(Publicado en Página Siete el sábado 16 de
noviembre 2019)
El gigantesco fraude electoral revelado por el
peritaje de 30 expertos enviados por la OEA (a pedido del propio gobierno de
Evo Morales), dejó a Bolivia durante 25 días en una situación de zozobra. La
testarudez y cinismo de Morales al no aceptar que obtuvo mayoría parlamentaria
y presidencial en las elecciones del 20 de octubre, mediante la manipulación manual
de miles de actas y del sistema informático de transmisión de datos, provocó reacciones
de indignación en la población.
Al día siguiente, la ciudadanía salió a las
calles para defender el voto en forma pacífica, luego de enterarse de que el
sistema de transmisión de datos había sido manipulado. Algunos grupos,
enardecidos por el engaño actuaron de manera violenta contra los tribunales
departamentales, pero en términos generales la población se manifestó
pacíficamente portando banderas bolivianas, antes que banderas partidarias.
Ingeniero Edgar Villegas muestra pruebas del fraude |
Evo Morales se vio acorralado y sacó a las
calles y a las carreteras a grupos de choque del MAS y grupos pagados (según
testimonios de los propios agresores) que atacaron a la población civil,
instituciones, supermercados, casas de dirigentes cívicos, periodistas y
opositores, y luego —cuando la policía se negó a enfrentarse a la ciudadanía—
quemaron en todo el país edificios enteros de la Policía Nacional, de la Fuerza
Especial de Lucha contra el Crimen (FELCC) y de la Unidad Táctica de
Operaciones (UTOP). La policía se acuarteló (o huyó) antes que responder a la
violencia.
Grupos de choque del MAS quemaron 64 autobuses municipales |
Cabildo ciudadano en La Paz en repudio del fraude electoral |
A los bolivianos nos toca ahora levantarnos de
las cenizas que dejó Evo Morales luego de 14 años de régimen autoritario. Para
hacerlo, el gobierno de transición tiene que tomar medidas tan inmediatas como
difíciles de implementar. A mi juicio esas medidas urgentes incluyen:
1 . Poner en funcionamiento las instituciones públicas y normalizar las operaciones del Estado, reemplazando a funcionarios políticos, pero no técnicos, y evitando el sabotaje interno.
2 . Difundir ampliamente el informe final de la auditoría electoral de la OEA, que debe tomar en cuenta los insumos de ingenieros de sistemas bolivianos, del CONADE, la UMSA, etc.
3 . Restablecer el funcionamiento de los medios de información del Estado y privados, con garantías de libertad de expresión, a diferencia de lo que sucedió con el MAS.
4 . Sustituir a los principales embajadores (OEA, Naciones Unidas, Unión Europea, Brasil, Argentina, y otros) y enviar misiones de “notables” que recorran América Latina y Europa para para explicar a la comunidad internacional la verdad sobre el fraude electoral y la inexistencia de un “golpe”.
5 . Presupuesto extraordinario para los Tribunales Electorales Departamentales, la Policía, y algunas alcaldías (La Paz y El Alto, entre otras), y la reconstrucción inmediata de estas instituciones avasalladas y destruidas, para garantizar su funcionamiento normal.
6 . Restablecimiento del sistema de salud, educativo, transporte, financiero, y otros servicios afectados en todo el país por los ataques de grupos de choque y sabotajes internos.
7 . Control policial y militar de poblaciones conflictivas (Challapata, Yapacaní, San Matías y otras), conocidas por sus actividades delictivas de narcotráfico y contrabando.
8 . Reactivar una justicia eficiente y apegada a las leyes, que procese a quienes son responsables, en todos los niveles, de la situación de caos que ha vivido el país.
Nada de esto será fácil, y solo será posible
con la unidad de todas las fuerzas civiles y políticas, dejando a un lado los
intereses personales y regionales. Y obviando también críticas y exigencias
mezquinas en momentos en que el único objetivo de todos debería ser llegar sin
conflicto a elecciones transparentes a principios del 2020.
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El hombre es un animal que estafa,
y no hay otro animal que estafe además del hombre.
—Edgar Allan Poe