La Revista Latinoamericana de
Comunicación, Chasqui, que publica el Centro Internacional de Estudios
Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal), con sede en Quito, se
ha dado a la tarea en años recientes, de destacar a
algunas personalidades de América Latina pioneras en el pensamiento sobre
comunicación. Ha dedicado por ello algunos números de la revista a Jesús Martín Barbero (#102),
a Luis Ramiro Beltrán (#105), a José Marques de Melo (#104), a Armand y Michelle Mattelart (#110), y a Néstor García Canclini (#106), entre otros.
Me sentí honrado por haber sido incluido
entre estos amigos y colegas de tan imponentes aportes a la comunicación, cuando Ciespal
decidió consagrar a mi trayectoria el número 116 de Chasqui, fechado en
diciembre 2011. No me he referido antes a esta publicación que salió de imprenta
con varios meses de retraso, porque solamente pude acceder a un ejemplar
de la revista cuando me encontré con Fernando Checa, el director de Ciespal, en
el congreso de ALAIC en Montevideo, a principios de mayo de 2012.
Este número, probablemente el único de Chasqui que prescinde de ilustraciones y fotografías, incluye en su
primera parte una larga entrevista que me hizo en Quito Alexandra Ayala Marín,
Coordinadora del Área de Investigación de Ciespal. Tres colegas cuyo trabajo
admiro, John Downing, Luis Ramiro Beltrán y José Márques de Melo, contribuyeron
con artículos sobre mi pensamiento y obra en el campo de la comunicación,
mientras que Amparo Cadavid y Raúl Teixidó se ocuparon de mi actividad en el
cine y en la literatura, respectivamente. Todos estos textos están disponibles
en línea, en la página web de la revista.
Al igual que los otros números de
Chasqui, este no se limita al personaje principal, sino que aporta con otros
textos de interés como los que escriben Armand Mattelat, Miguel Julio Rodríguez
Villafañe, Fernando Checa, Ernesto Lamas, Valeria Bentancourt, y otros
colaboradores; además de una entrevista a Michelle Mattelart sobre comunicación,
interculturalidad y género; y otra a Valerio Fuenzalida sobre el proyecto de
ley de comunicación en Ecuador.
Chasqui es miembro de la Red Iberoamericana de Revistas de Comunicación y Cultura, integrada por nada menos que por 103 revistas de America Latina y España, que en su conjunto dan testimonio de la riqueza del pensamiento en nuestra región en el campo de la comunicación. Muchas de ellas son accesibles en línea, sin costo. La revista está también afiliada a la Red de Revistas Científicas de América Latina, El Caribe, España y Portugal en Ciencias Sociales y Humanidades (Redyalc), cuyo lema en su página web es: “la ciencia que no se ve no existe”. Esta red reúne a más de 830 revistas, de todas las ciencias sociales. En su Consejo Editorial de la revista de Ciespal figuran colegas de conocida trayectoria en la comunicación de América Latina, como Rafael Roncagliolo (hoy Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno peruano), César Bolaño (presidente de ALAIC), Marcial Murciano, María Cristina Mata, Erick Torrico Villanueva, Gabriel Kaplún, Bruce Girard, entre otros.
Lamentablemente, la página web de Chasqui opera con algunas limitaciones, y es materialmente imposible encontrar los números inmediatamente anteriores. Cuando uno presiona el enlace de los números anteriores correspondientes a la “segunda época”, la lista que se abre solamente incluye hasta el número 50 de la revista, que corresponde a enero de 1995… Algunos números, del 58 al 99 (junio 1997 a septiembre 2007) se pueden encontrar en la página web de Comunica, gracias a Bruce Girard, pero tampoco allí figura la colección completa de Chasqui y sobre todo, no aparecen los números recientes sobre Antonio Pasquali, Manuel Martín Serrano, Eliseo Verón, Germán Castro Caicedo y los mencionados anteriormente. Lo más práctico sería poner a disposición en PDF todos los números anteriores, pero esto no sucede, quién sabe cual sea la dificultad, pero no es de orden técnico. Es una pena, porque la colección completa de Chasqui es una mina de información.
Lamentablemente, la página web de Chasqui opera con algunas limitaciones, y es materialmente imposible encontrar los números inmediatamente anteriores. Cuando uno presiona el enlace de los números anteriores correspondientes a la “segunda época”, la lista que se abre solamente incluye hasta el número 50 de la revista, que corresponde a enero de 1995… Algunos números, del 58 al 99 (junio 1997 a septiembre 2007) se pueden encontrar en la página web de Comunica, gracias a Bruce Girard, pero tampoco allí figura la colección completa de Chasqui y sobre todo, no aparecen los números recientes sobre Antonio Pasquali, Manuel Martín Serrano, Eliseo Verón, Germán Castro Caicedo y los mencionados anteriormente. Lo más práctico sería poner a disposición en PDF todos los números anteriores, pero esto no sucede, quién sabe cual sea la dificultad, pero no es de orden técnico. Es una pena, porque la colección completa de Chasqui es una mina de información.
En la cultura de los Incas, el chasqui o el chaskij, era el mensajero de las autoridades, que llevaba y recogía
mensajes de otras ciudades, y para hacerlo tenía que recorrer un sistema de
postas que podía prolongarse a lo largo de centenares de kilómetros. Llevaba
siempre un pututu para anunciar su
llegada, unos quipus con mensajes, y
a la espalda un k’epi para llevar
encomiendas. Por esto que sabemos de nuestra historia andina es que la revista
de Ciespal se llama de esa manera.
Desde su primer número en diciembre de
1972 la revista Chasqui ha sido la mensajera de las actividades sobre
comunicación en América Latina, y una plataforma que ha permitido comunicarnos
entre nosotros, y con todos los que trabajan en el ámbito de la investigación
en comunicación. Ahora que va a cumplir 40 años de existencia, es el momento de
desearle no solamente una larga vida, sino una vida de calidad, para que retome
el liderazgo que alguna vez tuvo, y que perdió durante los años anteriores a la
llegada de Fernando Checa a la dirección de Ciespal.
______________________________________
Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez.
Se está bien entre asesinos. — Cioran