03 febrero 2008

Siete años de etcétera

El siete es una cifra mágica, desde todos los tiempos. Y que una revista mensual de comunicación llegue a su séptimo aniversario, y a su número 85, es un triunfo mayor. Más aún si el contendido de esa revista, con 60 a 90 páginas cada edición, es de una riqueza excepcional, así como su diagramado y sus portadas. Me refiero a la revista mexicana etcétera, que mes a mes agita las aguas de la comunicación y proporciona el placer de la lectura.

Como colaborador de etcétera y miembro del Consejo Editorial me alegra este aniversario, pero sobre todo celebro la existencia de la revista como lector, pues cada nueva edición me regala una cantidad impresionante de artículos sobre temas que me interesan.

Contra toda solemnidad y academicismo, etcétera aborda los temas que nos interesan a los estudiosos de la información y de la comunicación, y lo hace en artículos que no por breves son menos profundos. Sus análisis son certeros y no rebuscados, de manera que no excluyen a los lectores que no acumulan maestrías y doctorados detrás de su escritorio. La pluralidad de expresiones es otra característica que destaca.

Me gusta el carácter pícaro y provocador del equipo editorial de etcétera, que no duda en celebrar su séptimo aniversario con dos fotografías ocurrentes. En la primera, bajo la pregunta “¿Usted confiaría en este equipo?” aparecen doce risueños trabajadores de la revista, vestidos como les da la gana. En la segunda, los mismos doce aparecen sobriamente encorbatados y enfundados en trajes grises y oscuros, bajo la frase: “Nosotros también”.

En el Consejo Editorial de etcétera figuran nombres cuya presencia avala la calidad de la publicación, entre ellos Carlos Monsivais, Javier Darío Restrepo, Jesús Martín Barbero, Néstor García Canclini, Román Gubert, José Marques de Melo, Armand Mattelart, Antonio Pasquali, Enrique Bustamante… pero todo el mérito es para quienes día a día organizan, seleccionan, redactan, arman, diseñan, publican y distribuyen la revista.

He puesto unas cuantas veces un grano de arena en etcétera, y en el número del séptimo aniversario hay un texto mío: “Comunicar y educar: deuda recíproca”, una ponencia presentada en el seminario “Comunicación y educación: una fórmula correcta”, Santiago de Chile, 9 de agosto 2007.

Al escribir estas líneas me llega puntualmente un nuevo número, el 86, último del 2007. Y para no perder más tiempo me enfrasco en su lectura. Podría decir más, pero mejor etcétera nomás.