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Salazar, dibujado por Pérez Alcalá |
Este Gato no es pardo, se lo distingue claramente incluso de noche. Tampoco es negro, de modo que quienes se cruzan con él no sufren ninguna calamidad, más bien les trae buena suerte, como a mí. Este Gato es Juan Carlos Salazar del Barrio, periodista.
Hay muchos refranes populares y anónimos que hacen alusión a los gatos: “como gato panza arriba”, “siete vidas tiene un gato”, “gato maullador no es buen cazador”, “con los curas y los gatos, pocos tratos”, “buscarle cinco patas al gato”, “gato con guantes no caza ratones”, “cuando el gato está ausente los ratones se divierten”, “cara de beato y uñas de gato”, “la curiosidad mató al gato”, “dar gato por liebre”… y muchos más, pero yo he optado para el título de este texto: “Aquí hay gato encerrado”.
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Semejanzas |
En Semejanzas hay
Gato encerrado en cada página, pero como los gatos son sigilosos no se
deja ver fácilmente. Entre las 42 semblanzas en este libro, la del
propio autor atraviesa las demás. Porque lo maravilloso de los retratos
es que el retratista se mira en los personajes y no todos los lectores
se dan cuenta de ello. Se retrata en los valores, en las aventuras, en
las complicidades y en los sueños de los retratados. Por eso es que en
lugar de semblanzas, le queda muy bien al libro el título “Semejanzas”.
Alguna
semejanza hay también entre el Gato Salazar y yo, puesto que me invitó a
presentar su libro. Estas semejanzas datan de varias décadas, dos
exilios y numerosos desayunos en algún café de Ciudad de México (en el
Café Habana, donde muchos años antes se reunía Fidel Castro con los que
se irían en el Granma a Cuba), o en años recientes en San Miguel en un
café con nombre de especia.
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Rafael Loayza, Juan Carlos Salazar, José Antonio Quiroga, Alfonso Gumucio |
El
exilio suele unir y consolidar amistades solidarias entre los que
tienen buena calidad de argamasa. Al Gato le debo mi primer trabajo en
el diario Excélsior cuando llegué becado por el general García Meza con
una mano atrás y otra adelante. Esos meses que pasé en la sección
internacional dicen más de su solidaridad que de mis desvelos.
Así
fue siempre, porque cuando regresé a México luego de un año de trabajo
en la Nicaragua sandinista, me ofreció escribir reportajes sobre cine
para el servicio especial de la DPA (la Agencia Alemana de Prensa), y
eso me permitió no solamente ganar unos pesos sino conocer a personajes
tan emblemáticos como el Indio Fernández, Gabriel Figueroa, Irene Papas,
Alberto Isaac, Rui Guerra o Cantinflas, a quien fuimos a entrevistar
juntos. Entonces,
así se va tejiendo eso que se llama complicidad, ingrediente
indispensable de toda amistad. Y por esa complicidad es que varias de
las semejanzas retratadas en este libro resuenan en mi memoria como
fragmentos que recorrimos juntos.
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Enrique Arnal |
Puesto que “gato
con guantes no caza ratones” el autor escarba la vida de sus retratados
con generosidad, es decir sin maltratarlos pero yendo más allá de la
contemplación pasiva para escudriñar los pequeños rasgos que definen una
personalidad, tal como los dibujos que solía hacer Pérez Alcalá de sus
amigos –entre ellos el propio Gato. El
autor dibuja como si tuviera en la mano un carboncillo. Esa cualidad de
descifrar a los personajes hace la diferencia entre el retrato neutro
de una enciclopedia y un relato vivido: la diferencia está en el
testimonio, en la crónica personal y en la cercanía con la que se
entrega un efusivo abrazo a un amigo (sin robarle la cartera, pero
quizás un pedazo de su alma).
En Semejanzas no
están todos los que son, ni son todos los que están (y alguno sobra a
mi criterio) pero así son los libros de tipo antológico, porque no se
puede poner todo en un libro como no se puede incluir todo en un cuadro o
en una película. El Gato ha conocido de cerca a muchos otros
personajes. El
riesgo de algunos de estos esbozos o apariencias (Quico Arnal, por
ejemplo) es que quien no haya conocido a los personajes retratados puede
quedarse con sabor a poco, pero quienes los hemos conocido, disfrutamos
con esa mirada de microscopio que completaría la más sesuda biografía.
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Liber Forti |
Otros
textos, más extensos, introducen a los personajes de cuerpo entero ante
cualquier lector, como sucede con los relatos entrañables sobre Amalia
Decker, Pepe Ballón, Goyo Selser, Liber Forti, el “Tata” Gramunt, el
“Chingo” Baldivia, Filippo Escóbar o el “Chino” Sánchez, entre otros,
donde el vínculo personal con ellos es fundamental para enriquecer la
crónica y hacerla única, es decir, diferente a la que cualquier otro
periodista podría cocinar con base en información ya publicada.
Finalmente
están los retratos menos cercanos (pero no menos interesantes) de
personajes que el autor no ha frecuentado mucho, por lo que no es fácil
capturarlos en su vida cotidiana. Es el caso de Luis Ramiro Beltrán,
Domitila de Chungara, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Vargas Llosa,
Juan Pablo II y algún otro personaje fotografiado con teleobjetivo sin
que ello disminuya la acuciosidad de las observaciones, sobre todo para
revelar los vínculos con Bolivia en el caso de los que no son bolivianos
pero tuvieron algo que ver con nuestro país.
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En la Feria Internacional del Libro de La Paz, 2017 |
Aunque
estos son simples esbozos de apariencias, como señala el autor en su
introducción, uno echa de menos las referencias al pie de página de
aquellas frases o párrafos entrecomillados, pues no siempre se entiende
si provienen de una entrevista o conversación sostenida con el autor de
la crónica, o de otra fuente que merecería el crédito respectivo.
Mención
aparte merece un texto que me ha conmovido, donde el personaje se
impone con fuerza: José María Bakovic, una de las víctimas de la
judicialización de la política, sobre quien Juan Carlos Salazar escribe
un texto inspirado y dolido.
“Nada
de lo humano me es ajeno” escribió Publio Terencio Africano (el esclavo
liberado) casi 200 años antes de nuestra era cristiana. La frase le
viene bien a este libro que no aborda la comedia humana sino, casi
siempre, la ternura, el respeto y la amistad, que quizás son al fin de
cuentas, parte de lo mismo: la semejanza entre los que comparten los
mismos valores humanos.
(Este
es el texto de la presentación del libro que tuvo lugar en la
Universidad Católica Boliviana San Pablo el jueves 7 de junio 2018,
posteriormente publicado en Página Siete el domingo 10 de junio 2018)
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El destello imprime en la retina del observador la aureola que rodea a la silueta,
pero oculta las sombras que la circundan.