26 diciembre 2024

Detrás de la voz de Mario

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el 25 de diciembre de 2024) 

En sus últimos años de vida mi padre tenía junto a su cama una radio grabadora de casetes y escuchaba todos los días los programas de música clásica de radio Cristal, creada y dirigida por Mario Castro. No solamente escuchaba esos programas, sino que los grababa en casetes y tenía una buena colección de ellos. Mi padre nunca fue melómano, nunca se interesó antes en la música (nunca compró un disco), y nunca tuvo tiempo libre para escucharla mientras trabajó, porque le dedicó su vida al país y punto final. Por eso mismo, esa tardía pasión por la música clásica que despertó en su vejez gracias a Mario Castro, me sorprendió agradablemente. 

Mario Castro y su nieto Claudio Sánchez 

Mario Castro se durmió dulcemente la noche del miércoles 18 al jueves 19 de diciembre. Se durmió sin pesadillas, sin rencores, con el espíritu limpio de una vida bien vivida. Al igual que otro amigo querido por ambos, Ricardo Pérez Alcalá, Mario no sabe que se ha muerto y cuando despierte será con su querido nieto Claudio Sánchez.       

Ya no veíamos a Mario desde hace varios años, probablemente desde la pandemia. Ya no podía salir de su casa, se encontraba viejo y frágil, cuidado con mucho amor por sus hijas Marcela y Carmen, a quienes saludaba cada mañana en francés: bonjour, y despedía en las noches en italiano: a domani. Su mundo se redujo a ellas en tiempos recientes. 

Mario Castro, Alfonso Gumucio, Mario Frías Infante, 
Cucho Vargas y Armando Mariaca, en 2017
 

Ha pasado mucho tiempo desde que escuchamos su voz estentórea inconfundible, esa voz de radialista maduro y reflexivo con la que presentaba sus programas y hacía entrevistas culturales en las emisoras que creó y dirigió durante tantos años, radio Cristal y radio Cumbre. Era una voz que encantaba a quienes lo rodeaban. Su dicción perfecta, su castellano impecable y elegante no necesitaba adornarse de ningún acento argentino para sobresalir. Detrás de la voz había un ser humano cristalino, bueno en todo sentido. Decía el padre Antonio en la misa de despedida el viernes 20 de diciembre, que es mejor que hablen de uno “aunque sea bien” (parafraseando a Salvador Dalí que decía es mejor que hablen de uno “aunque sea mal”). En el caso de Mario jamás escuché a nadie decir nada adverso sobre él (lo cual en Bolivia es de por sí algo cercano a un milagro), aunque no faltará alguno que deslice algo de inquina entre líneas.       

Me precio de haber sido su amigo, aunque no puedo vanagloriarme de una amistad estrecha porque nos veíamos ocasionalmente. Espero que él también me haya considerado amigo suyo con el mismo cariño. Sea como fuere, nuestros encuentros siempre fueron cordiales, más allá de la formalidad y amabilidad de las amistades distantes.         

Alguna vez fui a su casa y alguna vez vino a la mía. Como las fotos me ayudan a recordar, estuvo en mi casa junto a Raúl Rivadeneira Prada el viernes 17 de enero de 2014. En esa ocasión dejó un mensaje escrito en un cuaderno que suelo reservar para los amigos: “Alfonso, no es fácil dejar estampado el grato momento contigo en tu casa, pero menos mal se puede guardar el recuerdo en el corazón”. Otras veces coincidíamos en casa de Armando Mariaca, que solía organizar inolvidables tardes de ópera y té que su hija preparaba con talento y hospitalidad. En una de esas ocasiones estaba también Cucho Vargas y Mario Frías Infante, otro colega de larga data (a quien le debo un libro sobre Oscar Cerruto que me animó a escribir y que sigue en proyecto). 

Mario Castro (©AlfonsoGumucio) 

Con más frecuencia, nos encontrábamos en eventos públicos como las ferias de libros. En la de 2013, junto al quiosco de “El valiente no es violento” que promovía la no violencia y el respeto hacia las mujeres, lo fotografié sosteniendo una cartulina donde había escrito de su puño y letra: “El machismo es un complejo de inferioridad. Sería muy bueno que los hombres lo superáramos”. Coincidíamos en la Cinemateca Boliviana, donde durante años fue miembro fideicomisario y del directorio. Me acompañó en agosto de 2016 en la presentación de mi libro Diario ecuatoriano. Cuaderno de rodaje, una ocasión en la que estuve arropado por varios amigos como él y su nieto Claudio.    

Nos unía la pasión por la cultura, de la que él fue un formidable articulador a través de su trabajo radial. Alguna vez me entrevistó en su programa, a raíz de la aparición de otro de mis libros, una entrevista más entre varios centenares que realizó. Hablaba siempre con ese modo pausado y certero de plantear preguntas que soslayaban la banalidad tan común en los tiempos actuales, donde los folletines radiales remplazaron a los programas culturales. Su voz inquisidora era amable y conocedora de los temas que abordaba. Los entrevistados se sentían cómodos conversando con Mario, como si ambos estuvieran intercambiando criterios frente al calor de una chimenea. Su amplia cultura general le permitía hablar de cualquier tema con soltura, no como los improvisados de ahora, que dan lástima. 

Mario reunió una selección de sus entrevistas en dos tomos que tituló Lo que el viento no se llevó (2013), que constituyen una radiografía de la cultura boliviana de los últimos 50 años. Allí podemos encontrar las transcripciones de entrevistas que realizó en complicidad con Mario Vargas Llosa, Augusto Céspedes, Ernesto Cavour, Fernando Cajías, Jorge Sanjinés, Luis Ramiro Beltrán, Jaime Laredo, Ricardo Pérez Alcalá, Jaime Sáenz, Gil Imaná, Néstor Taboada, Julio de la Vega, Yolanda Bedregal, Jesús Urzagasti, Matilde Casazola, o Eduardo Galeano. Solo en el primer tomo hay 103 entrevistas en 542 páginas.       

Con Mario se va una personalidad enorme de la cultura boliviana que los más jóvenes ignoran por completo. Estos son tiempos en que cuando alguien de esa talla fallece, mucha gente de las redes (enredada), lo despide con un like facilón, pero yo creo que Mario se merece mucho más que eso. Quienes lo conocieron y disfrutaron su amistad, deben aportar sus testimonios.

