El próximo sábado 11 de enero de 2020 se
entregarán en Madrid los galardones de la 25 edición del Premio José María
Forqué. Por quinto año consecutivo me invitó EGEDA (Entidad de Gestión de
Derechos de los Productores Audiovisuales) a contribuir como jurado virtual en
la categoría de Mejor Largometraje Latinoamericano. Es una tarea que hago con
gusto cada año porque me permite ver películas que de otro modo no estarán a mi
alcance, ya que tienen una distribución comercial limitada o llegan tarde, mal
o nunca a nuestro país.
No sé si las cinco películas que voy a
comentar brevemente a continuación son realmente las mejores de América Latina
en este año que termina, pero, en cualquier caso, han sido preseleccionadas
entre más de un centenar porque tienen méritos cinematográfico importantes,
aunque siempre queda la duda sobre otras que no entraron en esta apretada
selección, y que pueden ser mejores. No las conozco todas, pero me parece, por
ejemplo, que la boliviana “Tu me manques”, es mejor que alguna de las que voy a
reseñar ahora.
Todo certamen o concurso “de belleza” tiene
esos bemoles. Los criterios para seleccionar obedecen a muchos factores, y no excluyo
los de orden económico, porque se trata de inversiones cuantiosas, de
coproducciones que involucran a dos o más países, y en general de intereses que
en algunos casos están por encima de las consideraciones artísticas.
En 2019, las cinco finalistas que me tocó
poner en orden de preferencia eran: “Monos” (Colombia) dirigida por Alejandro
Landes, “Araña” (Chile) de Andrés Wood, “La camarista” (México) de Lila
Avilés, “La odisea de los giles” (Argentina) de Sebastián Borensztein, y
finalmente “Un traductor” (Cuba) de Rodrigo Barriuso y Sebastián Barriuso. En
ese orden, precisamente, las clasifiqué y ahora diré mis razones.
"Monos" de Alejandro Landes |
"Monos" de Alejandro Landes |
Para que la parábola sea más rica, el director
introduce al personaje que comanda a este pequeño grupo guerrillero, un enano
que aparece ocasionalmente para poner orden, ejercer algunas humillaciones
adicionales, y dejar a los adolescentes de nuevo librados a su suerte, con un
aparato radiotransmisor con el que pueden comunicarse en caso de necesidad con
algún “superior” en la jerarquía guerrillera.
Uno se pone a pensar si todo eso no es más que
un chiste macabro del enano, y que afuera no hay ninguna organización
jerárquica que enmarque al pequeño grupo de jóvenes que pasa la mayor parte del
tiempo tratando de sobrevivir (algo así pasó en la tristemente célebre
guerrilla de Teoponte). El título de la película refleja la regresión a la que
son sometidos los jóvenes por la violencia interna más que externa.
Todo lo anterior narrado con excelente
fotografía, interpretaciones, música, ambientes, etc. Es un filme alucinante
por todo lo que simboliza y representa. Una parodia mordaz sobre la estupidez y
la degradación humana que lleva a la pérdida de identidad.
"Araña" de Andrés Wood |
Ambos planos temporales están muy bien
descritos, con texturas de imagen y sonido diferentes, más allá de los
vestuarios o la reconstrucción de los ambientes. La reaparición de uno de los
personajes principales, muchos años después, viene a abrir viejas heridas y
memorias como fantasmas del pasado.
"La camarista" de Lila Avilés |
Sin embargo, el filme no se dedica a seguir a
los huéspedes que están de paso, sino a la camarista en su peregrinaje, un
tanto aburrido, de una habitación a otra, siempre con la misma cara inexpresiva
(como si la naturaleza indígena tuviera esa connotación), y sin que suceda
realmente nada a lo largo del filme. Lo poco que sucede es después de la
primera hora del largometraje. A la manera del “nouveau roman”, la cámara sigue
al personaje interpretado por Gabriela Cartol, sin ahorrarnos nada de tiempo.
"La odisea de los giles" de Sebastián Borensztein |
“Los giles somos personas que aprendimos a
levantarnos, una y otra vez, a no bajar los brazos nunca”, dice uno de los
personajes. El estilo narrativo me recordó a “Mr. Kaplan” (Uruguay, 2014) de
Álvaro Brechner. La historia tiene también rasgos similares: cómo ciudadanos
del “común” deciden hacer justicia por sí mismos, frente a un Estado no
solamente indolente, sino que se convierte en una maquinaria de opresión y de
engaño. Situada en los años del “corralito” argentino, es una buena lección de
historia narrada con humor y con un final feliz. Una película para todo público, bastante
comercial.
"Un traductor" de Sebastián y Rodrigo Barriuso |
A veces en estas preselecciones de festivales uno
tiene la impresión de que hay películas que han sido puestas de relleno ya sea
para mantener cierto equilibrio geográfico, o también para favorecer a alguna
que está predestinada a ser la ganadora, como sucede en este caso con “La
odisea de los giles”.
En cualquier caso, vale la pena ver estas
cinco, y muchas otras que ha producido América Latina entre 2018 y 2019.
(Publicado en Página Siete el domingo 22 de diciembre 2019)
(Publicado en Página Siete el domingo 22 de diciembre 2019)
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El mundo es un tejido que tejemos diariamente en los grandes
telares de
información, debates, películas, libros, chismes, pequeñas
anécdotas.
—Olga Tokarczuk