01 junio 2013

Miradas profundas

A mediados de mayo participé en Montevideo en una experiencia singular y renovadora, el taller de cine documental propiciado por la cadena de televisión Al Jazeera como parte de la iniciativa denominada Viewfinder, a su vez emparentada a un programa mayor, Witness.

De cómo llegué allí es una historia que quiero contar brevemente. Meses atrás leí una convocatoria de Al Jazeera para la producción de películas documentales en América Latina y decidí participar con un proyecto que tenía en cantera. A la convocatoria de los organizadores de Viefinder respondieron 530 proyectos y fueron seleccionados once, entre ellos el mío. De esos pocos, seis serán producidos por Al Jazeera y difundidos durante el año 2014 hacia los 250 millones de espectadores que la cadena televisiva con sede en Doha (Qatar) afirma tener en el mundo. 

El concepto de documental observacional que promueve Al Jazeera en sus programas Witness y Viewfinder, sin comentario en off y sin narrador “neutro”, coincide en buena parte con mi propia perspectiva en los documentales más recientes que he realizado. Tanto Mujeres de Pastapur (India, 2008) como Voces del Magdalena (Colombia, 2006) dan fe de esa orientación hacia un documental donde la realidad habla a través de sus protagonistas.

Jean Garner y Patricia Boero
Al Jazeera promueve a cineastas cuyas historias buscan “captar el impacto de la transformación a través de la lente de los que viven en el camino del cambio”. El sello distintivo de los documentales de Witness es “ir más allá de los titulares de la hora de llevar la narración en profundidad de los más afectados por los acontecimientos mundiales”. Del mismo modo en la serie Viewfinder se busca identificar nuevas perspectivas de cineastas que trabajan en regiones emergentes del mundo.

El desarrollo del taller fue una experiencia estimulante facilitada por Jean Garner, Rodrigo Vásquez, Keith Lynch y Patricia Boero, del programa Witness y Viewfinder de Al Jazeera. El equipo de DocMontevideo encabezado por Luis  González fue el anfitrión ideal tanto para las sesiones de trabajo de toda la semana como para en los momentos de esparcimiento.

Los once cineastas preseleccionados por Al Jazeera tuvimos la oportunidad de intercambiar los detalles sobre nuestros proyectos y sobre la realidad de nuestros países, acicateados continuamente por el alto nivel de exigencia de los organizadores del taller. Las discusiones, a veces apasionadas, permitieron enriquecer cada una de las propuestas. 

Si bien solo once proyectos fueron escogidos entre varios centenares para participar en el taller, son más los países representados en las temáticas propuestas. Por ejemplo, el proyecto de una joven de origen mozambiqueño-brasileño cuya propuesta es filmar a un niño haitiano que todos los días atraviesa la frontera para ir a la escuela en República Dominicana, o el proyecto de un colega brasileño que quiere filmar a inmigrantes haitianos en la ciudad fronteriza de Brasileia, territorio del Acre.

Los temas y los personajes son variados: un campeonato de ajedrez en una cárcel de Uruguay, una radio mapuche en la Patagonia, una artista de rap en la peligrosa Comuna 13 de Medellín, o la reconversión de una antigua prisión en un centro cultural en Honduras, las mujeres sin techo en Sao Paulo. En cada caso hay uno o dos personajes que conducen la historia y que permiten estructurar de antemano los guiones sin perder la frescura de la observación. La comunicación y la cultura constituyen en casi todos los proyectos el eje central articulado a cambios sociales en espacios de diálogo y de resistencia.

Los seleccionados, con el equipo de Viewfinder y Doc Montevideo
Este es el segundo año que se realiza el programa Viewfinder en América Latina.  Esto quiere decir que ya hemos visto los resultados concretos de la primera ronda, con producciones tan interesantes como Glances (Miradas) dirigida por Alfonso Gastiaburo, quien también participó en el taller para compartir su experiencia.

Montevideo es una ciudad apacible y Uruguay vive un momento político ejemplar en muchos sentidos. El contexto del país no podía ser más favorable para la realización de un taller de estas características.

No todo es trabajo en la vida, aunque el trabajo y el placer con frecuencia sean una misma cosa. En Montevideo aproveché para volver a ver a amigos de muchos años, cineastas como el “Flaco” Walter Tournier y Mario Jacob, director y productor respectivamente de esa gran película de animación que es Selkirk, la verdadera historia de Robinson Crusoe. Estuve también con mi colega Gustavo Gómez, especialista en legislación sobre comunicación, quien me contó algunos entretelones del proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales que en estos días es discutida en el parlamento uruguayo a pesar de la oposición cerrada de los propietarios de medios de información privados y de las dudas del propio presidente Pepe Mujica. Y con Guilherme Canela, de Unesco, que como Asesor Regional tiene a su cargo el tema de comunicación en América del Sur.

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Un film es una cosa viva. No soy de los directores que se atienen a lo que hay escrito. Mis películas cambian enormemente durante el rodaje.

—François Truffaut