Qué auspicioso es empezar con esta nota el 14 baktún maya, un nuevo ciclo de 400 años, y el principio de la “cuenta larga” de cinco mil años.
A fines de noviembre participé en Popayán, Colombia, en el Foro Nacional de Comunicación Indígena “Hacia una Política Pública Diferencial de Comunicación e Información”. Me invitó Vicente Otero Chate, coordinador de comunicación y prensa del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), con quien mantengo desde hace años una relación fluida en torno al tema del derecho a la comunicación de los pueblos indígenas. Con Vicente hemos coincidido varias veces en eventos internacionales.
A fines de noviembre participé en Popayán, Colombia, en el Foro Nacional de Comunicación Indígena “Hacia una Política Pública Diferencial de Comunicación e Información”. Me invitó Vicente Otero Chate, coordinador de comunicación y prensa del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), con quien mantengo desde hace años una relación fluida en torno al tema del derecho a la comunicación de los pueblos indígenas. Con Vicente hemos coincidido varias veces en eventos internacionales.
con Vicente Otero, del CRIC |
La decisión del CRIC de auspiciar este
Foro Nacional en coordinación con la Organización Nacional Indígena de Colombia
(ONIC) y la Asociación de Medios de Comunicación Indígena de Colombia (AMCIC), surgió
en el marco del Año Internacional de la Comunicación Indígena con el propósito
de marcar el rumbo hacia la Segunda Cumbre Continental de Comunicación Indígena
del Abya Yala que tendrá lugar en Oaxaca (México) en octubre de 2013, y
atendiendo el mandato del VIII Congreso de la ONIC, “para consolidar el sentir
y entender colectivo de la comunicación”. Hay abundante información en la
excelente y bella página web sobre el evento.
Entre los objetivos del foro, el CRIC se
propuso “reflexionar sobre el sentido de la comunicación indígena, sus
formas propias, así como los medios y las tecnologías apropiadas; pensar el
papel de la comunicación indígena como eje transversal en los procesos
organizativos y en todos los aspectos de la vida comunitaria y colectiva en el
territorio; conocer experiencias exitosas de políticas públicas de
comunicación e información construidas desde y para los pueblos indígenas del
continente Abya Yala; socializar, complementar y consolidar los avances
actuales en la construcción de una política pública diferencial de comunicación
e información y diseñar una hoja de ruta e identificar las metodologías y
los mecanismos de coordinación necesarios para continuar ese trabajo de
construcción colectiva y concertada, desde los pueblos y las comunidades
indígenas de Colombia”.
Fue muy estimulante ver reunidos para
hablar del derecho a la comunicación a indígenas de los pueblos nasa, awa, inga,
wayuu, uwa, pastos, embera, arhwaco, kokonuko, sikuani, misak, kamkuamo, kamentsa,
koya, yanakona, muisca, katio, zenu, bora, pijao y otras comunidades
colombianas, así como de Bolivia, Perú y Ecuador, pertenecientes a más de 30
organizaciones. La delegación oficial de Bolivia contó con la participación de Wilma
Aliaga de la Coordinadora Audiovisual Indígena Originaria de Bolivia (CAIB)
y Humberto Claros del Sistema Plurinacional de Comunicación Originaria
Indígena.
Mi papel en este gran evento que reunió a
729 participantes se limitó a moderar el Panel: “La comunicación indígena como
alternativa frente a la mercantilización de la palabra”, en el que participaron
Marta Rivera Olaya de la OZIP, Feliciano Valencia de la ACIN, Sally Burch de
ALAI (Ecuador), Jorge Agurto de SERVINDI (Perú) y Marta Rodríguez, la pionera
del cine documental indigenista en Colombia, a quien me une una amistad de
cuatro décadas.
Marta recordó la solidaridad del nuevo
cine latinoamericano, nacido en los años 1950, con los pueblos indígenas y el
papel que tuvo el documental para revelar la situación política y social en
momentos en que se hacía cine sin recursos y ni siquiera existían escuelas de
cine. Los cineastas de ese movimiento del cual Marta es pionera, se dieron
cuenta de la importancia de la memoria y a través de su cine contribuyeron a
proteger a los indígenas en una época en la que “no era un delito matar
indios”.
Alfonso Gumucio, Marta Rodríguez, Feliciano Valencia |
En el mismo panel, Feliciano Valencia
hizo gala de su capacidad de oratoria y de su lucidez como dirigente político
cuando habló de la importancia de la diversidad y de las alianzas en el proceso
cultural y político de construir colectivamente, desde abajo, una sociedad
intercultural. Subrayó la importancia de la comunicación en el diálogo con
otras culturas, para abrir el debate, y censuró el hecho de que la comunicación
no solamente no está en la agenda de las autoridades nacionales, sino que
tampoco lo está en la agenda de las autoridades indígenas. La comunicación
debería estar –afirmó- en la plataforma política de los indígenas.