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El periodista busca influir en el alma de la sociedad 
mediante el uso de la información y de la palabra, que son sus instrumentos.
—Javier Darío Restrepo 
 

24 diciembre 2024

Luz al final del túnel

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo, ANF y EjuTv el sábado 21 de diciembre de 2024) 

Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Samuel Doria Medina 

Están lloriqueando porque no se la esperaban. No me refiero a los masistas, que seguramente están furiosos y van a dirigir su artillería insidiosa contra la sorpresiva alianza de Carlos D. Mesa, Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho, precisamente porque es la más peligrosa para ellos hasta el momento y porque las otras opciones no les incomodan, la atomización les favorece. Los que sí están desconsolados son esas “otras opciones”, es decir, los que desde hace meses fueron los primeros en lanzarse a la piscina sin agua, para ver si por milagro había una red abajo para salvarlos del descalabro. No funcionó, no consiguieron apoyo de la opinión pública, no tienen sigla o si la tienen está devaluada.      

La dinámica política en Bolivia es sorprendente, las cosas pueden cambiar de un día para otro, como ha sucedido esta semana que termina. Aunque las conversaciones entre los dos expresidentes, el gobernador de Santa Cruz (preso en Chonchocoro) y el empresario y dueño de Unidad Nacional (UN) databan de un par de meses, todo pareció derrumbarse el martes 17 de diciembre cuando Tuto Quiroga, de manera unilateral, lanzó su candidatura con el apoyo del FRI, que más que un partido político es una sigla sin contenido. Y un día después, sin embargo, como por arte de magia, Tuto volvió al redil cuando se dio a conocer el documento que él y los otros tres importantes personajes de la política nacional había firmado el 14 de diciembre (el número “14” añadido a mano en el documento original).  

En el párrafo anterior hay material para una novela socio-política, y ya estoy tentado de escribirla, pero por ahora me limitaré a discurrir sobre el significado de lo que acaba de suceder, porque varias cosas me han sorprendido.       

La primera sorpresa fue ver a Tuto “robándose” de Comunidad Ciudadana la sigla del FRI. Las imágenes del video son dignas de análisis semántico. Se ve a dirigentes del FRI (desconocidos en política), recibiendo alborozado a su nuevo candidato, entre copas y discursos grandilocuentes. “Tenemos las suficientes pelotas para salir adelante” dijo un personaje del FRI (cuyo nombre no recuerdo ni importa), en esa reunión informal que parecía un corralito para Tuto Quiroga. Sin embargo, éste siguió con el juego y anunció formalmente su candidatura horas después. ¿Qué pretendía Tuto con su desatino, si tres días antes había firmado el documento que se dio a conocer al día siguiente? ¿Por qué no tuvo la hidalguía de avisar siquiera por teléfono a los otros miembros de la coalición? Quizás se le subió a la cabeza el vino con el que estaba brindando y luego se dio cuenta de que había metido la pata hasta la cadera. Su arrogancia le costará algunas simpatías. También habría que ver el papel que ha jugado un personaje oscuro y ubicuo en la política criolla, el abogado exmirista Luis Vásquez Villamor, que de pronto aparece como asesor de Quiroga. 

Pero los que quedaron definitivamente mal, como miserables oportunistas, fueron los del FRI, porque con la bocaza imprudente no tardaron en disparar declaraciones a diestra y siniestra, y luego tuvieron que tragarse sus palabras. Reprocharon a Comunidad Ciudadana una supuesta traición o inacción para justificar su voltereta. Ahora andan calladitos, o nadie los toma en cuenta, porque en la alianza recién formada ya hay dos siglas vigentes, la de Creemos y la de Unidad Nacional. La sigla del FRI está probablemente otra vez en venta.      

Recordemos que el FRI, que fundó Motete Zamora en 1978, ya tenía una trayectoria de oportunismo. La evolución de ese “frente” político, para los que tenemos memoria, es otro ejemplo de la pobreza ética de algunos dirigentes políticos de Bolivia. Motete Zamora (“comandante Rolando”) fue primero dirigente estudiantil y de la juventud del Partido Comunista de Bolivia y cuando se produjo la ruptura sino-soviética tomó al vuelo la oportunidad de fundar el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) del que fue jefe y dueño absoluto. Sus militantes recibieron entrenamiento militar y crearon una suerte de “guerrilla” en Santa Cruz con el nombre de Unión de Campesinos Pobres (UCAPO), que se dedicó a tomar tierras en las grandes haciendas, aunque eso no llegó a mucho. Su acción más heroica fue la toma del Motel (el único que había en esos años debajo del Montículo, en La Paz) algo que prometo incluir en una novela o cuento, porque es un episodio tan ridículo como sabroso.       

Banzer, Reyes Villa, Tuto Quiroga, Motete Zamora 

Y luego vino el FRI, creado con fines electorales, aglutinando varios partidos venidos a menos, sobre todo para aliarse con el MNR de Víctor Paz Estenssoro. Esa alianza tarijeña mantuvo la sigla vigente durante muchos años, y luego sirvió a Comunidad Ciudadana, que no tomó resguardos para sacar su propia sigla después de las elecciones fraudulentas de 2019, cuando estaba en la cima. Motete fue un personaje respetado por lo que hizo como funcionario público en favor de Tarija y de la estabilidad democrática de Bolivia, pero en política a mí me pareció siempre un oportunista o para decirlo en lenguaje políticamente correcto: un político “pragmático” (como tantos otros de trayectoria sinuosa).        

Entre los perdedores, ahora ardidos como poto con locoto, están también los que impulsaron el voto nulo en las elecciones judiciales. Se produjo un fenómeno interesante: de 19 magistrados electos para los diferentes cargos, 12 son (aparentemente) no-masistas, según la lista que circuló la diputada Luciana Campero. Eso quiere decir que al menos habrá cuatro o cinco personas en los diferentes tribunales que harán contrapeso a la mayoría masista. Esperemos que no se corrompan como los autoprorrogados. 

Lo que se viene no será un camino de rosas, ni mucho menos, sino más bien un túnel oscuro que habremos de transitar todos los bolivianos hasta las próximas elecciones de agosto. Faltan ocho meses y eso es demasiado tiempo en la dinámica política de Bolivia. Todo puede pasar, no hay que excluir nada.  

