Hay mucho en común entre Ecuador y
Bolivia, países hermanos con poblaciones indígenas todavía importantes
numéricamente (aunque según los censos ha disminuido bastante), y con procesos
políticos similares en años recientes, en ambos casos fracasados por el
autoritarismo y la soberbia de sus líderes: Correa y Morales.
Ecuador nos aventaja en varias cosas. Por
ejemplo, cuenta con una política cultural que si bien no es perfecta, nos lleva
la delantera porque no se extravía en sandeces como el Dakar y otros caprichos autocráticos.
Jorge Ruiz y Jorge Sanjinés filmaron en Ecuador |
En 1975, otro gran realizador boliviano, Jorge Sanjinés, hizo de su exilio en Ecuador una oportunidad para filmar “Fuera de aquí” en comunidades indígenas cercanas a Ambato, al pie del Chimborazo. Fui su asistente de dirección y de esa experiencia nació mi libro “Diario ecuatoriano. Cuaderno de rodaje”, publicado en una hermosa edición por el Consejo Nacional de Cinematografía (CnCine), que hoy se llama Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA).
Mucho ha sucedido en el cine ecuatoriano desde entonces, y hoy nos aventaja no solo por la cantidad de películas producidas, sino por la estructura de producción y difusión desarrollada con apoyo del Estado, algo impensable en Bolivia donde la Ley de Cine y CONACINE –la institución rectora, son cascarones vaciados de contenido por la irresponsabilidad y el autoritarismo del gobierno.
He tenido la oportunidad de ser invitado por segunda vez como miembro del Jurado de Producción, Postproducción y Distribución de Cine Comunitario, para la atribución de fondos de fomento del Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA). La anterior vez fue en junio del 2015, donde la tarea consistía en examinar una veintena de propuestas, escuchar el “pitch” de los productores y realizadores, y decidir sobre los proyectos que merecían ser apoyados con los fondos disponibles.
Isabel Mena y Alfonso Gumucio |
El proceso de preselección, calificación y selección final fue transparente. No tuvimos contacto con los directivos del ICCA hasta después de entregar en sobre sellado nuestra decisión. Cinco de los seis proyectos finalistas se llevaron una bolsa de 35 mil a 40 mil dólares, no reembolsables. Dinero suficiente para realizar las propuestas de documentales presentadas a consideración del ICCA.
Reunión del Jurado con ejecutivos del ICCA |
Con esas categorías se cubre el espectro completo de incentivos para el cine nacional. Es un sistema ejemplar si se compara con otros fondos de fomento en América Latina que se dirigen a apoyar la producción, sin tomar en cuenta otras necesidades.
Presentación de un "pitch" |
El sistema de fomento no está exento de contradicciones. Por ejemplo, a la vez que la convocatoria del ICCA determina que el proceso siga esas etapas, por otro lado exige un “tratamiento” del tema. Ese tratamiento es, en síntesis, un guion terminado, lo que anula per se el proceso de escribir colectivamente los guiones.
Mayia y Pocho Álvarez |
“Toda convocatoria es perfectible”, dice Jan Vandierendonck, un belga afincado en Ecuador hace 12 años, quien tiene la responsabilidad de dirigir la institución más importante del cine, y lo hace con transparencia e independencia del gobierno central. No existe, como en Bolivia (tanto en la antigua como en la nueva ley), un directorio que imponga criterios políticos antes que artísticos.
Mientras en nuestro país el Estado otorga ayudas de excepción a algunos cineastas que exhiben su lealtad política al gobierno, en Ecuador eso sería una enorme afrenta a la comunidad cultural. Por ello en Bolivia seguiremos estancados, mientras el cine ecuatoriano ya ha levantado vuelo.
(Publicado en Página Siete el 25 de noviembre de 2018)
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La creatividad es pensar cosas nuevas.
La innovación es hacer cosas nuevas.
—Theodore Levitt