se las trae pues
encierra mucho más de lo que dice en apariencia.
Presentación del Grupo 2: Frentes Culturales |
El conocimiento es un proceso individual
y colectivo a un mismo tiempo porque implica el reconocimiento y la producción
humana mediada por valores personales y por intereses y destinos colectivos. El
conocimiento no es información pero se construye cruzando la información que
cada persona genera y la que recibe de otros, contrastada con sus valores, su
cultura en el sentido más amplio, y en diálogo con los objetivos y con las
contradicciones de la sociedad en la que vivimos.
El concepto de cibercultur@ es atractivo
porque provoca una tensión creativa cuando se contrasta o se opone a la idea
vulgar (es decir común o generalizada) que asocia el término a las nuevas
tecnologías de la información y de la comunicación. La propuesta de
cibercultur@ es bastante más ambiciosa porque vincula el pensamiento a la
acción a partir de una comprensión del término que no es dependiente de la
cibernética ni de las nuevas tecnologías, sino de la cultura del conocimiento
producido colectivamente a partir de procesos de investigación-acción
participativa. Kyber o κυβερ significa en griego gobierno o control, por lo que
cibercultur@ nombra la capacidad de cultivar el poder para cambiar desde uno
mismo (@ “bucle de retroalimentación”) el entorno social.
Grupo 2. De izquierda a derecha: Alfonso Gumucio, Jorge Thamer, Jorge González, Hilda Castro, Dora Cabezas y Víctor Méndez |
La cibercultur@ “se dirige a describir,
analizar y explicar los diversos procesos de relación entre las ecologías
simbólicas de sociedades determinadas en el tiempo y en el espacio y el vector
tecnológico” escribió Jorge González en 2011. Los elementos simbólicos son
centrales en la cibercultur@ porque llenan de sentido las formas de relación
entre los diferentes actores involucrados y porque la negociación entre estos
con la perspectiva de un fin común, pasa necesariamente por la comunicación, es
decir por expresiones del lenguaje que ayudan a explicitar los sentidos y a
negociar los acuerdos. Las relaciones de sentido abordan una amplia gama de
aspectos en el sistema complejo, desde la biología y el entorno ambiental hasta
la superestructura: pensamiento, identidad, ideología.
El programa del VII Coloquio incluyó en
la parte formal conferencias magistrales y presentaciones de los once grupos de
trabajo interdisciplinario, sobre sus avances durante el semestre. Las
conferencias magistrales de Carlos Gay García sobre calentamiento global, de
Jesús Galindo sobre ingeniería social y de Jorge González sobre antroponomía fueron
la evidencia de que el pensamiento de ellos no está confinado a lo que la rígida
academia dicta como normas pero es un pensamiento riguroso y creativo.
Los organizadores del coloquio tuvieron
la idea (mala o buena, lo dirán quienes me escucharon) de incluirme entre
quienes ofrecieron las conferencias magistrales. Me pidieron que hablara de
comunicación participativa, desarrollo y cambio social, pero al final hablé de
aquello que el espacio del doctorado me permite reflexionar. Siguiendo la pauta
que me dio un mes antes Marcial Fabricano durante una visita que hice a
Trinidad, hice el mismo recorrido que hacen los indígenas de las tierras bajas
cuando se interrogan a sí mismos: “Conocer quienes somos, saber de dónde
venimos, dónde estamos en el tiempo, a dónde vamos y qué queremos”.
El doctorado es un espacio para
interrogarse colectivamente. La propuesta de cibercultur@ ofrece la posibilidad
de cruzar las miradas interdisciplinarias en el análisis de sistemas complejos
que no pueden ser abordados si no es a través de comunidades emergentes de
conocimiento. No conozco planteamiento
más progresista e innovador en los estudios de posgrado generalmente marcados
por conductas individualistas.
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Los hombres viven en
comunidad,
en razón de las cosas
que tienen en común,
y la comunicación es
el medio como posee cosas en común.
—John Dewey