Lo que sigue es una adaptación resumida del prólogo que escribí para el libro de David Wood sobre Jorge Sanjinés, publicado en 2017 luego de años de investigación.
Pocos estudios se han atrevido a abordar la obra de Jorge Sanjinés en Bolivia, por varias razones, entre ellas por la propia personalidad del cineasta y las pocas oportunidades de ver su cine. Las nuevas generaciones no conocen el cine de uno de los mayores autores del nuevo cine latinoamericano. Me ha tocado hablar en Bolivia en auditorios con varios centenares de estudiantes de comunicación que nunca habían visto Ukamau, Yawar Mallku, El coraje del Pueblo o La nación clandestina, para no citar sino algunas de las más emblemáticas.
Las dificultades para ver el cine de Sanjinés y para escribir sobre él las ha salvado David Wood a lo largo de varios años de paciente investigación. Wood es un estudioso nacido en Inglaterra y radicado en México, cuyos trabajos destacan por el rigor metodológico, el exhaustivo acopio de información y una aguda capacidad de análisis. Su trabajo sobre Sanjinés pone en relieve esas tres virtudes del estudioso que no ha abordado desde lejos la cinematografía de uno de los más importantes cineastas bolivianos, sino que se ha tomado el trabajo de llegar a Bolivia al menos en tres ocasiones (2003, 2008 y 2014), de empaparse del contexto y de revisar en la Cinemateca Boliviana muchas horas de material fílmico.
Como todo investigador que se respeta y que respeta el ámbito que investiga, David ha invertido mucha energía y tiempo en este proceso. Desde septiembre de 2008, cuando coincidimos en México, me ha hecho parte de su aventura de pensar el cine de Jorge Sanjinés, compartiendo el proceso de investigación y las versiones sucesivas de este libro estructurado en cinco capítulos y un epílogo abierto, a través de los cuales reconstruye de modo analítico la trayectoria excepcional, diversa y a veces contradictoria del cineasta boliviano.
El recorrido de David Wood es profundo en la medida en que no se limita a las películas, sino también a las ideas expresadas por Sanjinés en sus textos de reflexión sobre la visión de “autor” cinematográfico en el sentido europeo, que Sanjinés rechaza enfáticamente, aunque cada vez más se afirma en los hechos como tal. En todas sus películas su ideología y su visión plástica como realizador se impone de manera contundente.
Para desarrollar su análisis tomando en cuenta el contexto personal de Sanjinés, Wood se remonta a fines de la década de 1950 cuando el cineasta boliviano todavía en borrador transita por los estudios de filosofía y por los impulsos literarios hasta decidirse definitivamente por el cine, aunque sus primeros cortometrajes producidos en el marco del aprendizaje del cine en Chile, no se han conservado.
La emergencia del cineasta boliviano no se explicaría sin el movimiento del nuevo cine latinoamericano que inician los cineastas brasileños (Nelson Pereira dos Santos), cubanos (Tomás Gutiérrez Alea, Julio García Espinosa) y argentinos a fines de la década de 1950 y en los primeros años de 1960. A ellos se sumarían rápidamente desde 1964 cortometrajes de Mario Handler (Uruguay), Raúl Ruiz (Chile), y del propio Jorge Sanjinés, entre otros muchos que le darían cuerpo al nuevo cine latinoamericano.
No solamente de ese contexto imprescindible se ocupa David Wood sino también de la trayectoria del cine boliviano que intersectó Sanjinés al comenzar a trabajar en Bolivia, muy particularmente el cine pionero de Jorge Ruiz, que es su precedente más inmediato tanto por sus preocupaciones sociales, como por una estética donde la ficción de enriquece con una mirada documental sobre la realidad a través de la participación de actores naturales.
En el plano de la teoría Wood subraya en los primeros escritos de Sanjinés las lecturas de teóricos europeos, para mostrar que desde el inicio de su actividad el cineasta optó por desarrollar su propia reflexión sobre la estética y la política del quehacer cinematográfico.
Película tras película, David Wood se enfrasca en un análisis meticuloso de los argumentos, la estética, el impacto político social y la crítica que en su momento o más tarde se acercó a cada una de las obras, sin dejar a un lado las anécdotas y testimonios narrados por quienes vivieron de cerca cada etapa. Sin complacencia y con mucha integridad intelectual el estudioso de la trayectoria de Sanjinés esboza un panorama de luces y sombras. Esta es una obra de análisis crítico, según demuestra en cada página.
Jorge Sanjinés y Beatriz Palacios
En el octavo piso de la vida Jorge Sanjinés no ha dejado de dirigir cine. A partir de Insurgentes su cercanía con el gobierno de Evo Morales le ha permitido montar proyectos cinematográficos ambiciosos con apoyo oficial. El largometraje más reciente estrenado, Juana Azurduy, guerrillera de la patria grande aborda un episodio histórico fundamental en la creación del Estado republicano.
Para David Wood el desafío continúa porque analizar el conjunto de la obra de un cineasta cuya actividad no ha culminado podría entrañar el riesgo de dejarse llevar por los acontecimientos políticos y sociales más recientes, sin tomar la distancia critica y analítica necesaria en un trabajo tan abarcador como este.
La garantía de que esto no suceda es el rigor científico del investigador que se aproxima a la realidad sin prejuicios, con compromiso pero también con distancia, con el único propósito de contribuir en la creación de nuevo conocimiento que permita a las nuevas generaciones recuperar la memoria tantas veces extraviada.
(Publicado en Página Siete el domingo 2 de mayo 2021)