El escenario ideal sería que las otras candidaturas independientes y las otras fuerzas políticas disminuidas por la realidad histórica, se sumen al esfuerzo de una oposición unida. Ahora veremos clarito la posición que adoptarán candidatos como Vicente Cuellar, Amparo Ballivián, Juan del Granado, Rubén Costas, Rodrigo Paz (y otros pequeñitos con o sin sigla) y el notorio Manfred Reyes Villa, aunque cada vez es más probable que este exmilitar con juicios pendientes se convierta en candidato del arcismo, para proteger sus intereses personales. 

En ese escenario posible, que ha sido recibido con beneplácito por un sector importante de la opinión informada, no podemos pretender que los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia nos “gusten”. Lo peor que puede suceder es esa chicanería llena de inquina, tan típica de los bolivianos: “Si está Fulanito en la fórmula yo no voto por ellos”, “si Menganito es candidato yo voy a votar nulo”, “Zutanito tiene cola de paja” … y así sucesivamente. 

La mayor parte de las objeciones parten (eso es lo peor) de supuestos y de información falsa, y de una incapacidad de análisis estratégico y de visión de futuro. Los caprichitos no caben en esta circunstancia donde lo importante es concluir con casi 20 años de destrucción sistemática del Estado democrático y de la economía de Bolivia. Eso de que los candidatos “tienen” que ser jóvenes, o “tiene” que haber una mujer es una majadería y una espiral tramposa en la que no debemos caer. No olvidemos que jóvenes y mujeres fueron incorporados en las listas de diputados y senadores en 2020, y muchos y muchas han hecho un excelente trabajo y deberán seguir haciéndolo en los próximos años. Ellas y ellos no deberían manifestar ningún apuro para encabezar la fórmula presidencial, porque tienen pocos años de experiencia en política. Más les vale la oportunidad de seguir fogueándose y aprendiendo en la Asamblea Legislativa.       

El camino para recorrer dentro del túnel está lleno de obstáculos. Los principales son las ambiciones personales, no solamente de quienes encabezan la nueva coalición, sino de aquellos que han quedado descolocados, sin soga ni cabra, como se dice popularmente (o “sin Beatriz y sin retrato”, como dicen en Nicaragua). 

Será todo un desafío definir a los dos principales candidatos (presidencia y vicepresidencia), pero también para conformar las listas de diputados y senadores que van con la plancha. Habrá momentos de crisis, quizás renuncias y denuncias (y juicios amañados) que podrán fragilizar las mejores opciones para derrotar al masismo. Correrá plata, sin duda, para dividir a la oposición. Ya sabemos que hay siglas y candidatos que se compran y se venden sin ruborizarse.     

Lo que tenemos como coalición en este momento, con todos los “peros” que se puedan tener, es lo mejor que se ha podido concretar hasta ahora y merece la confianza de los bolivianos. Un boliviano con recursos, el empresario Marcelo Claure, se ha comprometido a dar su apoyo financiando encuestas fidedignas realizadas por entidades internacionales de reconocido prestigio. Claure tendría que contratar a encuestadoras especializadas, y no más a la firma de asesoría política Panterra, que contrató la primera vez y que no figura entre las encuestadoras internacionales reconocidas porque no tiene experiencia en ese rubro. Las encuestas tienen que ser creíbles, verificables y transparentes, y eso sólo puede suceder si las empresas encuestadoras se juegan su prestigio internacional, aunque sea en un país marginal como el nuestro. 

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En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; 
jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela. 
—Antonio Machado
 

22 diciembre 2024

Nulo para nada.

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el sábado 14 de diciembre de 2024) 

Tenemos un Tribunal Supremo Electoral (TSE) débil y contaminado, no se ha revisado el padrón cuestionado desde hace años, no habrá delegados de mesa, no habrá TREP, no se votará en algunos departamentos, no habrá control social, no habrá fotos de actas al final del día y no habrá posibilidad de apelar… Las elecciones judiciales del domingo 15 de diciembre están viciadas de ilegitimidad. Ya sabemos eso: son bastante remotas las probabilidades de que pasen a través de esos filtros tramposos y viciados unos cuantos profesionales honestos que figuran en las listas, y sean elegidos para reemplazar a los bribones del Tribunal Constitucional Plurinacional, del Consejo de la Magistratura, del Tribunal Agroambiental o del Tribunal Supremo de Justicia. 

Miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE) 

Sin embargo, esta vez voy a emitir un voto válido porque siento que la demostración masiva de rechazo de 2017 no nos sirvió absolutamente para nada, no tuvo ninguna consecuencia más allá de su nivel simbólico, y estuvimos seis años lloriqueando y lamentándonos porque no se nos tomó en cuenta. En aquella oportunidad la suma de votos nulos y blancos casi duplicó a los votos válidos. Todos nos sentimos muy orgullosos por haber “derrotado” a quienes amañaron las elecciones desde la preselección de candidatos por la mayoría parlamentaria masista, pero no pasó absolutamente nada y hemos vivido día a día las consecuencias de ello, con tiempo de prórroga y todo lo que ello significa como manipulación desde el arbitraje del poder.      

Vamos a refrescar la memoria de los lectores para que esta vez su decisión frente a la papeleta sea cuidadosa. En 2017, para el Tribunal Constitucional el porcentaje de votos válidos estuvo en un promedio de 35% a 37% según los departamentos, mientras que los votos nulos promediaron entre 45% y 50% y los votos blancos entre 14% y 17%, sumando entre nulos y blancos más del 65%. Para el Consejo de la Magistratura los votos válidos a nivel nacional alcanzaron el 32,64%, mientras que los nulos 51,31% y los blancos 16,05% (67,36 entre nulos y blancos). Para el Tribunal Supremo de Justicia los porcentajes de votos válidos, nulos y en blanco fueron similares. Por ejemplo, en La Paz: 35,81%, 48,81% y 15,38% respectivamente (64,19 entre nulos y blancos).  Finalmente, para el Tribunal Agroambiental, el 35,02% fueron votos válidos a nivel nacional, el 51,34% votos nulos y el 13,64% votos en blanco (total del rechazo ciudadano: 64,98%). 

No cabe duda de que el repudio de la población fue muy amplio, y nos pusimos a festejar como si hubiéramos ganado un partido de fútbol por walk-over, es decir, sin patear la pelota. Igual nomás tuvimos que tragarnos durante otros seis años una justicia corrupta y mañuda.         

