Hans Magnus Enzensberger escribió hace más de diez años este breve texto que define tan bien el mundo que vivimos, o sobrevivimos...
TIEMPO
La mercancía más lujosa. Paradójicamente, las élites son las menos libres para disfrutar de su tiempo. Viven aprisionadas por una agenda sobrecargada y sufren la esclavitud de estar siempre localizables. El teléfono móvil sería el paradigma del antilujo del futuro.
AUTOCONTROL COGNITIVO
Ante la avalancha de información que compite por atraer la atención, lo lujoso consistirá en ser capaz de escoger libremente lo que uno quiere, en filtrar. Frente a la tentación del zapping, será un privilegiado quien consiga desconectar.
ESPACIO
La masificación –tráfico, turismo, ocio- y la penuria de espacio convertirán en lujo la sensación de amplitud. La habitación lujosa no es la sobrecargada de objetos sino la vacía.
TRANQUILIDAD
La quietud y la falta de ruido son valores en alza, pero suelen pagarse caros, como es el caso de las viviendas y restaurantes tranquilos. Disfrutará de este lujo quien consiga vivir alejado del tráfico, sin soportar el aparato estereofónico del vecino o las interminables fiestas callejeras.
ENTORNO SALUDABLE
Respirar aire puro y beber agua en condiciones son ahora un privilegio. Los productos saludables son caros y no todos pueden renunciar a un trabajo peligroso o a medios de transporte u ofertas de ocio que son perniciosos.
SEGURIDAD
La más precaria entre las mercancías lujosas. El Estado ha abdicado en parte como garante de la seguridad y esta florece como negocio privado, por lo que acceder a ella resulta caro.
La mercancía más lujosa. Paradójicamente, las élites son las menos libres para disfrutar de su tiempo. Viven aprisionadas por una agenda sobrecargada y sufren la esclavitud de estar siempre localizables. El teléfono móvil sería el paradigma del antilujo del futuro.
AUTOCONTROL COGNITIVO
Ante la avalancha de información que compite por atraer la atención, lo lujoso consistirá en ser capaz de escoger libremente lo que uno quiere, en filtrar. Frente a la tentación del zapping, será un privilegiado quien consiga desconectar.
ESPACIO
La masificación –tráfico, turismo, ocio- y la penuria de espacio convertirán en lujo la sensación de amplitud. La habitación lujosa no es la sobrecargada de objetos sino la vacía.
TRANQUILIDAD
La quietud y la falta de ruido son valores en alza, pero suelen pagarse caros, como es el caso de las viviendas y restaurantes tranquilos. Disfrutará de este lujo quien consiga vivir alejado del tráfico, sin soportar el aparato estereofónico del vecino o las interminables fiestas callejeras.
ENTORNO SALUDABLE
Respirar aire puro y beber agua en condiciones son ahora un privilegio. Los productos saludables son caros y no todos pueden renunciar a un trabajo peligroso o a medios de transporte u ofertas de ocio que son perniciosos.
SEGURIDAD
La más precaria entre las mercancías lujosas. El Estado ha abdicado en parte como garante de la seguridad y esta florece como negocio privado, por lo que acceder a ella resulta caro.