A fines de noviembre estuve en el
entierro de PSO, en La Haya, participando en el programa de reuniones y
conferencias en las que se trató de cerrar con elegancia la última puerta de la
organización: se acaba PSO luego de 27 años de existencia, pero queda una
experiencia muy rica que otros pueden aprovechar.
El nombre original de PSO en castellano
es Personal de Cooperación en los Países en Desarrollo, pero fue solamente la
sigla la que permaneció a través del tiempo, y no la función inicial de la
organización. Es precisamente esa función, es naturaleza de actor en la
cooperación internacional, lo que tratamos de cambiar durante los seis años que
fui miembro del Consejo Asesor Internacional, desde febrero del 2007, junto a
Alan Fowler de Sudáfrica, Vasanti Rao de India, Dominique Hounkonnou de Benin,
y Louk de la Rive Box de Holanda. Este Consejo Asesor Internacional se inició
con nosotros y terminó con nosotros (con un solo cambio: Vasanti ocupó el lugar
que inicialmente tenía Sheila Pattel, también de India).
Hubo razones para crear esta instancia
internacional de PSO: acompañar y aconsejar a la dirección de la institución y
su directorio holandés en la etapa en que se estaba transformando de ser una
institución que financiaba a ONGs holandesas sin aportarles mucho más que los
recursos que provenían del Ministerio de la Cooperación, a convertirse en una
organización que estrechó lazos con redes de instituciones de la sociedad civil
en Holanda y en las regiones en vías de desarrollo, África, Asia y América
Latina, para apoyarlas mediante iniciativas innovadoras de aprendizaje y
evaluación.
Consejo Asesor Internacional: Vasanti Rao, Dominique Hunkonnou, Alan Fowler y Alfonso Gumucio, con Margo Kooijman, directora de PSO. |
Cincuenta y cuatro ONGs de Holanda,
miembros de PSO, se beneficiaron a lo largo de 27 años del apoyo que esta
organización les brindó, primero a través de los pagos de salarios para
holandeses que trabajaban en proyectos en países de África, Asia y América
Latina, y en los últimos seis años, en una modalidad más interesante e
innovadora, que consistía en ayudar a que las organizaciones reflexionaran sobre
la naturaleza de su trabajo y aprendieran de sus errores y de sus logros.
Quedan como ejemplo inspirador programas
como las “trayectorias de aprendizaje”, los “aprendizajes temáticos”, las
evaluaciones participativas, y las publicaciones que dan cuenta de esa enorme
experiencia acumulada, así como varios proyectos ya independientes que nacieron
al amparo de PSO. Todo esto quedará alojado en un rincón del portal web de la
red Partos, para quienes quieran tener acceso.
La política de cooperación de Holanda
durante los recientes gobiernos de derecha le ha asestado un golpe mortal a la
colaboración de instituciones holandesas con sus aliadas en África, Asia y
América Latina. PSO no es la única organización para el desarrollo que
desaparece en estos días en Europa. Le ha sucedido lo mismo a PANOS, en Londres,
como explica mi colega James Deane en un artículo: “la cortina cae sobre una pequeña
pero importante parte de la historia del desarrollo”. Estas son organizaciones
atípicas, que se caracterizaban por su sentido crítico, por su intachable ética
sin compromisos, es decir, organizaciones incómodas para gobiernos y agencias de
cooperación que no desean piedras en el camino de sus agendas verticales
impuestas sobre países del llamado tercer mundo.
Además del trabajo enriquecedor que
significó ser miembro del Consejo Asesor Internacional, el estrechar vínculos
con mis colegas me ofreció oportunidades que ya he comentado en este espacio en
otras oportunidades. Una de ellas fue integrar el grupo de trabajo liderado por
Kees Biekart y Alan Fowler, y escribir el capítulo “Seis grados y mariposas:
comunicación, ciudadanía y cambio” en el libro que ambos coordinaron: Civic Driven Change (2008), cuya edición
en castellano se publicó en España, con el título: El cambio dirigido por la acción cívica (2009). Con Kees y Alan
organizamos una sesión relacionada con el mismo tema, en el Congreso de la
Sociedad Internacional para la Investigación del Tercer Sector (ISTR) en
Estambul, en julio del 2010, de la que también di cuenta aquí.