Vamos a ciegas a estas elecciones, pero no es la primera vez ni será la última. De nada sirve que el TSE haya difundido perfiles y declaraciones de quienes compiten por un puñado de puestos: la gente no mira ese material, pero luego se queja de la falta de información. Así somos por naturaleza.

En las fotos todos los candidatos y candidatas se ven simpáticos, sonrientes, seductores. Ninguno tiene cara de bribón y ninguna tiene cara de corrupta. En las breves presentaciones de campaña difundidas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), dicen cosas que suenan bien: todos prometen luchar por una mejor justicia y contra la corrupción. Digan lo que digan, no los conocemos, salvo a aquellos que dan vergüenza y que quieren perpetuarse en el aparato de in-justicia. De esos no nos vamos a olvidar. Por suerte, en las plataformas virtuales ha trascendido el trabajo de indagación de algunos abogados y de una diputada en particular, que ha permitido que conozcamos de qué color se pintan mayoritariamente las papeletas: azul oscuro. El azul se ha convertido en símbolo del oportunismo y de la corrupción. Eso nos ha enseñado la experiencia dolo(ro)sa que hemos sentido en carne propia, unos más que otros.  

¿Otra vez convertir el voto nulo en un “plebiscito” para poner en manifiesto nuestro repudio? ¿Para qué? Ya tuve la experiencia de 2017, cuando anulé mi voto con cuatro letras grandotas que marqué sobre la papeleta, de la cual conservo una foto como testimonio de mi compromiso. 

Al no ser vinculante, el voto nulo no sirvió para nada, ni siquiera para crear mayor conciencia sobre la necesidad de cambiar el sistema de justicia en Bolivia, como demostraré más adelante. Por supuesto que sabemos que todo el sistema está en descomposición debido al autoritarismo y a la anulación de la independencia de poderes, pero también es culpa de la desmovilización y apatía ciudadanas. El descontento se canaliza hacia demostraciones cada vez más dispersas y menos numerosas. Esa es la realidad.      

Una cruel prueba de ello es que los más de tres millones de personas que votaron nulo o blanco en las Elecciones Judiciales de 2017, no se tomaron la molestia (en los primeros meses de 2023, entre el 25 de enero y el 24 de abril), de acudir a las mesas para firmar los libros certificados exigiendo una reforma integral de la justicia. Muchos de los que ahora vuelven a proponer el voto nulo, no firmaron por una reforma judicial y son responsables de que no hayamos conseguido el millón y medio de firmas que necesitábamos. 

Por supuesto que esta elección del domingo no va a cambiar el sistema de justicia corrupto y oportunista que impera, pero votar nulo tampoco lo hará. En todo esto hay mucha hipocresía y cálculo político. Veo jugadas personales de quienes no quieren elecciones en absoluto, ni judiciales ni generales, apostando por la debacle o el continuismo para ver si hay un resquicio que se pueda aprovechar políticamente.      

En cuanto a mí, que suelo pensar por mí mismo, daré mi voto por quienes me parecen profesionales con trayectoria honesta y reputación de integridad ética y moral, y ese voto expresará claramente mi rechazo en contra de quienes pretenden seguir aferrados a un sistema manchado de azul que hace agua por todas partes. 

Si no estamos dispuestos a creer que para cada tribunal puede haber siquiera un candidato o candidata íntegros, entonces lo mismo sucederá en las elecciones generales, ninguno valdrá la pena según esos criterios. En ese caso, mejor nos vamos, apagamos la luz, cerramos la puerta y que se pudra todo de una vez. 

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A lie gets halfway around the world before the truth 
has a chance to get its pants on. 
—Winston Churchill 
 

19 diciembre 2024

Cortázar infinito

(Publicado en Brújula y ANF el jueves 5 de diciembre de 2024)

Hay escritores infinitos, independientemente de la cantidad de obra que hayan producido. Su permanencia en el tiempo se debe a la capacidad de renovarse en el universo creativo del lector. La misma obra no solamente sobrevive al paso del tiempo, sino que se transfigura, se adapta, se recrea en el imaginario de ávidos lectores. Sucede algo parecido con la buena música, y lo menciono porque Julio (Florencio) Cortázar está vinculado a ambos procesos creativos.     

Cortázar de la A a la Z. Un álbum biográfico (2014), es uno de esos libros que prolongan la vida y la obra de sus autores muchos años después de su muerte. Quienes hayan leído La vuelta al día en 80 mundos (1967) o Último Round (1969) se encontrarán en un mundo conocido: el de los cronopios. Publicado en ocasión del centenario de su nacimiento, el 26 de agosto de 1914, (tenía la misma edad que mi padre, con pocos días de diferencia), el libro fue armado por Aurora Bernárdez (primera esposa, amiga de toda la vida y albacea del legado de Cortázar), en complicidad con Carles Álvarez Garriga y Sergio Kern (en el diseño, que peca por usar con frecuencia reproducciones pequeñas y caracteres minúsculos, lo cual debería estar prohibido por las altas cortes de lectores enemigos del punto 6, 7 y 8). 

Cortazar y Aurora

Aurora fue más de la mitad de la vida del escritor argentino, desde que era un ilustre desconocido a principios de la década de 1950, y sigue muy cercana a él más allá de la vida, ya que al fallecer en noviembre de 2014 (meses después de hacer este libro), fue enterrada en el cementerio de Montparnasse (que suelo visitar cuando voy a París) en la misma tumba, junto a Cortázar (fallecido el 12 de febrero de 1984)  y a Carol Dunlop, la última esposa (fallecida en 1982). Las fechas son importantes porque se tejen de manera íntima, como lo hacen los textos de este libro tan especial. Carol Dunlop, a pesar de ser 32 años menor, murió dos años antes que Cortázar, a quien Aurora Bernárdez (que había sido su esposa durante más de quince años) regresó para cuidar hasta su muerte.      

El 12 de febrero de 2024, se cumplen 40 años de la partida del cronopio mayor, y el mejor homenaje es seguir leyéndolo y jugando con sus textos, como a él le gustaba jugar cuando los escribía haciendo malabarismos con las palabras. Este es un verdadero álbum, porque en su diseño incluye textos inéditos, cartas manuscritas, fotos poco conocidas, dibujos, imágenes de documentos de identidad y objetos que pertenecieron a Cortázar, en fin, más de lo que uno podría pegar en un álbum íntimo y que de alguna manera Julio anticipó, puesto que conservó lo que aquí nos regala. Este libro-objeto de colección es de los que uno quisiera llevarse a una isla desierta o (por qué no) al otro lado del espejo. 

