09 noviembre 2009

Maaya, diversidad lingüística

La doble "a" no es una errata, pues no me refiero a la lengua maya, de por sí rica en sus 22 versiones (kaqchikel, tz'utujil, sakapulteka, mam, q'eqchi', k'iche', etc), sino a la Red Mundial para la Diversidad Lingüística, que agrupa a instituciones que contribuyen a la valorización y promoción de la diversidad lingüística en el mundo, y de la que forman parte la Unión Latina, Linguamón, Funredes, Language Observatory, UNESCO, y otras organizaciones.

Según la página web de esta red, el término maaya significa en lengua bambara de África Occidental, "humanitud" (quizás una traducción literal del francés porque el término no aparece en el diccionario de la Real Academia Española).

El trabajo de Maaya pretende llevar adelante las propuestas y acuerdos internacionales en defensa de la diversidad lingüística y cultura, en particular los quince puntos de las recomendaciones C8 Diversidad Cultural e Identidad- Diversidad Lingüística y Contenido Local en las Líneas de Acción de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información.

Maaya y Linguamón, organizaron a fines de septiembre del 2009 el Simposio Internacional sobre Multilingüismo y Ciberespacio, y me invitaron a participar junto a Daniel Pimienta, a quien no veía desde que nos conocimos e hicimos buenas migas en Kuala Lumpur diez años atrás. Nos tocó a ambos, el primer día, abrir la parte académica del evento en una sesión titulada: "Fractura digital, fractura de contenido, fractura lingüística".

Daniel puso sobre la mesa el resultado de sus investigaciones sobre la presencia de las lenguas en el ciberespacio, un tema en el que viene trabajando muchos años en el marco de FUNREDES, y yo abordé las relaciones de poder y culturales entre las lenguas en internet. Mi ponencia, "La lengua: ¿un continente sin mar?", debería estar pronto disponible en el sitio web de Linguamón y/o de Maaya, junto a otros documentos que se presentaron durante el simposio. (En la foto Daniel Prado de Unión Latina y Daniel Pimienta de Funredes).

Además de las conferencias magistrales de José Antonio Millán, Marcel Diki-Kidiri, y Luis Ángel Fernández Hermana, el simposio contó con cuatro "mesas de debate" y cuatro "talleres" en sesiones paralelas, facilitados -entre otros- por Daniel Prado, Viola Krebs, y Claudio Menezes. Estos espacios permitieron debatir temas relativos a las políticas, a los aspectos técnicos, económicos y sociales de la diversidad lingüística en Internet. Se subrayó en diferentes paneles la importancia de la creación de contenidos pertinentes en las lenguas que actualmente son minoritarias en el ciberespacio.


Una de las mesas del simposio estuvo dedicada a los progresos en el tema de la traducción, tanto humana como automática. En lo primero, destaca ICVolontaires, una organización basada en Ginebra, que reúne a intérpretes voluntarios de todo el mundo, dispuestos a trabajar gratuitamente en apoyo a procesos sociales, como el Foro Social Mundial, por ejemplo. En lo segundo está el trabajo de un grupo académico de la Universidad de Alicante, en España, que ha creado Apertium, el primer traductor automático de internet que funciona con código abierto, es decir que puede ser adaptado y mejorado por los usuarios.

En suma, el simposio fue un lugar de encuentro que permitió ponerse al día sobre el tema del la diversidad lingüística en Internet. Los materiales presentados, así como las discusiones durante el evento, deberían permitir avanzar con mayor decisión en un terreno en el que hasta ahora las lenguas del mundo, grandes y chicas, intentan tímidamente ganarle un espacio a la hegemonía del inglés.



Alfonso Gumucio, Daniel Pimienta, Daniel Prado y Alvaro Blanco