El candidato uruguayo fue canciller el siglo pasado y ha sido desenterrado del cementerio diplomático. Simple y llanamente, es un abuso del país sede, pues Uruguay ya tuvo a Didier Opertti y antes a Juan José Real en la Secretaría General. En los últimos tres lustros el cargo ha sido rotado como en una puerta giratoria entre Uruguay, Argentina y Paraguay. Ninguno, ni el actual Secretario General, contribuyó a resucitar a ALADI, que tiene muy poco oxígeno a 40 años de su creación.
Karen Longaric |
Entonces, ¿qué tan “regional” es un organismo donde el país sede quiere controlarlo? El pequeño país, con una población que es la tercera parte de Bolivia, ya tiene funcionarios en altos niveles de organismos internacionales, como el propio Luis Almagro en la OEA. ¿Cuál es el afán de acaparar más? ¿Se quiere repetir la maniobra que favoreció a México en 2017?
Como denunció en 2017 la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), México impuso a su candidato sin respetar las reglas del juego. El investigador Rubén Armendáriz escribió: “El mexicano Alejandro de la Peña será de facto nuevo Secretario General de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), sin haberse siquiera instalado el XVIII Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, tal como lo exige la normativa. Es decir, en ALADI se produjo un acto de magia donde se sacó a un conejo de un sombrero inexistente”.
Los argumentos de la candidatura de Bolivia en cambio muy sólidos, pero eso no parece importar a quienes actúan sin transparencia.
En primer lugar, el cargo le corresponde a la región andina ya que el actual Secretario General de ALADI representa a los países de América Central y los anteriores fueron uruguayos, argentinos o paraguayos. Esta es una oportunidad para la Comunidad Andina, si es que los países de dicha comunidad actúan como los “hermanos” que dicen que son. En un gesto coherente Ecuador ya ha dado por escrito su voto por Bolivia, y también lo ha hecho Brasil, demostrando que no está de acuerdo con la imposición que intenta Uruguay.
En segundo lugar, Bolivia nunca ha ocupado la Secretaría General de ALADI. Esta sería la primera vez que nuestro país ocupa la Secretaría General del organismo regional en 40 años.
En tercer lugar, por primera vez tendríamos en la Secretaría General a una mujer, con lo que se rompería la tradición machista del organismo regional. Y no cualquier mujer, sino una mujer especializada en temas regionales, que traería al organismo vientos de renovación que buena falta le hacen.
Está en manos de Perú y de Colombia tomar una decisión que ponga por delante su pertenencia a la región andina por encima de cálculos políticos que no ayudarán a consolidar otros organismos regionales (CAN, Prosur, Pacto de Leticia) donde la Bolivia democrática ha mostrado su mejor voluntad de apoyo.
Entre los 13 países de ALADI, sería lógico que se diera la unidad en el bloque andino, que Venezuela abandonó. A este bloque podría sumarse Chile, que comparte la cordillera de Los Andes. Pero además de un bloque andino, es también Amazónico, pues tanto Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, comparten la cuenca amazónica con Brasil.
Quedan en minoría: Argentina, Cuba, México y Venezuela, que no tienen candidato propio pero que por su apoyo al ex autócrata Morales podrían hacer bloque. México le negaría su voto a Bolivia para ajustar cuentas por el conflicto de los delincuentes asilados en su Embajada en La Paz, pero esperemos que los otros países amigos no le hagan el juego. La buena vecindad y la historia deberían permitir que el voto de Paraguay favoreciera a Bolivia, y quedaría Panamá como incógnita.
En toda lógica democrática, Bolivia debería ganar la Secretaría General de ALADI, pero en estos tiempos de hiperpolítica y trucos debajo de la mesa, el resultado de la elección, al momento de escribir estas líneas, es impredecible.
(Publicado en Página Siete el sábado 22 de agosto 2020)
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Los diplomáticos son personas
a las que no les gusta decir lo que piensan.
A los políticos no les gusta pensar lo que dicen.
—Peter Ustinov