Dibujo de Abecor (Página Siete) |
Si la persona es honesta y reflexiona sin egoísmo en el presente y en el futuro de Bolivia, no puede votar por una camarilla oportunista que ha copado todos los poderes del Estado en beneficio personal y ha hipotecado la economía del país por varias generaciones, despilfarrando recursos que nunca antes había tenido la nación.
Aquellos que no expresan abiertamente su voto es porque tienen intereses y privilegios que no quieren perder, y deudas con el país que no quieren saldar. Son muchos, es cierto, todos los que participan en la cadena sin fin del contrabando, del narcotráfico y del lavado de dinero. Algunos no se manchan las manos, pero han obtenido mediante coimas contratos estatales aceitados por un gobierno que ha dejado atrás las normas y dispensa recursos públicos por contratación directa, sin estudios de factibilidad, sin licitación y sin supervisión.
La COB y la FSTMB, entregadas a Evo Morales |
Intelectuales orgánicos del MAS |
Para los “celestes” acomodaticios, como para los sindicalistas vendidos y para toda la red de tráfico de influencias, el “proceso de cambio” es un jugoso negocio que nada tiene que ver con posiciones ideológicas. No importa que el régimen de Evo Morales sea el más corrupto de la historia de Bolivia, no importa el permanente desvío de fondos ni el culto a la personalidad de un personaje tan ambicioso como mediocre. Son “analistas” políticos, pero les vale madre que la burocracia corrupta e ineficiente del Estado se haya inflado cuatro veces para fidelizar a la militancia partidista. No importa que estemos más endeudados que nunca a pesar de haber recibido mayores recursos que todos los gobiernos anteriores juntos, por la bonanza de las materias primas. Tampoco importa el extractivismo depredador de la naturaleza, ni el cambio artificial del dólar que favorece al contrabando y mantiene deficitaria nuestra balanza comercial.
Gabriela Zapata, militante de las juventudes del MAS (hoy presa) |
Nunca ha estado el país tan dividido. Morales y su equipo han exacerbado el racismo a través de la prédica indigenista, mientras reprime a los indígenas. A pesar del falso discurso izquierdista-populista, el gobierno de Morales se ha revelado de derecha, neoliberal y autoritario. Como los dictadores africanos, el autócrata pretende quedarse indefinidamente en el poder.
Quienes todavía “dudan” porque “ninguna candidatura es buena” y los que creen que votando “nulo” o “blanco” estarán tranquilos con sus conciencias, saben que su apatía favorecerá al MAS. Su actitud es abiertamente oportunista: “mejor que todo siga igual”. Pero no puede seguir igual porque el país ya está muy dañado.
Al menos por un principio de salud democrática todos los bolivianos deberían aspirar a tener poderes del Estado independientes, y un parlamento verdaderamente diverso, y no el circo de levantamanos que tenemos ahora.
Por todo o anterior votaré por Carlos D. Mesa. Considero que su posición es la más progresista de todas, la que conjuga mejor con mi pensamiento de izquierda, porque soy alguien que, a diferencia de los masistas, ha sufrido persecución y exilios en las dictaduras de Banzer y García Meza, como ahora sufro las presiones, amenazas y difamación del régimen autocrático.
Un debate público nacional entre Morales y Mesa hubiera mostrado claramente la diferencia cualitativa entre ambos, pero la cobardía y falta de ideas del primero ha privado a la población de la verdad. Carlos Mesa es la posibilidad que tenemos de regresar a cierta racionalidad en el país, luego de 14 años de absurdos. Carlos representa a los bolivianos que creen en la ética política, en la decencia, en la honestidad y en la recuperación de los valores humanos esenciales.
Voto por Mesa con la esperanza de que tomará medidas urgentes como el juicio de responsabilidades a Morales y a sus colaboradores, con auditorías independientes sobre cada gasto del Estado, la liquidación del narcotráfico y del contrabando, y una atención eficiente de la salud, la educación de calidad y el medio ambiente. Voto por una asamblea parlamentaria diversa, no por una aplanadora.
Hemos perdido 14 años de historia que será difícil recuperar en los próximos 5 años, pero Carlos Mesa merece la oportunidad, la confianza y el apoyo sostenido de los bolivianos.
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La ética es la práctica de reflexionar sobre lo que vamos a
hacer
y los motivos por los que vamos a hacerlo.
—Fernando Savater