03 marzo 2017

El sueco

Foto ABI (R. Zaconeta)
Mientras en todo Bolivia se preparaban concentraciones pacíficas para exigir el respeto a la voluntad popular expresada un año antes, el 21 de febrero de 2016, el presidente del Estado, foco de la polémica por su terquedad en aferrarse al poder, jugaba fútbol de salón en el flamante coliseo de Matarani, en Cochabamba.

El personaje que es el centro y el origen de la controversia política y ética se mantiene alejado de la sede de gobierno y se hace “el sueco”, como se dice popularmente para referirse a quienes no se dan por aludidos y hacen como que no entienden. Por su actitud desinteresada pareciera que no tiene nada que ver, que todo lo que sucede a su alrededor le resbala, como pescado lucio. 

Cuando le conviene es un turista en la política boliviana e internacional, desaparece fuera del país o en algún rincón de nuestro territorio, para evitar la sede de gobierno donde supuestamente ejerce. 

Nuestro “sueco” criollo no pisa tierra fácilmente, prefiere volar para no quedar salpicado por los escándalos cotidianos. 

Sin embargo, si uno se remite a los hechos ocurridos, el primer mandatario tiene todavía mucho que explicar, porque cada vez que abre la boca se va por la tangente, se contradice o deja mal parados a sus ministros que dicen algo distinto en su afán de protegerlo. 

Si en el Estado boliviano hubiera poderes independientes, ya tendríamos varias investigaciones en curso, como sucede ahora en Estados Unidos con las metidas de pata del flamante presidente Trump, a quien no solamente los medios y la opinión pública tienen en la mira, sino también su propio congreso de mayoría republicana. 

Los hechos ya son de conocimiento público: 1) tuvo como amante durante varios años a Gabriela Zapata, según él mismo admitió luego de mucho forcejeo y desmemoria; 2) el 18 de junio de 2007 firmó como padre el certificado de nacimiento de un hijo al que nunca se molestó en conocer, ni vivo ni muerto; 3) Zapata usó su relación con Morales para obtener contratos del Estado por 560 millones de dólares para la firma china CAMC; 4) ella no fue la única que se enriqueció con los porcentajes que recibía de los contratos directos sin licitación; 5) varias reuniones y transacciones se hicieron en oficinas de Juan Ramón Quintana, entonces Ministro de la Presidencia, con quien Zapata intercambió mensajes reveladores de su relación íntima; 6) la firma CAMC no tenía capacidad propia para ejecutar ninguna de las obras contratadas, era una fachada; 7) el tráfico de influencias en favor de CAMC salpicó a los niveles más altos del gobierno.

Todo lo que tiene que ver con los contratos chutos con la empresa CAMC quedó claramente explicado en la investigación realizada por jóvenes periodistas del diario Página Siete, que reunieron en el libro El caso CAMC. La ruta del dragón chino en Bolivia, los resultados de su pesquisa. Tuve el gusto de presentar esa investigación durante la Feria Internacional del Libro en La Paz, en 2016.

El libro no hace sino subrayar las contradicciones de los personeros el gobierno, enredados en mentiras que los arrastran en una espiral que mella no solamente sus propia imagen sino la dignidad de todos los bolivianos. Tiene la virtud de atar cabos, de relacionar informaciones, para armar el rompecabezas completo. Es un libro serio, honesto y equilibrado, que recoge tanto las versiones del gobierno como los cuestionamientos de expertos. Cuando los periodistas fueron a las oficinas de la CAMC para pedir información, no los dejaron entrar con el argumento de que adentro solo había chinos que no hablaban castellano. Y el embajador chino dice que no sabía nada de esa empresa estatal… El descaro parece contagioso.

Gabriela Zapata, "cara conocida" del poder
Como sucedió con Santos Ramírez, otro personaje muy cercano al presidente. ahora encarcelado por corrupción, las evidencias aplastantes hicieron que Zapata fuera a la cárcel, pero como ella sabe quiénes son los personajes del gobierno que están implicados en los contratos, negoció hábilmente una salida a mediano plazo. Ya le retiraron los cargos de tráfico de influencias, como si 560 millones de dólares fueran una bicoca. Y le escribieron un nuevo guion de telenovela que transmitió como "exclusiva" propia ATB, la cadena de televisión comprada a través de ‘palos blancos’ para exculpar a los socios del gobierno e implicar a la oposición.

Nuevo capítulo de la telenovela: Zapata, en versión sufrida 
No se lo esperaban, pero el tiro salió por la culata: una entrevista sin entrevistador, un contrato “confidencial” trucho y un montaje grotesco que salta a la vista, hunden aún más en el lodo al gobierno, a las canaletas de televisión y a la señora Zapata, que es la que ya menos importa a estas alturas por su calidad de títere. Pronto desaparecerá del escenario entre bambalinas.

Tan bochornoso es el nuevo guion como la actuación lacrimosa de Gabriela Zapata, que no ha convencido ni siquiera a miembros del propio gobierno. Se dispararon en el pie creyendo que era el enemigo. Uno de los ‘acusados’, Walter Chávez, antes aliado del gobierno y asesor directo del presidente, respondió con sorna señalando a los responsables. La torpeza de quienes serían los autores intelectuales del video, Hugo Moldiz y Raúl García Linera (hermano y socio del vicepresidente), sorprende a propios y extraños, de nada sirve el entrenamiento de Moldiz en Cuba y el asesoramiento del G2 cubano. En ese 5º piso que ocupan en un edificio de La Paz, con otros empleados que juegan a los espías, lo que más escasea es la inteligencia.

Por todos los medios el régimen continua con la estrategia de desviar la cuestión hacia el supuesto hijo de Morales y Zapata, un hijo que tiene certificado de nacimiento legal, pero no de defunción. Un hijo reconocido en declaraciones públicas (en televisión) por el presidente y por el vicepresidente, pero que ahora “nunca existió”. Tantas contradicciones en las declaraciones de altos personeros del gobierno se convierten en una maniobra de distracción que pretende esconder las preguntas no respondidas hasta ahora: ¿Quién puso su firma en los contratos de la CAMC? ¿Quién autorizó la contratación directa, sin licitación? ¿Hasta qué punto está implicado el propio Evo Morales en la corrupción?

Las masivas concentraciones que tuvieron lugar en las capitales departamentales el 21 de febrero por el respeto a la voluntad democrática, mostraron que el país ya no le teme a un presidente tan mediocre como mentiroso, y a un gobierno cuya millonaria campaña electoral permanente no convence ni a sus propias filas. 

(Una versión más corta del texto se publicó en Página Siete el sábado 25 de febrero 2017)
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Su cinismo es la forma de su honestidad.

—Cioran