Si los libros pudieran comerse, este sería un plato delicioso y variado, como esas mesas de comida asiática o mediterránea donde uno tiene múltiples platillos para escoger y degustar sin orden establecido. A Cortázar no le gustaban las biografías ordenadas (al menos no la suya), de esas que narran a los personajes en orden cronológico, por eso este libro “suelto y despeinado” se suma a los hermanos díscolos que produjo en vida el autor. 

Desde la “A” de “abuela”, “Aurora” o “axolotl”, hasta la “Z” de “Zihuatanejo” o “Zötl”, cada letra evoca 5 o 6 lugares, momentos, personas o cosas que construyen por pedacitos una biografía muy diferente a las ya conocidas (más de veinte). No es un libro para entendidos (bueno, también lo es), sino un tejido de señales más o menos secretas para ciudadanos del mundo mágico que supo crear, a la manera de García Márquez con Macondo.    

Bellos  textos breves como “Peripecias del agua” (“Basta conocerla un poco para comprender que el agua está cansada de ser un líquido…”), nos enseñan a ver las cosas más elementales con los ojos de un marciano que descubre cosas que nunca ha visto. Las cartas manuscritas (con la misma caligrafía con que me escribió una vez), denotan la importancia que el escritor le otorgaba a la correspondencia. En alguna parte confiesa que cultiva el género epistolar y escribe “entre 15 y 40 cartas” en un solo día. No es casual que Alfaguara (2012, Buenos Aires) haya reunido una parte de su correspondencia en cinco tomos. ¿Hacía copias con papel carbónico de sus cartas manuscritas? ¿Cómo lograron reunir tantas?

Los retazos y papeles sueltos se conectan unos con otros y nos permiten adivinar la manera de trabajar de un autor que escribía compulsivamente. La belleza de la expresión, los juegos de palabras y el juego travieso lejos de toda solemnidad intelectual, dicen mucho del placer de la escritura, y por lo tanto de la lectura. En una carta loca a su amiga Alejandra Pizarnik, el cronopio pega un par de “cabellos auténticos” a manera de ofrenda. “¿Verdad que una carta, cuando se escribe a un amigo, es un acto de fe, un momento grave?”, escribía ya en 1941. 

Por supuesto que el abecedario que organiza el álbum es caprichoso, porque minúsculos cronopios se deslizan para hacer trampa y calzar ciertas palabras en letras que no corresponden, para abordar temas que de otro modo hubieran quedado al margen. Como en Rayuela (1963), las posibilidades de lectura son como jugadas de ajedrez, infinitas.      

Junto al poema “Argentina”, coloca sus documentos de identidad, para desmentir a los detractores que lo atacaban por adoptar la nacionalidad francesa, cosa que no hizo hasta más tarde sin perder su nacionalidad argentina. La campaña insidiosa a principios de la década de 1970 no tenía razón de ser: en otro texto he contado que me encontré con Cortázar en la larga fila de “meteques” (extranjeros) que acudíamos a la Prefectura de París para renovar nuestros permisos de residencia temporales. Argentina le dolía desde lejos, pero no en el sentido patriotero que pretendían imponerle. En su poema dedica un verso lapidario a los maledicentes: “(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)”. 

La vocación internacional de Cortázar fue uno de sus rasgos salientes. Quizás sus primeras experiencias (tan frustrantes como inevitables) como maestro de escuelas en provincia lo llevaron a mirar más lejos, desde su estatura de 193 centímetros. Estuvo en todos los continentes, pero se invirtió con pasión en el proceso revolucionario de Nicaragua y también en el cubano, con el que tomó disimulada distancia años más tarde, sin unirse a otros escritores críticos del autoritarismo. 

Con Julio Cortazar, Paris 1973

No solo coincidí con Cortázar en la Prefectura de París, sino en uno de sus cuentos: “Axolotl”, ese pequeño anfibio mexicano de cuatro patas y mirada de peluche. Confieso que cuando leí el cuento en Final del juego (1956) estaba convencido de que el axolotl no existía más que en la imaginación de Cortázar, hasta que durante una visita al acuario de Trocadero, en 1972, me lo topé detrás del vidrio, tal como se lo topa el personaje del cuento.    

El entusiasmo casi infantil por “mi” descubrimiento me llevó a tomarle varias fotos a la salamandra acuática, revelar el rollo esa misma noche y hacer una copia 20 x 30 cm con la ampliadora rusa que teníamos instalada en el baño de mis amigos exiliados. Le dejé la foto en un sobre a Cortázar, en su departamento de la rue l’Éperon, cerca de Odeon, y algunos días más tarde recibí una amable nota de agradecimiento, cuando lo que correspondía era enviar de paseo al melenudo e ignorante estudiante de cine. Me consuela, sin embargo, algo que dijo en una entrevista su editor y cercano amigo, Paco Porrúa: “La presencia del azar en la vida de Julio era cotidiana. Todos los días había una señal”. 

“Toda biografía es un sistema de conjeturas; toda estimación crítica, una apuesta contra el tiempo. Los sistemas son sustituibles y las apuestas suelen perderse”, escribió en el prólogo a su traducción de la prosa de Edgar Allan Poe. También fue traductor de André Gide, de Marguerite Yourcenar, de Jean Giono, de Chesterton y varios otros, además de innumerables e incomprensibles documentos de la Unesco con los que se ganaba la vida cuando todavía sus obras no le daban buenos réditos. Poe siempre fue especial, pues influyó en su propia literatura desde muy joven. Cortázar sugiere que el traductor de Poe al francés, nada menos que Charles Baudelaire, era un desdoblamiento del propio Poe al otro lado del Atlántico. Del mismo modo, se me ocurre que Cortázar fue un desdoblamiento de Luis Buñuel, no solamente porque en sus fotos de adolescentes parecen hermanos siameses, con los ojos y los incisivos centrales separados, sino porque hay una química similar en su narrativa (literaria y cinematográfica, respectivamente). Están emparentados por una dosis de surrealismo y mucha de gusto por el absurdo, por el juego azarosos de las imágenes, ambos ajenos a los relatos lineales y previsibles.     

