(Publicado en Página Siete el viernes 3 de marzo de 2023)
No sé qué debería preocuparnos más: la desmemoria y la apatía de las nuevas generaciones, cuyo cerebro principal es un aparato alargado y plano de 14 x 6 cm, o el cinismo y prepotencia de autoridades que avasallaron el sistema de justicia hasta vaporizarlo.
Dibujo de ©Abecor en Página Siete |
Pasan demasiadas cosas torcidas en Bolivia, todos los días, pero a pocos parece importarles. La corrupción se ha convertido en una forma de vida, el dinero abunda en manos de contrabandistas, narcos, especuladores y corruptos, y no existe sino un simulacro de medidas de propaganda machacona que quiere convencernos de que “vamos bien”.
A fines de febrero estalló el escándalo de las cuentas falsas de mercenarios digitales que le costaron a los bolivianos más de un millón de dólares, pero hasta ahora nadie ha establecido la relación con otros casos de corrupción que están vinculados al uso discrecional de recursos del Estado en la millonaria propaganda del gobierno.
El Caso Neurona, por ejemplo, ha desaparecido del radar, a pesar de tratarse de un asunto muy grave de corrupción que involucra a bolivianos afines al MAS, mexicanos oportunistas y españoles de la dirigencia de Podemos (ahora “Unidas Podemos”).
Han pasado ya casi cinco años desde que en diciembre de 2018 denuncié a la empresa Neurona como una fachada para hacer negociados. Página Siete había revelado en primera plana que el gobierno del MAS pagó a esa empresa mexicana nada menos que 12.4 millones de Bs (adjudicación directa) para realizar una película y otros productos audiovisuales de propaganda política que podían haber producido empresas bolivianas afines al gobierno (a menos que no hubiera ninguna) o algunos de los canales de televisión que maneja el MAS.
En mi artículo revelé que Neurona no tenía siquiera una oficina decente en México, apenas un cuarto junto a un garaje en Coyoacán. Lo que yo no sabía en ese momento es que los tentáculos de Neurona llegaban a España y que existía una triangulación política-mercenaria entre gente del MAS, Podemos y el bribón mexicano, César Hernández (Neurona Consulting), supuestamente afín a López Obrador.
Las denuncias se ampliaron en los meses siguientes, tanto en Bolivia, México, como en España. Las visitas a Bolivia de Pablo Iglesias, el oportunista dirigente de Podemos (jubilado temprano para disfrutar su fortuna), y sus reuniones con Evo Morales confirmaron el contubernio. Era una época en que Bolivia y Venezuela tenían todavía dinero como para regalar a Podemos. Esos viajes no eran solo visitas de cortesía ni turismo revolucionario.
Después vino la pandemia y la investigación quedó suspendida. El 15 de abril de 2021, la fiscal de materia Rocío Feraudi presentó al juez quinto de Instrucción Anticorrupción del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz la resolución de sobreseimiento del caso Neurona con la falacia de que “los elementos de pruebas son insuficientes para fundar la acusación”. El 21 de mayo de 2021 salió la noticia de que el Caso Neurona había sido “cerrado” a pesar de la abundante evidencia de irregularidades en el más alto nivel, desde Evo Morales hasta la entonces ministra Gisela López (que ha desaparecido del mapa), y 23 funcionarios.
Aunque el Parlamento Europeo pidió la reapertura de caso, ya suerte ya estaba echada: complicidad de silencio y corrupción. La justicia española investigó también la financiación ilegal de Podemos por contratos irregulares con Neurona. La empresa mexicana firmó con Podemos por 363 mil euros por “cobertura gráfica y audiovisual” y “spots publicitarios” para las elecciones de 2019 en España.
En El País, el columnista JJ Gálvez publicó en agosto de 2020: “Neurona, una consultora bajo sospecha”, donde subraya la triangulación financiera entre los tres países y gobiernos mal llamados “de izquierda”. Allí nos enteramos que José́ Manuel Calvente, antiguo abogado de Podemos, relató a un juez de Madrid que esos trabajos eran simple “humo” y que detrás se escondía incluso el intento de realizar pagos en el extranjero a personas que en su día dieron dinero a Podemos para su creación.
El diario español ABC también se ocupó del tema el 13 de febrero de 2021, dedicando una tapa entera con el titular “La UDEF destapa cómo Neurona devolvió dinero a miembros de Podemos”, con gran foto de Monedero (apellido muy apropiado para el segundo bribón de Podemos), que según esa información habría recibido 180 mil Euros y expedido facturas falsas.
La cereza del pastel: el 29 de julio de 2022, The Huffington Post reveló: “El juez rechaza prorrogar la investigación a Podemos por el 'caso Neurona'”, con lo cual la corrupción quedó también encubierta en España. Así funciona la corrupción en partidos políticos y gobiernos que llevan la máscara de “izquierda” para engañar a gil y mil. Sobre todo a giles.
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Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de
monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de
sus hermanos.
—Emiliano Zapata
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