07 noviembre 2022

No pasa nada

(Publicado en Página Siete el sábado 6 de agosto de 2022)

Dibujo de Nando Motta 

 Luego del pánico inicial que se desató en la cúspide de la pandemia de coronavirus en agosto de 2020, el péndulo parece haberse desplazado al otro extremo.  Ahora predomina la dejadez, la ignorancia, y un falso sentimiento de seguridad: “ya me vacuné, nada me va a pasar”. Hay un sentimiento por demás egoísta, porque no considera que, aún sin síntomas y vacunados, igual podemos contagiar a otros.

 Muchos olvidaron que las vacunas tienen una efectividad de 80% a 95%, y que solo una prueba de anticuerpos como la que ha realizado la UMSA en un estudio dirigido por el Dr. Roger Carvajal, puede medir las defensas del organismo. Esa misma prueba revela la declinación de la protección de las vacunas a medida que pasan los meses.

 Si la gente tuviera un mínimo de curiosidad, vería que las cifras demuestran que vamos mal, muy mal y que esta semana Bolivia destacó como el país con más contagios en América del Sur, así de mal.

 En cifras absolutas el país está en cuarto lugar en la región, según datos de WorldoMeter (un portal web revelador por la cantidad de información actualizada que alberga), con un total semanal de 31.352 contagios y 44 muertes, después de Brasil (212.118 contagios y 1.447 fallecimientos), Chile (59.844 + 221) y Perú (51.453 + 326). Pero en términos relativos (porcentaje de la población), somos los subcampeones en contagios, después de Chile. También somos el país que menos pruebas de antígeno aplica en la región, lo cual evidencia un sub-registro alarmante.

 Entre 228 países y territorios incluidos en las estadísticas, Bolivia ocupó esta semana el deshonroso puesto 25 en número de casos y de fallecidos. Ni en el peor momento de la pandemia en 2020 estuvimos tan alto en el ranking. Teníamos cada día menos de 2 mil contagios, aunque una mayor letalidad que ahora. Todavía no hemos alcanzado el pico del 13 y 15 de enero de este año (14 mil contagios diarios), pero vamos hacia esas altas cifras. Las UTI en Bolivia están saturadas, además de que la mayoría no funciona por falta de mantenimiento, falta de personal y burocracia, a pesar de los anuncios triunfalistas del gobierno. La información local nos dice que 7 de cada diez fallecidos en las UTI, no estaban vacunados, y los otros tres no tenían las dosis de refuerzo.

 No es casual que en la calle se escuche a mucha gente con tos, porque los síntomas de la variante BA.5 son los mismos de la gripe, con la diferencia de que no conocemos las secuelas de largo plazo, solo los efectos inmediatos. De la primera ola sabemos, dos años después, que hay personas que todavía no recuperan el olfato y el gusto, además de los daños pulmonares irreversibles.

 Las nuevas vacunas para las cepas BA.2, BA.4 y BA.5, todavía no han sido comercializadas, por ello la OMS recomienda no bajar la guardia, pero en el hemisferio norte la economía importa más que la salud: los gobiernos bajan los brazos para favorecer el turismo de verano y la gente anda como si nada, aunque cada día se registran cerca de 300 mil nuevos contagios en Europa y más de 120 mil en Norteamérica. En países donde más del 85% de la población tiene todas las dosis de vacunas, la letalidad es menor, pero menos de la mitad de los bolivianos ha recibido las dosis de refuerzo.

 Se ha demostrado estadísticamente que una sola persona infectada con la BA.5 puede contagiar a otras 20, lo cual es una indicación de que no hemos llegado todavía en Bolivia al pico de esta nueva ola. Y algo que la gente también desdeña, es que uno puede tener Covid dos o tres veces, y en ese periodo contagiar a otros. Es un círculo vicioso del que no saldremos fácilmente.

 En Bolivia la situación se agrava porque no existe una política de Estado. El no-presidente del país es un ente que circula por el territorio como un alienígena insensible a los problemas cotidianos, en campaña permanente para su pretendida reelección en 2025.

 Irresponsablemente, el gobierno central descarga la tarea sobre gobernaciones y alcaldías, sin proporcionar más recursos. No se exige el carnet de vacunación (salvo para viajes internacionales) y el porte de mascarilla es cada vez menos riguroso. Parece increíble que la gente no sepa todavía que los barbijos de tela no sirven para nada y que los quirúrgicos (celestes) no detienen la BA.5 porque la morfología del virus es distinta. Solo los KN95 (chinos) o N95 sirven para esa cepa.

 La ignorancia es tan grave como el virus, y además altamente contagiosa.

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Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse,
saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
—François de La Rochefoucauld