Carol Dunlop 

Su afición por la fotografía era bien conocida, y en este libro hay algunas pruebas de ello. No era sin embargo un esteta. Sus fotos de espacios vacíos, de paredes, ventanas y objetos son una manera paralela de escribir su propia biografía. En ese sentido su alianza (matrimonial e intelectual) con Carol Dunlop fue importante, como subraya Los autonautas de la cosmopista (1983) resultado de un “viaje atemporal” de cinco semanas de París a Marsella, en una combi Volkswagen llamada Fafner (como el dragón de Sigfrido), que se detenía solamente en esos espacios neutros y bastante impersonales de estacionamiento que se abren de tiempo en tiempo a los lados de las grandes carreteras. Huelga decir que más que un viaje de turismo, era un viaje de introspección y literario.       

La fotografía era una pasión documental y también el cine. Cortázar tenía una cámara Super 8 con la que pretendía “cazar crepúsculos”. La imagen siempre le atrajo, y este libro está  salpicado de pequeños y torpes dibujos que solía incluir en cartas y papelitos dispersos. Ya en el plano de contribuir al conocimiento de las artes plásticas, colaboró muchísimas veces con fotógrafos y dibujantes escribiendo textos para sus exposiciones y publicaciones: Sara Facio, Alechinsky, Alecio de Andrade, Julio Silva, Manja Offerhaus, Tapiés, Sábat, Luis Tomasello, Pat Andrea, Taulé, Torres Agüero, Leonardo Nierman y su entrañable amigo Eduardo Jonquieres, entre muchos otros. Era generoso con los artistas plásticos. 

París está  presente no solamente en la obra de Cortázar sino en su trayectoria de vida. Es el lugar que no va a dejar porque ya le pertenece. Rayuela y otras obras le garantizaron el derecho de transformar la ciudad en algo suyo y de sus lectores. Cortázar es el más parisino de los escritores del “boom” de la literatura latinoamericana. ¿Qué habría sido de él si no viajaba tan joven a París?    

Esta biografía por retazos es uno de esos libros que permite acercarse a la intimidad del autor, tan cerca que a veces quema, y al mismo tiempo tomar distancia de su obra, quizás incluso relativizarla, colocarla en el justo espacio que le pertenece. 

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La literatura ha sido para mí una actividad lúdica, en el sentido que yo le doy al juego y que usted conoce ya bien; ha sido una actividad erótica, una forma de amor. 
—Julio Cortázar  


17 diciembre 2024

Quinto aniversario de una ignominia

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el jueves 7 de diciembre del 2024)

El 18 de noviembre de 2019 publiqué un artículo titulado “A mis amigos del mundo mundial…”, relatando lo que había sucedido en Bolivia a raíz del fraude electoral de Evo Morales, y cómo lo vivimos los ciudadanos que nos opusimos al fraude. Lo hice porque la red internacional de la mentira no quería entender lo que pasaba en Bolivia, y estaba empeñada en propagar una versión irresponsable y superficial de lo que había sucedido, sin analizar la cronología de los hechos, que por sí sola explica todo. 

A mi texto se sumaron en las semanas siguientes muchos más de escritores, periodistas, investigadores académicos y otros que abundaron en el mismo sentido para explicar a los despistados mal intencionados de otros países, que con simples consignas no podrían entender la situación política de Bolivia. Más tarde, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de La Paz (APDH-LP) publicó el libro Relato de un pueblo (2021) donde se establece sin la menor duda y con abundante documentación la verdad histórica.       

Han pasado cinco años desde que se produjo el fraude electoral, la renuncia de Evo y de su plana mayor, su fuga a México y todo lo que ya ha sido ampliamente documentado. Sin embargo, la ignorancia es atrevida, y todavía hay quienes se aferran a afirmaciones grotescas, como la de “Fue golpe”, que carece totalmente de asidero real. Por ello, vale la pena refrescarles la memoria con algunos datos incontestables. 

La corrupción y el autoritarismo fueron el sello de marca de Evo Morales desde su primer gobierno, pero el antecedente directo de la crisis de 2019 fue el #21F:  El 21 de febrero de 2016 se realizó un Referendo Constitucional donde la pregunta era si el pueblo boliviano quería que Evo Morales y su acompañante de fórmula se postularan a un cuarto mandato presidencial consecutivo, a pesar de que la Constitución Política de Estado (CPE), impuesta por el propio Evo Morales en 2009, prohíbe más de dos mandatos consecutivos. La respuesta del pueblo en la votación fue NO, es decir: no queremos que Evo Morales vuelva a ser candidato, porque su tercera presidencia ya era inconstitucional. 

El referendo fue convocado por el propio Evo Morales poco tiempo después de ganar su tercera elección, porque creía que podía ganar en ese momento. Utilizó todos los medios del Estado para hacer propaganda en favor del SI, y dijo públicamente: “si pierdo por un voto, me voy”. Sin embargo, perdió, pero no aceptó el resultado vinculante y usó como excusa una conspiración mediática. Morales ignoró los resultados del #21F y mediante presiones, logró que el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), conformado por magistrados afines al MAS, dictaminara que la reelección “es un derecho humano”, por lo que él y su vicepresidente fueron habilitados para una cuarta elección en 2019.       

A pesar de las violaciones legales y de los reclamos ciudadanos, el gobierno de Evo Morales redobló su campaña electoral con uso indebido de bienes del Estado. Algunos ejemplos: a) uso de aviones, helicópteros, vehículos, dinero y otros recursos del Estado, b) Morales designó abiertamente a ministros de su gabinete para que hicieran campaña en diferentes departamentos de Bolivia, indiferente al hecho de que los salarios de estos funcionarios los paga la población, c) presiones a funcionarios públicos de todos los niveles para que se afilien al MAS, para que cedan una parte de su salario al partido de Evo Morales, y para que asistan a todas concentraciones y marchas de la campaña, con amenaza de despidos, d) la fundación privada Juan Evo Morales Ayma (JEMA) recibió del gobierno de Irán el canal de televisión Abya Yala, todos los equipos y entrenamiento en Teherán para 60 técnicos. Es un caso flagrante de conflicto de intereses que un presidente en ejercicio reciba semejante “regalo” para su fundación privada. El canal funcionaba con fondos del Estado, a pesar de ser privado. 