Durante una semana tuvimos ahora, en La
Haya, varios eventos de reflexión y celebración, una mezcla de nostalgia por el
trabajo realizado y de esperanza por los horizontes individuales que se
abrieron para los colegas de PSO. En la memoria que se entregó a todos a manera
de despedida, titulada “Metamorfosis: llevemos la inspiración de PSO hacia delante”, me pidieron escribir un breve texto en nombre del Consejo Asesor
Internacional. Esta es la traducción de lo que se publicó:
El Consejo Asesor Internacional fue una invención tardía en la
vida de PSO, hizo su trabajo en los últimos seis años de la organización. La
intención era introducir savia nueva en un cuerpo que necesitaba salir del
capullo formado por demasiados hábitos que se habían acumulado durante más de
dos décadas. El establecimiento de la IAB coincidió con el esfuerzo de
transformar a PSO agitando sus raíces y haciendo cambios profundos para
convertirla en un punto de referencia reconocido, en una institución
internacional de aprendizaje y de generación de conocimiento.
Fowler, Rao, Hounkonnou, Gumucio |
El área de trabajo de PSO fue el desarrollo de capacidades, pero
esta expresión contiene muchas otras cosas para explicar de lo que se trata. Aunque
la vieja etiqueta de “creación de capacidades” se convirtió en algo
políticamente incorrecto, en muchos contextos donde se practica no llegó a convertirse
en realidad en un “animal
diferente”, como diría nuestro colega Alan Fowler. La transición de “creación
de capacidades” a “desarrollo de capacidades” requería mucho más músculo conceptual
para capturar la diferencia ideológica entre los enfoques verticales que
asumían la posición condescendiente de hacer el bien “desde arriba” y el poder
de imaginar que las capacidades pueden ser desarrolladas a través de un esfuerzo
colectivo de colaboración, que incluye la perspectiva de complejidad como un
ingrediente principal en el proceso.
La complejidad subraya la multiplicidad y la riqueza del tejido
social, incluyendo la diversidad cultural y la comunicación como elementos
vitales del desarrollo de capacidades necesarias para mejorar de la sociedad.
El desarrollo sostenible que las capacidades deberían producir sólo es factible
si el capital de historia, tradición y conocimientos (así, en plural) se
invierte en beneficio de una comunidad de aprendizaje.
Si se puede mencionar alguna contribución del Consejo Asesor
Internacional, fue traer a PSO perspectivas regionales del mundo en el
desarrollo, cerrando las brechas entre el Norte y el Sur e invitando a PSO a
tener una verdadera presencia en Asia, África y América Latina. El hecho de que
el Consejo Asesor Internacional incluyera a miembros de las regiones en diálogo
con colegas europeos no es un detalle menor.
La llegada del Consejo Asesor Internacional a la vida de PSO tuvo
mucho que ver con la capacidad de imaginar colectivamente un nuevo papel para
la organización, y atreverse a soñar cambios que sacudirían los pilares
institucionales para salir de la zona de confort en la que se había instalado
PSO. Esa fue una decisión valiente y PSO decidió enfrentar los riesgos que ello
significaba. Fue una apuesta audaz, pero también una necesidad profundamente
sentida: el mundo en proceso de cambio continuo necesita nuevos tipos de
relaciones sociales. PSO se atrevió a cambiar.
En muy pocos años surgió un nuevo PSO, todavía desembarazándose del
lastre de su propia tradición, pero mostrando una nueva perspectiva respecto a
sus socios y miembros. Nunca antes la palabra “aprendizaje” había tenido un
sentido tan importante dentro de PSO, que será recordado por las semillas
plantadas y por el camino abierto para las trayectorias
de aprendizaje, un proceso de participación y de intercambio colectivo.
Esto es lo que deja PSO en el futuro próximo: un enfoque de
desarrollo de capacidades que es complejo pero humilde, orientado por la
sociedad civil, incluyente e intercultural. Una forma de ver el desarrollo que toma
en cuenta las perspectivas diferentes y en constante retroalimentación en el
proceso de aprendizaje. Aprender a aprender. Aprender a compartir. Aprender a
soñar con un mundo mejor.
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Si aceptamos que otros nos sobrevivirán
es con la esperanza de que serán atormentados.
—Cioran