A fines de marzo de 1982 una explosión
nocturna estremeció el sur de Ciudad de México. Llamas de más de sesenta metros
de altura envolvieron un edificio situado junto a los famosos estudios cinematográficos
Churubusco, donde tantos largometrajes se han filmado. No se trataba de un
atentado terrorista, aunque sí era un atentado a la cultura: el fuego se había
originado en las bóvedas de la Cineteca Nacional donde estaban concentrados
miles de rollos de películas antiguas, altamente inflamables por su contenido
de nitrato.
Además de las personas fallecidas durante
la explosión, que trataron de escapar del fuego, quedaron incineradas seis mil
películas, en muchos casos negativos o copias irremplazables. Las llamas
acabaron también con dibujos originales de Diego Rivera, diseños del cineasta
ruso Sergei Eisenstein y todo el archivo de documentos de la censura, de gran
valor histórico para investigadores. Fue, efectivamente, un atentado a la memoria
fílmica mexicana.
Apenas dos años más tarde se inauguró la
nueva Cineteca Nacional con cuatro grandes salas cada una para 560
espectadores, una biblioteca de consulta, una librería especializada y una sala
de exposiciones. Di cuenta de esto en un artículo que escribí en 1984 para la
DPA, que incluía fragmentos de una entrevista con Fernando Macotela, el
entonces Director de Cinematografía.
Nadie podrá reponer el patrimonio que se
perdió entonces. El incendio de 1982 dejó un saldo de solo mil títulos entre
películas de corto y largometraje, la mitad era cine mexicano. En estas tres
décadas transcurridas desde el incendio el patrimonio ha vuelto a crecer hasta
sobrepasar con creces el número de títulos con que contaba anteriormente. Ahora
cuenta con 17 mil copias de películas mexicanas y de otros países.
La Cineteca Nacional ha alzado nuevo
vuelo como ave Fénix, de sus cenizas. A lo largo de 2011 y 2012 se hicieron
trabajos para ampliar en un 60% su capacidad, ahora cuenta con diez salas, cuatro
bóvedas acondicionadas especialmente para mantener las películas de nitrato y
las de celuloide en todos los formatos: 35mm, 16mm, 8mm, super8 y 9.5mm. El
acervo no fílmico está concentrado en una quinta bóveda donde se encuentra el
archivo iconográfico y videográfico. En el primero se guardan 378 mil fotografías,
carteles, programas y fotomontajes; y en el segundo 47 mil producciones en
video. No es menos importante la colección de cámaras de colección, antiguos
proyectores y mesas de edición que ya no se utilizan desde la aparición de los
formatos digitales. Además la Cineteca Nacional cuenta con un amplio estacionamiento,
restaurantes, cafés, librerías, etc.
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Sala 10 - Luis Buñuel |
En su Laboratorio de Restauración
Digital, uno de los más avanzados de América Latina, se realiza la digitalización
y reparación especializada de películas del cine mexicano, latinoamericano e
internacional, para ponerlas al servicio de los investigadores y volverlas a
exhibir al público cinéfilo. Por otra parte es una de los pocos laboratorios
del mundo que tiene las condiciones para capacitar a restauradores de cine.
La tecnología sofisticada con que cuenta el
laboratorio permite escanear las películas imagen por imagen, cuadro por
cuadro, con una máquina Arriscan con ventana líquida y alta resolución. Los
films muy dañados se benefician del sistema wetgate
que permite eliminar un alto porcentaje de los daños causados por el tiempo y
las manipulaciones.
Uno de los proyectos más hermosos de la
Cineteca Nacional es el de Archivo Memoria, lanzado el año 2010 para recuperar
todos aquellos archivos privados y familiares que han quedado “huérfanos”. Mediante
este proyecto que invita a cualquier persona a donar a la Cineteca sus archivos
a cambio de copias digitalizadas, se ha logrado recuperar más de 150 colecciones,
cinco mil rollos de películas en formatos no comerciales: 16mm, 9.5mm, 8mm y
super8.
El Centro de Documentación de la Cineteca
Nacional es igualmente impresionante pues cuenta con más de 16 mil libros,
tesis de investigación, catálogos y folletos, así como 900 colecciones de
revistas de cine, nueve mil guiones originales que no han sido publicados, y 41
mil expedientes sobre películas, festivales, notas de prensa y otros
documentos.
El acervo bibliográfico puede ser
consultado en línea. Hice la prueba buscando alguno de mis libros sobre cine y
encontré cinco ediciones. La página web se actualiza todos los días y no
solamente permite obtener información sobre la Cineteca Nacional, y consultar
la programación, sino también adquirir entradas y acceder a otros enlaces de
interés relacionados con el cine mexicano e internacional, o comprar los libros
que regularmente publica la Cineteca, que no son pocos.
Cada vez que regreso México voy a la
Cineteca Nacional aunque no ingrese a ver cine en alguna de sus salas. Es un
placer ver el resultado final de la transformación sufrida hace un par de años,
recorrer las instalaciones de este renovado palacio del cine, de arquitectura
majestuosa, que cuenta con todas las condiciones para disfrutar del séptimo
arte y para ver cine de la mejor calidad y en las mejores condiciones. En sus
jardines puedo uno relajarse y esperar, a veces hay espectáculos al aire libre,
música, teatro.
La Cineteca Nacional nunca ha cedido en
ese principio fundamental de mostrar el mejor cine, descartando los productos
de consumo masivo que abundan en las salas de cine comerciales. Gracias a ello
mantiene la fidelidad de su público.
Todo esto que es la Cineteca Nacional de
México ha sido posible gracias a un apoyo decidido del Estado, que no es un apoyo
condicionado, puesto que otorga a la dirección de la Cineteca Nacional plena
autonomía de gestión. Este es un espacio donde no interviene la politiquería, o
al menos no de una manera visible.
He conocido cinematecas o filmotecas en
Europa y América Latina y no dudo que la Cineteca Nacional de México es una de
las mejores. Uno puede pasarse días enteros en este palacio del séptimo arte
que el Estado, a pesar de todas sus contradicciones, ha sabido apoyar.
En Bolivia tenemos una Cinemateca que ha
sido resultado de mucho esfuerzo de la sociedad civil y de los cineastas, y que
no ha contado con el apoyo decidido del Estado. La mezquindad del Estado
boliviano con la cultura es evidente, en particular con el cine (compárese con
Ecuador, Colombia o Chile) pero a pesar de ello nuestra Cinemateca se mantiene
y ofrece cada semana la mejor programación posible, contando con recursos
ínfimos en comparación con cualquier otra cinemateca del mundo.
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El
cine trata de lo que está dentro del cuadro
y de
lo que está fuera.
—Martin
Scorsese