05 octubre 2022

Caeremos todos

(Publicado en Página Siete el sábado 17 de septiembre de 2022)

 Aunque el título pueda sugerirlo y la realidad lo confirme día a día, no me refiero a la ola de represión que está llevando a Bolivia a repetir el libreto de Nicaragua, sino a la ola de Covid-19 que está pescando desprevenidos a los que se ufanaban de ser invictos.

 Cuando leí que el escritor español Javier Marías falleció a los 70 años (casi 71) con una neumonía agravada por el Covid, lamenté que Europa hubiera levantado durante el verano las restricciones preventivas, por razones económicas y no sanitarias, y que mucha gente (allá y aquí) desdeñe los efectos de la rápida expansión de las nuevas mutaciones de coronavirus.

 Todos vamos a caer, más temprano que tarde, aunque con consecuencias distintas. Cada vez hay menos invictos. El coronavirus es un huésped indeseable, pequeño pero vicioso, y ataca en particular a las personas que tienen un déficit de información, porque no leen los informes serios de universidades y centros de investigación de todo el mundo.

 Un reporte muy reciente indica que el 88% de los nuevos contagios a nivel mundial se deben a la variante Omicron BA.5, la más contagiosa hasta ahora, aunque no la más letal. En personas que tienen al menos dos vacunas y un refuerzo, los síntomas son los de una gripe, y solo se puede conocer la diferencia con una prueba de antígeno nasal al tercer día, o una prueba PCR.

 Estos son diez datos que mucha gente ignora, a veces ufanándose de su propia ignorancia:

 1. Ninguna vacuna protege al 100%. Eso lo sabemos desde el inicio. Las más eficaces llegan a 95% (Pfizer), y las menos no pasan de 55% (Sinovac). La única manera de saber si uno está protegido, es mediante una prueba de anticuerpos.

 2. Todavía no hay vacunas para la BA.5. Recién esta semana la FDA de Estados Unidos autorizó a Pfizer incluir la nueva variante en sus vacunas, pero la producción y distribución puede tardar meses. Las anteriores vacunas otorgan cierta protección, pero no impiden el contagio ni la enfermedad. Solo evitan la hospitalización.

 3. La mutación BA.5 tiene una morfología diferente a todas las anteriores variantes, por eso ha resultado tan infecciosa. Una sola persona puede contagiar a otras 27, según las estadísticas. La transmisión de la variante BA.5 es aérea, ya no por gotículas, de manera que puede estar en suspensión en el aire mucho más tiempo.

 4. Contra la BA.5, no sirven los barbijos quirúrgicos (y obviamente mucho menos los de tela, que no son más que una decoración vanidosa). La única mascarilla o cubreboca que se recomienda es la KN95 o N95 (seis capas).

 5. Los anticuerpos que generan las vacunas comienzan a disminuir después de 3 meses, por eso son importantes los refuerzos. Todavía no existe una vacuna actualizada anualmente, como para la gripe.

 6. Las personas que ya tuvieron Covid-19 pueden contagiarse de nuevo, dos o tres veces, y aunque no se enfermen, podrían ser portadores del virus y contagiar a otros. Es egoísta decir: “A mi ya me dio”, o “Ya estoy vacunado”.

 7. Dos factores importantes para el contagio en espacios cerrados son: el tiempo de exposición al virus, y la cantidad de virus en el ambiente cuando no hay ventilación. Por eso se enferman familias enteras, y los que pagan los platos rotos son los de mayor edad o con enfermedades de base: sus hijos, sobrinos o nietos los contagian.

Muertes en exceso en el mundo

 8. De cada diez fallecidos en las UTI este año, siete no tenían ninguna vacuna y tres no habían recibido la dosis de refuerzo, lo cual prueba que la variante BA.5 es tan peligrosa para los no vacunados como las variantes de coronavirus anteriores a la disponibilidad de vacunas.

 9. Los estudios sobre “muertes en exceso” (que comparan los fallecimientos anuales antes y durante la pandemia), muestran a nivel global el enorme subregistro que todavía existe: la gente sigue falleciendo con Covid-19 aunque se atribuya a otras causas.

 10. Se conocen los daños de corto plazo del Covid-19 (pulmones, corazón, riñones, cerebro, piel, articulaciones), pero no hay aún muchos estudios sobre las secuelas de largo plazo.

 Lo mejor: no contagiarse y leer.

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Navegando en la pandemia de la COVID-19 nos hemos subido al bote salvavidas.
La tierra firme queda lejos.
—Marc Lipsitch