Fue en Cartagena de Indias, allí donde se fundó, que esta semana que termina se conmemoraron las cinco décadas de existencia de la CAN, que nació como Pacto Andino o Grupo Andino antes de adoptar su nombre actual. El dictador Augusto Pinochet retiró a Chile de la CAN en 1976, y lo propio hizo en 2006 el venezolano Hugo Chávez, mientras declaraba que la CAN ya estaba "muerta".
Quizás la CAN andaba "de parranda" en alguna etapa de su vida, pero contra los deseos o suposiciones del entonces presidente venezolano, parece haberse fortalecido, mientras la Venezuela de Maduro se desmorona y se hace añicos con más 500 muertos, cuatro millones de exiliados y una crisis económica brutal, a pesar de la riqueza petrolera (o quizás por causa de ella).
La Canciller Karen Longaric durante la reunión de la CAN en Cartagena |
La Canciller de Bolivia, Karen Longaric, quien por su trayectoria académica conoce el tema en profundidad, expresó en su intervención que la integración "abarca mucho más que los aspectos económicos y comerciales" porque su fundamento “son los valores comunes, la cultura común y el férreo compromiso con la democracia".
El Secretario General de la CAN, Jorge Hernando Pedraza, hizo un balance alentador. En cincuenta años se hubiera podido hacer más, pero lo que se hizo es ya significativo y beneficia a los 111 millones de ciudadanos de los países miembros.
La zona de libre comercio ampliada, que elimina en 100% los aranceles en la región andina y fortalece los flujos comerciales, ha favorecido el crecimiento de la región. Los acuerdos migratorios, los acuerdos de aduanas, son algunos de los hitos. Hace 50 años la región tenía 45 millones de ciudadanos y el comercio era apenas de 53 millones de dólares, mientras hoy alcanza 9 mil millones de dólares. El ingreso per capita ha crecido 17 veces más.
No es poca cosa, por ejemplo, que los ciudadanos andinos podamos desplazarnos de un país a otro sin necesidad de pasaporte, simplemente mostrando la cédula de identidad. Acuerdos académicos que se están gestando permitirán que los profesionales puedan ejercer en cualquier país miembros de la CAN.
Estos resultados concretos solo son posibles cuando hay acuerdos supranacionales como los que facilita la CAN, que nació con la vocación de promover el desarrollo y el bienestar de los ciudadanos de la región.
El Presidente Iván Duque con cancilleres de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú |
Uno de los fundadores de la CAN, el Dr. Jorge Valencia, recordó que hace 50 años era una herejía hablar de "supranacionalidad", no solo en América Latina sino en el mundo, aunque ahora la integración regional es buscada y desarrollada en todo el planeta.
No todo es agua de rosas, por supuesto. Chile prefiere mirar a través del Pacífico hacia Asia en lugar de integrarse más a la región, y Venezuela deberá recuperar la democracia para integrar de nuevo este organismo regional unido por la cordillera. Por otra parte, la CAN tiene un retraso notable en su adaptación a las nuevas tecnologías que permiten desarrollar plataformas digitales y gobiernos electrónicos. El futuro ya nos sacó una ventaja considerable.
(Publicado en Página Siete el sábado 22 de febrero 2020)
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El nacionalismo es la extraña creencia de que un país es mejor
que otro por virtud del hecho de que naciste ahí.
— George Bernard Shaw