¿No es absurdo que el agua embotellada
cueste más que la gasolina? ¿No es grotesco que las empresas que embotellan
agua la acaparen y ganen millones mientras un alto porcentaje de la población
mundial carece de ella? Un seguimiento sobre el agua embotellada (YouTube)
demuestra los efectos perversos que esta tiene, y sus implicaciones sobre el
medio ambiente.
Sabemos de sobra que disponemos en el planeta de los mismos volúmenes
de agua existentes desde su formación y que no tendremos ni una gota más en el
futuro. Lo que existe sería suficiente para todos, pero resulta que hay países
como Estados Unidos donde los ciudadanos usan el recurso hídrico muchas veces
más que en otros países, de África subsahariana, por ejemplo. Mientras en
Estados Unidos cada persona consume un promedio de 350 litros por día, en los
países del Sahel el promedio es menor a 10 litros, y eso cuando no hay sequía.
Hay regiones del mundo que se benefician de lluvias abundantes y que
cuentan una red significativa de ríos, y otras en cambi0 donde la carencia de
agua es sinónimo de muerte. El agua no está igualmente disponible para todos
los habitantes del planeta, y para una gran mayoría de la población mundial, no
es apta para el consumo porque está contaminada con residuos tóxicos o
microorganismos que causan enfermedades. Más de cinco millones de personas
mueren cada año debido a enfermedades relacionadas con el agua.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), destaca en sus informes que
alrededor de un millón y medio de niños muere cada año de enfermedades
diarreicas o de otra índole por beber agua contaminada. Dice también la OMS que
más de mil millones de personas en el mundo -o sea la séptima parte de la
población del planeta- no tienen acceso al agua potable, y otros dos mil 600 millones
no cuentan con agua suficiente para la higiene y sanidad.
Para hablar de las políticas de comunicación
sobre cambio climático y temas ambientales me invitaron en octubre del 2008 al
seminario “Educación, Capacitación y Comunicación para el Desarrollo
Sustentable en Condiciones de Cambio Climático”, organizado por la Cátedra Unesco y la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAP) de México. Ya me referí a ese
evento en su oportunidad, pero la razón para traerlo nuevamente a colación, es
que a fines del año pasado se publicó finalmente mi ponencia “Comunicación para el desarrollo sustentable:
políticas y estrategias”, en el libro de Unesco México Mas allá de los mensajes.
El documento además incluye textos sobre
temas vinculados a la comunicación, escritos por especialistas de la oficina de
la Unesco en México. José Miguel Álvarez contribuye con tres textos: “Medios
comunitarios, desarrollo y democracia”, la “Estrategia de comunicación para el
desarrollo” de Unesco en México, y en colaboración con Elisenda Casella Rius,
la “Estrategia de información pública”. América Elvira Hernández se ocupa de
los “Derechos culturales de los pueblos indígenas”; y finalmente una “estrategia educativa y de comunicación del Programa de Agua
y Saneamiento”, resultado de un trabajo realizado por el especialista Francisco
Gutiérrez.
Los anexos de la publicación reproducen
resoluciones de las Naciones unidas y documentos institucionales que promueven
la comunicación para el desarrollo y la participación comunitaria, entre ellos
el “Consenso de Roma”, documento final del Congreso Mundial de Comunicación
para el Desarrollo que tuvo lugar en 2006.
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Yapa:
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