Hay muchas claves y mucho lenguaje críptico en la poesía, sobre todo en la poesía amorosa. Aquí el poeta se refiere a la mujer amada que es también mujer amante, una mujer que resume todas las que amó, porque pasa a veces que “todos los destinos” y “todos los anhelos”, se concentran en una mujer que es al mismo tiempo todas las mujeres, aunque hayan pasado las “jornadas interminables / de amores clandestinos”.
Para mi gusto, los mejores versos son los que hablan del amor sin usar esa palabra, por ejemplo: “eres el cuerpo de promesas incumplidas y libertades varias”. Mauro habla de las “almas nuevas” de la mujer… Es la picardía de reinventar constantemente la sexualidad para alimentar el amor. El juego erótico siempre renovado: “descubrir por segunda vez / lo que algunos insisten en llamar inocencia”. Una mujer que se transforma constantemente, por lo que mantiene siempre el desafío del descubrimiento: “Una de estas noches / voy a entrar de visita / a robarme el lado inocente / de tus almas nuevas”.
Las asociaciones sensuales con la naturaleza son frecuentes: la lluvia, las estaciones, la niebla, la noche… “Y es que hace tanto tiempo / dejaste de ser sierra / y aún no acabas de nacer selva”, “la esperanza de surcar la humedad de tus aguas”, o “y cuando anochece / tus almas se tornan líquidas / y entonces eres la brisa que calma mi sed”. Y este ejemplo hermoso: “por la encantadora estrechez y el néctar aduraznado / del tibio valle al sur de tu ombligo”. El poeta dice a través de imágenes lo que no conviene decir con todas sus letras. “En esta historia de amores nuevos y desencuentros / mezcla de sal de tierra y sol de cielo / bien sabes que el intruso fui siempre yo”. Al final, todo se reduce a un verso: “te busco, te escribo”. Es decir, lo que se aplica al mar, se aplica al amor.
La memoria de los amores furtivos se asoma entre los versos, se mueve como la marea alta y baja, va y viene, cubre con sus aguas lo que no debe ser visto y revela una intimidad que yace en la profundidad de los recuerdos. La culpa y la ilusión del perdón aparecen en versos de reconciliación: “eres el más dulce y el mejor / de todos los errores / que escogí cometer”, o “unos pecados más allá de los himnos y las prédicas santas”.