La educación formal ha sido resistente a las reformas (los maestros son los primeros que se oponen), y la sociedad en cambio se reforma a sí misma constantemente y sin una clara dirección, al menos sin una dirección determinada por los intereses colectivos. De ahí que en esa educación imprevisible, donde compiten escuela, familia, Internet, medios y grupos sociales, la comunicación participativa puede jugar un papel importante en la formación de los ciudadanos desde la infancia.
Eso es lo que se propone en Chile el programa Radio Escuela, que lleva adelante la organización La Morada y su Radio Tierra, con el apoyo económico de Oxfam. El proyecto es interesante porque quiere dotar a las escuelas de estructuras de producción de radio, de manera que los niños y los jóvenes se comuniquen y por lo tanto tengan la posibilidad de un aprendizaje diferente como ciudadanos. La radio en la educación viene a ser como un puente entre la escuela y la sociedad.
Con ese motivo estuve en Santiago de Chile unos días, primero como jurado del Concurso Radio Escuela, y luego como ponente en el seminario “Comunicación y Educación: una Formula Correcta”. Los miembros del jurado (Tomás Mosciatti, Director de Radio Bío Bío; Damián Valls, Director de Radio La 2x4 de Buenos Aires,
El seminario, que reunió tanto a educadores como a comunicadores, nos permitió reflexionar sobre las relaciones conflictivas entre la comunicación y la educación. En mi ponencia, “Comunicación y Educación: una Deuda Recíproca”, afirmé que no basta llenar a las escuelas de nuevas tecnologías, sino de cambiar el tipo de educación que se imparte, demasiado anclada en el texto escrito, para recobrar las propuestas de Freire, Freinet, Vygotsky, y otros que pareciera que han caído en el olvido.