Daniel Diez, Manelo Gonzalez, Alfonso Gumucio |
Herman Van Hoof, Alicia González, Alquimia Peña y Omar González |
Luego de casi un año de trabajo, presenté
en la sede de la Fundación los resultados de este proyecto innovador que contó
con el apoyo del Fondo para la Diversidad Cultural de la Unesco,
del Observatorio del Cine y el Audiovisual Latinoamericano (OCAL-FNCL) que
coordina Octavio Getino, y de la Oficina Regional de Cultura para América
Latina y el Caribe de la Unesco con sede en La Habana.
En la reunión participaron Herman
Van Hoof, director regional de cultura de la Unesco; Alicia González,
secretaria permanente de la Comisión Cubana de la Unesco; Ismael González
(Manelo), coordinador regional del Alba Cultural; Omar González y Susana
Molina, presidente y vicepresidenta, respectivamente del Instituto Cubano
de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC); representantes del Ministerio de
Cultura y otros colegas.
Una nota sobre esa presentación se
publicó en el Portal del Cine y el Audiovisual Latinoamericano y Caribeño, cuyo
boletín semanal es una mina de oro sobre el cine de la región. Admiro la
calidad del boletín y la abundancia de información que comparte con sus
suscriptores, y más aún el esfuerzo que significa prepararlo, conociendo la precariedad
de las conexiones de internet en Cuba. Debería suscribirse al boletín todo
cineasta latinoamericano y toda persona que se interesa en el cine de nuestra
región.
Quinta Santa Bárbara, La Habana |
No ha
sido sencillo investigar sobre el cine y audiovisual comunitario en América Latina
y El Caribe, de por sí invisible, tan invisible como las propias comunidades
que representa. Si el propio cine latinoamericano de autor enfrenta serios
problemas para llegar a las pantallas de la región, más aún aquel que resulta
de procesos de participación colectiva.
Durante
el proceso de desarrollo del proyecto, el planteamiento inicial fue enriquecido
en varios aspectos, a pesar de los limitados recursos disponibles. Se
incrementó de 6 a 14 el número de países que serían cubiertos por la investigación,
sin por ello incrementar el número de investigadores ni el costo del proyecto.
Al final, se identificaron 55 experiencias de audiovisual comunitario, algunas
de capacitación, otras de producción y otras de difusión, aunque esas fronteras
son difíciles de dibujar, porque los procesos participativos que fueron
seleccionados participan al mismo tiempo de todas esas actividades.
Cineasta Wayuu, Venezuela |
Si
pasamos revista de los filtros y discriminaciones antes mencionados, el cine
comunitario en América Latina y el Caribe padece de todos ellos y de otro más:
al ser un cine hecho por cineastas no profesionales, sobre temáticas que interesan
a grupos y comunidades específicas, está también en desventaja frente al cine
de autor. Por todas estas razones (o sinrazones) el cine comunitario ha sido
poco conocido y poco estudiado. Ha sufrido la misma discriminación y
marginación que aquellas comunidades que lo ejercen con la voluntad de expresar
su realidad.
El
cine y audiovisual comunitario es expresión de comunicación, expresión
artística y expresión política. Nace en la mayoría de los casos de la necesidad
de comunicar sin intermediarios, de hacerlo en un lenguaje propio que no ha
sido predeterminado por otros ya existentes, y pretende cumplir en la sociedad
la función de representar políticamente a colectividades marginadas, poco
representadas o ignoradas. Este es un cine que tiene como eje el derecho a la
comunicación. Su referente principal no es el cine y la industria
cinematográficas, sino la comunicación como reivindicación de los excluidos y
silenciados.
Es espíritu que anima estas iniciativas
de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) se inspira en tantos
creadores latinoamericanos del cine y de la literatura —como su presidente, Gabriel García Márquez— que han sabido soñar un cine latinoamericano tan independiente
como innovador, tan bello como comprometido con la realidad social de la
región. Esto trae a colación las palabras de Fernando Birri: “Para que el lugar
de la utopía, que, por definición, está ‘en ninguna parte’, esté en alguna
parte…” que quedaron grabadas el 15 de diciembre de 1986, en el Acta de
Nacimiento de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) en San
Antonio de los Baños.
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Me gusta que las películas tengan
un principio, un medio y un final.
Pero no necesariamente en ese
orden. —Jean Luc Godard