Dos intervenciones internacionales
completaron el panel que moderé. Sally Burch habló de la sacralización de la
tecnología como si fuera en sí la solución y propuso un uso relacional de las
TICs, que no se someta a lógicas impuestas. Jorge Agurto subrayó el aporte
civilizatorio de los pueblos originarios, el potencial humanizador de la
comunicación indígena que se apega a lo relacional antes que a lo tecnológico.
“La comunicación es el tejido nervioso”, afirmó, a tiempo de expresar la
necesidad de estrategias y sistemas de comunicación.
Los participantes en el foro, tenían como
tarea diseñar “una estrategia de articulación de los procesos de comunicación
indígena, basados en la defensa del territorio y una hoja de ruta que permita
compartir, debatir y fortalecer los acuerdos y conclusiones del evento y
contribuya a construir una propuesta continental de política pública para
pueblos indígenas”.
Al final del foro se aprobó un documento
que entre otras cosas señala: “… esta Minga de la Palabra reafirma que la
comunicación es integral para los pueblos indígenas, presente en todos
los ámbitos del territorio, por esto es fundamental para nuestras familias,
comunidades, procesos organizativos, resistencias y planes de vida. Nuestra
comunicación natural nos identifica como seres colectivos, porque siempre
estamos intercambiando, dialogando, sintiendo, pensando, soñando y expresando
en comunidad. Tiene como fundamento una ética y una espiritualidad donde los
contenidos, los sentimientos y los valores son esenciales para la vida y la
convivencia entre los seres. Por eso para los pueblos indígenas es fundamental
la relación con los espíritus, con el agua, con el fuego, con el viento, con
las plantas, con los animales y con todos los hijos de nuestra Madre Tierra.
Igual que cuando recorremos nuestros territorios ancestrales, cuando
escuchamos, cuando nos armonizamos con nuestros guías espirituales, cuando
caminamos la palabra de los pueblos en defensa de la vida y del territorio.
Impresiona la cantidad y calidad de
iniciativas de comunicación e información indígena que hay en Colombia; en este
foro estaban representadas casi todas ellas, agencias de información, grupos de
video, radios indígenas comunitarias. Algunas tienen una trayectoria tan sólida
como el Tejido de Comunicación. Todas estas organizaciones hablan de la
comunicación como un “caminar de la palabra”.
A través de las fronteras los indígenas
colombianos han formado alianzas estratégicas para mantener un diálogo
intercultural. En el foro se hicieron presentes delegaciones de Chile
(Mapuexpress), de Perú (ALER y SERVINDI), Canadá (Co-op Radio), Estados Unidos
(Prometheus), México (Radio Jenpoj), Argentina (Kona Producciones), Ecuador
(Ecuarrunari), entre otras.
El foro se transmitió en vivo a través de
la red de ALER y de otras emisoras y páginas web. Las nuevas tecnologías estaban
por doquier entre los participantes: computadoras, teléfonos celulares y
tabletas, cámaras de video y fotografía, etc. Mientras algunas mujeres “tejían
la palabra” (literalmente, intervenían en los grupos mientras ocupaban las
manos tejiendo bolsas), los documentos, fotografías y videos se transmitían en
tiempo real a través de muchos medios.
Vilma Almendra (ACIN) |
En este proceso de construir una
plataforma comunicacional, a veces el lenguaje de la tradición y de la cultura
hace que los pronunciamientos sean menos estratégicos y se coloquen en una
perspectiva de defensa, y no de propuesta. En ocasiones se nota en el discurso
una actitud de exigir mayores espacios, pero no de expresar la riqueza del
aporte de la cultura y de la comunicación indígenas en la construcción de país.
Prevalece también en el discurso una
visión instrumental de la comunicación que proviene de confundir información con comunicación.
Se habla más de medios y mensajes (información), y menos de procesos de comunicación. La
necesidad de fortalecer medios propios es justificada, pero sería importante
que desde una perspectiva indígena se aporte con el concepto de “territorio de
la comunicación”. Es decir, no se trata solamente de comunicar “para” o
“sobre” el territorio, sino de concebir un territorio
de comunicación donde se entrelazan la cultura, el conocimiento ancestral y
la defensa de la naturaleza.
El derecho a la comunicación podría
integrar la plataforma de reivindicaciones entre otros derechos fundamentales
como la vida, la identidad, el territorio, o la salud, trascendiendo el concepto
de libertad de expresión y derecho a la información, sin olvidar que
comunicación es participación.
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La palabra sin acción
es vacía,
la acción sin la
palabra es ciega,
la palabra y la acción
por fuera del espíritu de la comunidad
son la muerte.
—Pensamiento Nasa