13 agosto 2016

El Diario ecuatoriano de Gumucio

Pablo Peralta publicó esta entrevista en Página Siete, el domingo 7 de agosto de 2016, y en la edición digital del diario incluyó además un fragmento en video.

Alfonso Gumucio Dagron es un cultor de la memoria, pero con método. Desde los 13 años escribe diarios no con la intención de publicarlos, sino como registros para luego acordarse de forma más fidedigna de lo que vivió. Pero también, esa práctica le sirve para  plasmar en los textos evocativos que suele redactar, la fidelidad que proporciona el escribir de forma inmediata una experiencia vivida.

Así, publica  en sus artículos referencias que rebosan de frescura y autenticidad. Entre ellos están los memorables encuentros en Francia con el escritor argentino Julio Cortázar o las visitas de Eduardo Galeano a La Paz. "Yo creo que la memoria siempre tiene un rasgo afectivo, tiendo a olvidarme de las cosas que no me gustan”, comenta. 

El registro inmediato, escribir sin pretensiones literarias, es la clave de su memoria. Dejemos que Gumucio lo explique en sus palabras: "Desde muy joven he tenido una memoria muy frágil. Cuando uno tiene una memoria frágil empieza a anotar todo, a sacar fotos. Yo digo un poco en chiste y un poco en serio a mis amigos: yo tengo una memoria fotográfica, porque si no tengo fotos, no me acuerdo de nada. Mi memoria está en las fotos, o está en los diarios, o está en los artículos que escribo, en el blog (Bitácora memoriosa). Entonces,  yo tengo que hacer algo para que mi memoria no me traicione”. 

Precisamente, un resultado de ese trabajo-método de registro, que practica desde hace mucho, es  Diario ecuatoriano, cuaderno de rodaje, un texto que se presentará el  11 de agosto en la Cinemateca Boliviana  a las 19:30. Se trata de  la bitácora que Gumucio llevó  durante la filmación de  Fuera de aquí, cinta que rodó el cineasta Jorge Sanjinés, a mediados de los años 70 en Ecuador. Entonces, Gumucio se desempeñó como asistente de dirección. 

En una libreta pequeña con tapas de color amarillo, el comunicador social, experto en comunicación para el desarrollo,  plasmó  sus impresiones del día a día de la filmación,  entre junio y julio  de 1975.  Gumucio lo expresa en sus términos: "Diario ecuatoriano es un diario que yo escribí hace 41 años, durante la filmación de la película Fuera de aquí de Jorge Sanjinés. Lo escribí con la intención de que sólo fuera para mí, como todos mis diarios. Yo escribo diarios normalmente y nunca los he escrito con la intención de que sean publicados. O sea, no son diarios que tengan un lenguaje literario, porque yo no pienso publicarlos nunca, pero ésta ha sido una excepción por las condiciones que se dieron”. 

Fue en marzo de 2015, cuando Alfonso Gumucio  recibió la visita  de sus amigos ecuatorianos Pocho Álvarez, Wilma Granda, directora de la Cinemateca Nacional de Ecuador, y Juan Martín Cueva, director de CnCine, quienes se interesaron en publicar el documento.  

"Se me ocurrió mostrarles la libreta como una curiosidad entre mis antiguallas y me sorprendieron con su propuesta de publicarla en Ecuador con motivo de los 40 años de la filmación de Fuera de aquí”, escribió el comunicador en el artículo “40 años después”, uno de los textos que se publican junto a la bitácora. 

El diario comienza con el viaje que hizo  Gumucio de Francia a Ecuador, rumbo al epicentro del rodaje. "Más de cincuenta horas de viaje antes de llegar aquí...”, son las primeras líneas que redactó un Alfonso Gumucio de 24 años que venía a la región  con  una formación de cine a cuestas, que había  cultivado  en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos (IDHEC), la mejor escuela europea de cine,  en la Universidad de Vincennes, donde también estudiaba de forma paralela, y en las clases que tomó con destacados catedráticos como Marc Ferro y Jean Rouch. 

"Yo venía a Ecuador con una formación cinematográfica técnica e ideológica muy intensa. Entonces, algunos comentarios que yo tengo en el diario vienen cargados de esa formación crítica. No voy solamente como un espectador”, comenta.   

Pero ¿cómo se dio el contacto para que  Gumucio y  Sanjinés, uno de los representantes del llamado "nuevo cine latinoamericano” se encuentren en una filmación en Ecuador? 

Gumucio, quien estaba exiliado en Francia, a la par que  estudiaba cine, relata, también  colaboraba con  Sanjinés como representante en Europa del grupo Ukamau. "Obviamente que yo tenía una gran admiración por Jorge. De hecho en mis estudios de cine en Francia no sólo vi sino que también  hice  la descripción plano  por plano de Revolución, Ukamau y de Yawar Mallku”. 

En un momento dado, Sanjinés le comentó a Gumucio que iba a filmar una película en Ecuador. No obstante, cuenta, le indicó que el problema que tenía era que no contaba con cámara para el cometido. Gumucio consiguió el equipo.

"Yo tenía buenas relaciones en Francia. Un amigo del Centro Nacional de Investigación Científica me dice, como era verano,  yo te presto la cámara, pero te la presto a ti, con el compromiso de que me la devuelvas en un mes exactamente. No me hizo ni siquiera firmar un papel, ni nada, era una relación de confianza, yo me llevé la cámara de 16 mm a Ecuador”, manifiesta.  

El contexto en el que filmaron la cinta no era el mejor . Las dictaduras y lo regímenes autoritarios prevalecían en la región.  Pinochet en Chile, Videla en Argentina y Banzer en Bolivia... sin duda el escenario era complejo.   

"Era un continente entero sometido a regímenes militares golpistas o regímenes civiles autoritarios y entonces era muy difícil hacer cualquier cosa y Ecuador que no fue una dictadura sangrienta era un régimen de todas maneras autoritario y, por lo tanto, cuando se hizo la película teníamos que tener en cuenta ese contexto y trabajar de manera casi clandestina, casi secreta, y ésa es una de las cosas que yo relato en el diario”, dice el autor. 

El rodaje  se desarrolló  en condiciones precarias. Los miembros del equipo estaban alojados en una escuelita  y dormían en  sleeping bags en el suelo...  Con todo, aquella película es pionera en Ecuador en cuanto a cintas de ficción y está inscrita en la historia del cine de ese país y del cine latinoamericano.  "Para los ecuatorianos es muy valioso. Es por eso que cuando yo alojo a los amigos ecuatorianos que vinieron al festival de cine de Ecuador, y les muestro la libretita amarilla, me dicen ‘esto es fundamental para nosotros, es parte de nuestra historia del cine ecuatoriano, entonces tenemos que publicarlo’. Así fue”.

Gumucio dice para cerrar: "Si algún valor tiene este diario es que es un testimonio día a día de cómo viví esa filmación”.