17 abril 2014

Contra el silencio

Hay un cine que no vemos ni en las salas comerciales, ni en la televisión, ni en las cinematecas. Un cine que apenas asoma como la punta de un iceberg, del que conocemos en el mejor de los casos un 5% o 10% de su volumen, de todo lo que se produce. No es solamente cine independiente, es además cine documental, cine que irrita al poder, cine de resistencia, cine que molesta porque hace pensar, cine que cuestiona la violencia, la discriminación, la corrupción y la degradación del medio ambiente, y en cambio promueve la memoria colectiva, la convivencia pacífica y la justicia social. Hay muy pocos espacios para ver ese cine.

Mientras vivía en México tuve oportunidad de participar varias veces como espectador en el festival de cine “Contra el silencio, todas las voces”, pero ahora me invitaron a principios de abril como miembro del jurado de esta muestra que ha logrado llegar a la octava edición sin perder los principios que adoptó al nacer, entre ellos el de ofrecer todas las exhibiciones gratuitamente.

Más que un festival, este es un proyecto de defensa y promoción del cine documental, no solamente porque se especializa en este género maltratado por los distribuidores y por los que financian la producción, sino porque en cada edición ha logrado ampliar su radio de acción a través de más de un centenar de espacios de exhibición en centros culturales, iglesias, auditorios municipales y salas de cine no comerciales. De ese modo la población del distrito federal y del Estado de México, Puebla, Baja California, Aguascalientes, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y otros estados de la federación, tiene la oportunidad de ver cine documental de Latinoamérica y de España que no podría ver de otra manera. Desde el año 2006 los documentales se difunden regularmente en TV UNAM, el canal de televisión de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La oferta de películas ha crecido tanto, que este año los organizadores tuvieron que abrir una nueva categoría, “Arte y sociedad”, para acomodar 20 películas que no cabían en las otras nueve categorías especializadas en medio ambiente y desarrollo sustentable, mujeres, derechos humanos, fronteras, migraciones y exilios, indígenas, vida cotidiana, discapacidad, movimientos sociales y organización ciudadana, y prevención de las adicciones. En total 194 películas seleccionadas para la competencia y un total de casi 400 documentales en exhibición.
 
Cristian Calónico (tercero desde la izquierda) y algunos miembros del jurado internacional


Todo ese esfuerzo es obra de Cristián Calónico, cineasta independiente y profesor de cine en la Universidad Autónoma Metropolitana, quien ha logrado aglutinar a su alrededor a un pequeño grupo de colaboradores tan decididos y esforzados como él. El evento de cine no se limita a la exhibición de las películas sino que incluye un Encuentro hispanoamericano de cine y video independiente, además de varios foros y talleres.

En la sección “Movimientos sociales y organización ciudadana” tuvimos la oportunidad de ver testimonios y documentos que narran formas de lucha y de resistencia cultural en toda la región latinoamericana y en la península ibérica, donde la gente se organiza en comunidades espontáneamente para reclamar sus derechos y su lugar en una sociedad democrática. Los indignados en Catalunya, los estudiantes en Puerto Rico, la policía comunitaria en México, los campesinos en Argentina o los jóvenes anarquistas en Chile son algunas de las experiencias de participación popular que si no llegan a transformar la sociedad, por lo menos transforman a las personas que participan en los movimientos ciudadanos. 

Jurado de la sección "Movimientos sociales": Gumucio, Martí y Rovira
Como jurado me tocó analizar 15 obras de Argentina, Chile, México, Puerto Rico y España junto a mis colegas Guiomar Rovira y Salvador Marti, catalanes residentes en México. No tuvimos mayores dificultades para ponernos de acuerdo sobre las obras que preferíamos. Decidimos otorgar el premio a película gallega La huella de los abuelos de Xosé Abad y menciones a Montaje: caso bombas realización colectiva del Canal Barrial 3 (Chile) y a Javier Sicilia, en la soledad del otro de Luisa Riley (México).

En las otras secciones se otorgaron premios a D-construyendo parte de mi (España), Son duros los días sin nada (México),  El tigre y el venado (El Salvador), Espantapájaros (México), Azul intangible (México), El engaño (Nicaragua), Pepe el andaluz (España), Colapsos (México), México flamenco (España), Contagio (México), entre otros.

El festival fue una ocasión, además, para renovar lazos con colegas y amigos de varios países. Reencuentros con amigos mexicanos y nuevos vínculos con colegas de otros países de la región.

He sido jurado en varios festivales de cine en Montréal, Kelibia, La Habana, Cartago, Mannheim, La Paz, Tipasa, México y Málaga, entre otros. La tarea de decidir sobre los premios es a veces difícil. Hay películas que maravillan porque interpelan tanto las ideas como los sentimientos, y otras con las que uno siente la tentación de apretar el botón de fast forward para ver si más adelante hay algo que valga la pena rescatar. Al final, lo que realmente cuenta es la manera como una película dialoga con el espectador.  No importa solamente el tema sino el lenguaje cinematográfico que explora el tema.

Luis Lupone, Teófila Palafox, Oscar Menéndez y Guadalupe Ochoa
en uno de los debates sobre cine documental
Contra el silencio todas las voces” prueba que hay obras de mucha madurez conceptual y artística y otras donde la expresión cinematográfica está en último plano. No basta colocar la cámara frente a la “realidad”, el documental de cine es necesariamente un discurso estructurado, una obra de creación que implica investigación, planificación, pericia técnica y talento artístico para poner imágenes y sonidos de diversa procedencia y textura en diálogo con el espectador o participante. No se trata de mostrar simplemente un tema sino de construir un discurso coherente y atractivo.

El cine documental no está reñido ni con la belleza, ni con la técnica.  El talento de un director o de un colectivo de realización queda en evidencia tanto en un film de ficción como en un documental. Ambos son un discurso, una construcción argumental, una argumentación sustentada por un concepto y una filosofía personal o comunitaria.

____________________________ 

El cine es un espejo pintado.

—Ettore Scola