Tribunal Supremo Electoral en 2018 

El único poder del Estado que aún no estaba controlado por el partido de gobierno, el Tribunal Supremo Electoral, fue descabezado en pocos meses con la renuncia de los vocales independientes, incluyendo la presidenta del TSE, Katia Uriona, Dunia Sandoval y el vicepresidente José Luis Exeni, que se decía independiente, hasta que se descubrió que era el operador del gobierno en el proceso electoral, autor de la Ley de Organizaciones Políticas (LOP) redactada para frenar a la oposición. Con los remplazos, el TSE quedó conformado por 5 vocales del partido de gobierno. Evo Morales tuvo así bajo control todos los poderes del Estado.      

La Ley de Organizaciones Políticas (LOP) debía aplicarse recién en las elecciones de 2025, pero el gobierno instruyó que se aplicara desde la elección de 2019 para afectar a los partidos de oposición. Se eliminó de la LOP la cláusula que obligaba al Estado a otorgar espacios gratuitos de propaganda para todos los candidatos, de ese modo solo el MAS se veía favorecido con masiva propaganda estatal en todos los canales de televisión, emisoras de radio y Cambio, el diario del gobierno. Según datos del Ministerio de Finanzas, el Ministerio de Comunicación recibió para la propaganda de Evo Morales más recursos que en todos los años y gobiernos anteriores. 

El 20 de octubre de 2019 se realizaron las elecciones generales, con una misión de acompañamiento de la OEA a pedido del propio gobierno del MAS. Dos empresas independientes (NeoTec y Ethical Hacking) fueron contratadas para garantizar que los sistemas informáticos funcionaran adecuadamente durante la transmisión de datos (TREP). El voto electoral boliviano es transparente ya que las actas pueden ser fotografiadas por cualquier ciudadano al terminar la votación y luego ser transmitidas vía internet al Tribunal Supremo Electoral (TSE). La transmisión de actas es inmediata con los teléfonos celulares, incluso desde los lugares más aislados de Bolivia. Ya no existe la excusa de que la información rural “tarda en llegar”.          

Después del cierre de urnas comenzaron a llegar las actas fotografiadas para el conteo rápido, pero a las 20:20 se interrumpió el TREP por órdenes de vocales del TSE, cuando la tendencia en el conteo de votos no favorecía el margen de 10% que pretendía Evo Morales. Sólo se reestableció el sistema al día siguiente y mostró que la tendencia se había revertido para otorgar el triunfo en primera vuelta a Morales, lo cual fue puesto en duda por observadores de la OEA y de la Unión Europea. Tanto la Fundación Jubileo como la empresa encuestadora española Via Ciencia (que fue contratada por un canal de televisión cercano al gobierno) hicieron su propio conteo rápido y coincidieron con la OEA. El rango de diferencia entre Morales y Mesa era de aproximadamente 5 puntos, lejos de los 10 puntos que pretendía Evo Morales. 

Las dos empresas, Neotec y Ethical Hacking, involucradas en el sistema informático y contratadas por el propio TSE, señalaron las irregularidades cometidas al cortar el TREP e incluso internet y la alteración de resultados mediante la intervención de un quinto servidor del que no tenían conocimiento. Los directores de ambas empresas revelaron que las elecciones estuvieron “viciadas de nulidad”.      

Ingenieros de sistemas, independientes, como Edgar Villegas (entre otros) revisaron las actas que fueron subidas a la página web del Órgano Electoral Plurinacional (OEP) y con base en esa información oficial detectaron irregularidades que afectaban miles de actas y un porcentaje alto del voto. Ante el inexplicable corte del TREP y frente a las informaciones iniciales sobre irregularidades, la ciudadanía salió a las calles a manifestar de forma pacífica, haciendo bloqueos con banderas bolivianas, exigiendo que su voto se respete. Estas vigilias duraron dos semanas y no hubo incidentes violentos. 

El propio Evo Morales pidió el 30 de octubre una misión de expertos de la OEA para revisar la transparencia del acto electoral y firmó un documento comprometiéndose a que las recomendaciones serían vinculantes. La misión de 30 auditores llegó a Bolivia inmediatamente y fue recibida con desconfianza por la oposición, ya que el secretario general Luis Almagro había manifestado en una visita a Bolivia su adhesión política a Evo Morales. Sin embargo, los auditores de la OEA sorprendieron a todos los bolivianos cuando el domingo 10 de noviembre en la madrugada emitieron un informe preliminar de 13 páginas, donde señalan los vicios de nulidad de las elecciones y recomiendan la realización de un nuevo proceso electoral. Por testimonio del propio Evo Morales sabemos que trató de hablar con Luis Almagro para que no se difundiera el informe preliminar, pero la acumulación de pruebas de varias fuentes de análisis corroboró el fraude masivo y las recomendaciones de la OEA.     

Las manifestaciones pacíficas en las calles de todo el país se fortalecieron y se constataron agresiones de algunos sectores del MAS en los intentos de romper los bloqueos. El ejército no se pronunció, y la Policía Nacional se limitó a separar a los grupos opuestos, para que no hubiera heridos. El 8 de noviembre la Policía Nacional decidió acuartelarse en varios departamentos del país, expresando que no estaban en disposición de reprimir al pueblo. Las calles quedaron a merced de vándalos que destruyeron la propiedad pública, quemaron en La Paz 64 buses municipales, asaltaron tiendas y supermercados, etc. Luego de dos días de zozobra sin policía para resguardar la seguridad pública, la Central Obrera Boliviana y las Fuerzas Armadas emitieron un corto comunicado llamando a la paz social y “sugiriendo” la renuncia del presidente. Hoy sabemos gracias a Javier Zavaleta, exministro de Defensa, que ese comunicado de las FFA se emitió cuando ya Evo Morales había redactado su renuncia en el hangar presidencial de El Alto.     

Evo Morales perdió el apoyo de organizaciones a las que había controlado mediante prebendas durante muchos años, como la Central Obrera Boliviana (COB) y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB).  Ambas pidieron su renuncia. El rechazo nacional fue tan grande, que Morales se replegó a sus cuarteles en el Chapare, y el domingo 10 en la tarde anunció por televisión su renuncia a la presidencia y su decisión de asilarse en México. Un avión de la Fuerza Aérea mexicana ya estaba en camino para recogerlos en el Chapare, lo que confirma que la renuncia estaba preparada con anticipación.       

