Pasé varios días en el norte del Perú,
cerca de la frontera ecuatoriana, invitado por la Universidad de Piura (UDEP)
para inaugurar con una conferencia magistral y el primer curso el Diplomado en Gestión de la Comunicación para el Desarrollo y Responsabilidad Social,
dirigido a profesionales vinculados a proyectos de desarrollo en ONGs,
organizaciones internacionales e instituciones privadas y públicas.
Entre los colegas a cargo del diplomado y
de las actividades de comunicación en Piura encontré a profesionales valiosos y
comprometidos con los ideales de una comunicación participativa para el cambio
social, como la decana Mela Salazar y las profesoras Luisa Portugal y Nancy
Estrada. Además tuve oportunidad de conversar con Rolando Rodrich Portugal que
está a cargo de los posgrados, con Alejandro Machacuay que es un experto amante
del cine, y con Jorge Viera que está a cargo del Departamento de Proyectos, el
espacio de proyección social de la universidad hacia las comunidades de la
región.
Aunque la comunicación para el desarrollo
es relativamente nuevo en la Universidad de Piura, encontré un enorme interés
en profesores y alumnos. La universidad aún carece de información y
bibliografía suficiente sobre el tema, pero ya lo incluye en sus líneas de
investigación, lo cual es alentador. Entre los profesores externos invitados para
el diplomado figuran algunos de tan reconocida trayectoria como Rosa María
Alfaro. No cabe la menor duda de que el diplomado tendrá impacto en la manera
de planificar los programas regionales y de trabajar con las comunidades. Allí
es donde más se necesita una concepción de la comunicación como proceso
participativo, y no tan solo como emisión de mensajes corporativos.
El campus de la Universidad de Piura es
en sí un laboratorio para el desarrollo. Jorge Viera me mostró una serie de
fotografías aéreas que muestran que ese lugar era pocas décadas atrás parte del
desierto característico del ecosistema de la región, pero la implementación de
una política de forestación con algarrobos ha convertido el lugar en un oasis
con un microclima que permite evadir el calor intenso propio de Piura. Aprendí
algo interesante: a los plantones de algarrobo debe regárselos con poca agua
para que sus raíces crezcan en profundidad, verticalmente, y no se extiendan de
manera superficial, horizontalmente.
Conocí pisos ecológicos distintos en la
visita de campo que hice acompañando un equipo de técnicos del Sistema Regional
de Conservación de Áreas Naturales (SRCAN) en el distrito de Santa Catalina de
Mossa, en Morropón y en el bosque seco de Piedra del Toro, donde el programa de
fortalecimiento de capacidades locales está acompañado de acciones de
comunicación. El proyecto de protección de la biodiversidad promueve el
desarrollo sostenible en 11 distritos de la región y cuenta con la
participación de los pobladores. Mi corta visita a Paltashaco y Piedra del Toro
me permitió apreciar la importancia de la comunicación en la sostenibilidad de
las iniciativas regionales.
La agenda que los colegas de la
Universidad de Piura prepararon para “sacarme el jugo” incluyó reuniones con profesores
y conversatorios con estudiantes tanto del curso de comunicación para el
desarrollo que dicta Nancy Estrada, como del Aula de Comunicación que reúne a
los alumnos destacados, coordinado por el profesor Tomás Atarama.
También se programaron entrevistas con la
Dirección de Comunicación (Dircom) de la universidad, con el diario La
República y con Radio Cutivalú, experiencia pionera de radio comunitaria en
Piura, cuya visita pedí expresamente que se incluyera en la agenda. Estas
entrevistas fueron publicadas en días subsiguientes y pueden ser consultadas en
estos enlaces: UDEP Hoy, La República y Radio Cutivalú. Días antes de llegar a
Piura, El Tiempo había publicado otra entrevista sobre los mismos temas.
El año 2002 y 2003 fui parte del equipo —coordinado
por Víctor Van Oeyen, Andrés Geerts y Claudia Villamayor— que realizó por
encargo de ALER y AMARC la investigación colectiva La práctica inspira (2004) sobre la sostenibilidad de las radios
comunitarias en América Latina. Seleccionamos 32 experiencias sobresalientes
por su capacidad de mantenerse a través del tiempo con base en criterios de
sostenibilidad social, sostenibilidad institucional y sostenibilidad económica.
Aunque escogí como objeto de mi análisis Radio La Primerísima, en Nicaragua,
mantuve mi interés por las otras emisoras seleccionadas en diversos países, y
he tratado de visitarlas cuando se ha presentado la oportunidad.
Así sucedió ahora con Radio Cutivalú (630
AM) “la voz del desierto”, una de las experiencias de radio comunitaria más
emblemáticas de América Latina, que ya cumple 27 años de existencia. La
historia de Cutivalú (el nombre de un cacique indígena) se remonta a 1984
cuando el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) del Perú
(yo trabajé en la institución homónima en Bolivia), para hacer frente a inundaciones
que dejaron incomunicada a la región, diseñó un proyecto de comunicación, el InstitutoTeleeducativo Los Tallanes (INTELTA), del cual surgió Radio Cutivalú el 24 de
octubre de 1986.
Rodolfo Aquino, quien fuera su director de
la emisora durante varios años, y Belia Concha Alburqueque, su actual directora,
se refieren a Radio Cutivalú en estas entrevistas.
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La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento,
sino también
en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.
—Aristóteles