Una de las imágenes más bellas en La
Habana es la caída del sol vista desde el malecón. Centenares de jóvenes se dan
cita cada tarde en ese largo paseo frente al mar, para admirar el disco
enrojecido del sol que se hunde en las aguas del horizonte.
Ese y otros horizontes son importantes
para los cubanos, por ejemplo el horizonte del cine. Pocas veces he conocido a
un pueblo tan motivado por la actividad cinematográfica, tan amante del cine.
Uno de los primeros decretos del gobierno
de Fidel Castro al triunfo de la Revolución, en 1959, fue la creación del
Instituto de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), que no solamente ha sido
motor fundamental para alentar durante cinco décadas la producción de cine
cubano, sino que ha apoyado a centenares de cineastas de toda la región para
que puedan concluir sus películas, gracias al apoyo generoso del ICAIC y de
otras instituciones dedicadas al cine.
Cuando en el mes de diciembre se realiza
cada año el festival de cine, la ciudad entera se convierte en una pantalla
cinematográfica, las salas de cine se llenan de gente, la actividad es
incesante. El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La
Habana es una gran fiesta para los sentidos. Allí se puede ver lo mejor de la producción
de cine en la región. De todos los festivales en los que participé, el 7º fue
el mejor regalo, por la cantidad y calidad de películas y colegas que
participaron, y por el ambiente extraordinario que vivimos. Allí se otorgó ex aequo el Gran Premio Coral a Frida-Naturaleza Viva de Paul Leduc
(México) y a Tangos – El exilio de Gardel
de Fernando Solanas (Argentina).
Eso fue en 1985, y tuve la suerte de estar
en el Teatro Karl Marx la noche de clausura, el 15 de diciembre, cuando en un discurso de casi cinco
horas Fidel mostró su conocimiento y su pasión por el cine, y anunció la
creación de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños
(EICTV) y de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL).
Quinta Santa Bárbara, sede de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano |
La
Quinta Santa Bárbara, sede de la Fundación, es un espacio emblemático por
varias razones, entre ellas porque fue allí que Tomás Gutiérrez Alea, uno de
los grandes del cine cubano, filmó “Los sobrevivientes”. En el acto de
inauguración de esta sede, el 4 de diciembre de 1986, Gabriel García Márquez,
Presidente de la Fundación, afirmó: “Pocas casas como esta podrían ser tan
propicias para emprender desde ella nuestro objetivo final, que es nada menos
que el de lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así
de desmesurado. Y nadie podría condenarnos por la simpleza sino más bien por la
desmesura de nuestros pasos iniciales…”.
La
Fundación ha sido desmesurada durante los 25 años que han seguido a las
palabras inaugurales de Gabo, y se ha convertido en un referente indispensable
en el cine latinoamericano, la casa de todos los cineastas y estudiosos del
cine de la región. Al ritmo de la dulce batuta de Alquimia Peña, los
trabajadores de la Fundación hacen actos de magia cotidianos para mantener ese
espacio lleno de actividad. El
centro de documentación es un ejemplo de ello, como lo es el Portal del Cine y
el Audiovisual Latinoamericano y Caribeño y su boletín semanal. Uno admira aún más la riqueza de
contenido de este boletín cuando conoce las dificultades que enfrenta Cuba en
materia de conectividad de internet.
Lola Calviño, Julio García Espinosa, Nora de Izcue, Fernando Birri, Alfonso Gumucio, Alquimia Peña |
Sin
duda, la Fundación es uno de los cuatro pilares sobre los que se asienta el
festival de cine, la gran fiesta del cine latinoamericano. Los otros tres pilares
son el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), el
Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), y la Escuela Internacional de Cine
y Televisión (EICTV) en San Antonio de los Baños.
De la Escuela Internacional de Cine se
han graduado varias generaciones de cineastas latinoamericanos, pero también
europeos, norteamericanos, africanos o asiáticos. Cinco lustros después de su
creación, me dio mucho gusto retornar a la escuela a fines de julio pasado, para
asistir a la graduación de la 20ª promoción de nuevos cineastas, y volver a
encontrar a Fernando Birri, quien fuera el primer director, a Julio García
Espinosa, a Orlando Senna, a Lola Calviño, y a otros grandes animadores de la
escuela.
Cine comunitario en América Latina: grupo de investigadores |
Pero el
motivo principal de la visita a La Habana fue participar en una reunión de
investigadores de cine, convocados por la Fundación del Nuevo Cine
Latinoamericano para abordar un proyecto de investigación sobre el cine comunitario en América Latina y El Caribe, que recibió el apoyo del Fondo de la Convención sobre la Protección y Promoción de la
Diversidad de Expresiones Culturales de la Unesco. Por invitación de Alquimia
Peña acepté coordinar al equipo de investigadores, en consulta también con
Octavio Getino, que coordina a su vez investigaciones para el Observatorio del
Cine y del Audiovisual Latinoamericano y Caribeño.
La
investigación sobre cine comunitario cubrirá una selección de procesos
participativos en el campo audiovisual, desde el año 2000, que se caracterizan
por producciones y acciones lideradas por los propios sujetos
comunitarios. En otras palabras,
nos concentraremos en los procesos de cine y video gestionados por la propias comunidades,
incluyendo producciones de ficción, documentales, de animación, etc. Es una
primera aproximación a un tema poco estudiado.