Mientras tanto en Bolivia y bajo sus órdenes de “cercar las ciudades”, supermercados, fábricas, bancos, colegios, universidades, hospitales, farmacias y otros recintos fueron víctimas de asaltos de turbas del MAS que llegaban de lugares ajenos a las ciudades atacadas. Hay videos filmados por vecinos con sus teléfonos celulares, que muestran a dirigentes vecinales del MAS repartiendo dinero a los atacantes. La policía apresó en El Alto a dos cubanos que llevaban una bolsa con una cantidad de dinero considerable. Se encontraron varios depósitos de dependencias del ministerio de Culturas con centenares de bombas molotov. Sólo cuando la Policía Nacional se vio rebasada y los grupos de choque del MAS quemaron con bombas molotov varios cuarteles policiales en el país, el comando policial hizo un llamado al ejército para ayudar a contener la violencia. 

Evo Morales hizo circular por todo el mundo la versión de que se habría producido un golpe de Estado en Bolivia, pero no hubo ningún movimiento militar hasta que Evo ya había salido del país. La policía acudió al llamado de la población para proteger la seguridad ciudadana, pero fue rebasada. Caravanas de estudiantes que llegaban de Potosí y de Santa Cruz para proteger la sede de gobierno, fueron atacadas en el camino con piedras y cachorros de dinamita. Hubo heridos y buses destrozados. Al apresar a campesinos que atacaron las caravanas se supo que habían recibido dinero y dinamita de dirigentes locales del MAS. Hay videos con esos testimonios.     

Evo Morales hizo abandono de funciones, no es cierto que su vida corría peligro en ningún momento. Nadie atacó el palacio de Evo, ningún fiscal emitió órdenes de aprehensión contra él o sus seguidores. Una de las casas de Evo Morales en Cochabamba, que utilizaba muy rara vez, fue atacada por personas no identificadas, los vecinos afirman que eran delincuentes comunes. La fiscalía sólo emitió órdenes de aprehensión contra los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y de los Tribunales Electorales Departamentales (TED), por su participación en el fraude.      

El país estuvo dos días en un total vacío de poder, sin presidente, vicepresidente, o asamblea parlamentaria. Siguiendo la Constitución Política del Estado se aplicó la sucesión presidencial en Bolivia. De acuerdo al reglamento y en vista de la renuncia de los presidentes y vicepresidentes de la cámara de senadores y de la cámara de diputados (todos ellos eran del MAS), recayó en la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, Jeanine Añez, asumir la presidencia interina, de acuerdo a lo estipulado en la Constitución. Para ratificar la legalidad de ese paso constitucional, se hizo la consulta con el Tribunal Constitucional Plurinacional y este ratificó por escrito que se habían seguido los pasos constitucionales. La presidenta interina formó su gabinete, cambió inmediatamente a los altos mandos militares y de la policía (lo cual es clara indicación de que no existió ningún golpe) y convocó elecciones para el 3 de mayo de 2020.

Jeanine Añez y Eva Copa 

Los diputados y senadores del MAS tuvieron todas las garantías para reunirse en el congreso y debatir la sucesión constitucional, y de esa manera Eva Copa (del MAS) pasó a presidir la Asamblea Legislativa Plurinacional. Si hubiera existido un golpe de Estado no hubiera funcionado ni la Asamblea Legislativa, ni el Tribunal Constitucional.      

Desde su exilio en México Evo Morales no cesó de hacer llamados a sus bases para crear zozobra en las ciudades, particularmente en La Paz y Cochabamba. Los enfrentamientos violentos en Sacaba dejaron nueve muertos, y los peritos forenses de la fiscalía nunca determinaron qué tipo de armas o explosivos causaron esas muertes, la prensa internacional culpó a los militares. La policía capturó a manifestantes con explosivos y armas largas que no usa el ejército, pero también granadas robadas al ejército. Si no se contenía a los cocaleros en Sacaba, entraban a Cochabamba a causar destrozos y atacar a la población. ¿Qué debía hacer la policía y el ejército? ¿Dejar que entraran a la ciudad? Que pregunten a los vecinos de Cochabamba las noches de terror que pasaron luego de haber sido testigos de incendios en varias instituciones. O pregunten a los vecinos de La Paz y El Alto, que se parapetaron en sus casas con las puertas cubiertas de madera, cartones, planchas de metal, para protegerse de los grupos violentos. 

Enfrentamientos en Sacaba (Cochabamba) 

Medios de prensa como Página Siete, interrumpieron sus ediciones impresas debido a las amenazas de grupos de choque del MAS a sus instalaciones y a los periodistas.      

En El Alto se vivió una situación de violencia parecida porque grupos de choque del MAS impedían el paso de vehículos en Senkata, donde se encuentra la planta de distribución de gas y gasolina. El cerco a La Paz se realizó con gritos: “Ahora sí, guerra civil”, y la policía fue rebasada. El muro perimetral de la planta de Senkata fue derrumbado en tres lugares y el riesgo de una explosión gigantesca se evitó por la intervención del ejército, que además garantizó que más de 40 camiones con gasolina pudieran llegar a la ciudad de La Paz. Los atacantes y fallecidos en el enfrentamiento no eran vecinos de Senkata. El sábado 16 en la noche, vecinos de El Alto encontraron en un basurero centenares de cintillos del Banco Unión usados para envolver fajos de billetes. En Yapacaní se identificó a un argentino guerrillero de las FARC colombianas que había ingresado ilegalmente al país y que era buscado en Colombia. En Guayaramerín, se apresó a 9 venezolanos que llevaban armas y uniformes. Un policía murió luego de una feroz golpiza propinada por manifestantes del MAS.

Lo anterior es un resumen de aquello que escribí “a mis amigos del mundo mundial” hace cinco años. Todos lo saben, pero algunos no lo quieren reconocer. Refresquemos nuestra memoria, porque ese es el terreno en el que la mentira del MAS opera de manera persistente. Guardemos siempre datos concretos, fechas, recortes, declaraciones, fotos y videos para responder a la desinformación que sólo sabe esgrimir consignas sin sustento.      

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Debido a que el poder corrompe, 

las demandas de la sociedad de autoridad moral y carácter 

aumentan a medida que aumenta la importancia de la posición.

—John Adams