09 octubre 2016

Cine de las democracias

Como todo proceso la democracia se construye  de manera continua y permanente, y no de manera lineal y menos aún vertical. Es un  proceso complejo que implica una inversión de ideales y horizontes de largo plazo. Quien crea que la democracia es una sucesión de encuentros electorales está equivocado porque el ejercicio del voto no es sino una manifestación que expresa la legitimación de un sentir colectivo.

La historia muestra que los procesos democráticos se alimentan de acciones cotidianas que consolidan la capacidad asociativa ciudadana con base en una mejor toma de conciencia sobre el papel que cumple cada individuo y cada grupo en el andamiaje de esa casa para todos cuyos muros son firmes y cuyo techo protege a la colectividad.

Si bien es una responsabilidad del Estado hacer prevalecer la democracia, su solidez depende de la participación de todos. La apatía y la abstención producen democracias frágiles, mal alimentadas, anoréxicas. Las democracias vigorosas se distinguen por su vitalidad en la opinión pública, en el debate y también en las calles.

Bolivia tiene una larga historia de lucha por lo democracia porque la legitimidad de sus gobiernos ha estado reñida con la legalidad de las urnas. La participación en elecciones es masiva porque es obligatoria y porque se ha convertido en una responsabilidad incorporada a la “dieta” democrática, pero lo cierto es que sigue siendo frágil, manipulable y maleable, como se puede constatar ayer y hoy.

La vigencia de un órgano electoral independiente, descentralizado y transparente es una condición esencial para que los ciudadanos se sientan acuerpados en sus objetivos de vivir su vida cotidiana asumiendo responsabilidades y obligaciones colectivas con la certeza de que ello es una garantía para un desarrollo social, cultural y económico armónico y una convivencia pacífica que permita construir antes que destruir.

Me parecen incontestables los esfuerzos que hace el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) y en particular su brazo educativo y de participación, el Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático (SIFDE), para crear un ambiente propicio para el debate y la adopción de cartas orgánicas en municipios y estatutos para las autonomías regionales e indígenas originario campesinas. Estos ejercicios han sido apropiados por comunidades de ciudadanos que fortalecen el espíritu democrático del país en su conjunto.  

De la transparencia de ese trabajo nace una confianza renovada que se había perdido en gestiones anteriores, que se ratifica cada vez que un sindicato, una asociación de estudiantes o una universidad solicita a la OEP un acompañamiento para llevar adelante sus procesos institucionales de participación democrática.

En octubre, “Mes de las democracias” que celebra los 34 años de recuperación de la vida democrática, el OEP realiza muchas actividades educativas para llevar a la ciudadanía esa noción de democracia que trasciende el ejercicio ocasional del voto.

Jorge Sanjinés 
Entre las actividades está el “Ciclo de cine de las democracias” que se desarrolla en La Paz (10 al 14 de octubre) y de El Alto (17 al 21 de octubre) en coordinación con la Cinemateca Boliviana en el primer caso y con la carrera de Sociología de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) en el segundo.

El ciclo cuenta con cinco películas que son representativas de Bolivia, de la región latinoamericana, de América del Norte, de Europa y de Asia, para mostrar que todas las regiones enfrentan desafíos similares en el camino del ejercicio pleno de la vida democrática. Los debates serán animados por especialistas como Mela Márquez, Claudio Sánchez, Andrés Mallo y Alfonso Gumucio Dagron.

El ciclo se inicia con una obra emblemática del cine boliviano, El coraje del pueblo (1971) de Jorge Sanjinés, que relata la masacre de mineros en la noche de San Juan el año 1967 durante la dictadura del general René Barrientos. Entre el cine testimonial y de ficción, el largometraje es una pieza indispensable para la memoria de generaciones de bolivianos que no vivieron esos momentos dramáticos para el país.

El film será presentado por el propio Jorge Sanjinés que además recibirá un reconocimiento del Órgano Electoral Plurinacional por sus contribuciones cinematográficas a la democracia participativa.

La película No (Chile, 2012) de Pablo Larraín muestra el plebiscito nacional de 1988 que decidió que luego de 15 años de dictadura militar el general Augusto Pinochet debía abandonar el poder para dar paso a una elección presidencial al año siguiente.

Milk (Estados Unidos, 2008) de Gus van Sant es la historia de Harvey Milk (Sean Penn) y su campaña electoral como activista gay estadounidense quien pelea por los derechos de los homosexuales y se convierte en el primer homosexual con un cargo público en los Estados Unidos. Es un film que habla de los prejuicios y de la discriminación.

Sufragistas (Inglaterra, 2015) de Sarah Gavron es un fascinante relato sobre las mujeres que exigen sus derechos políticos, entre ellos el derecho a votar en la Inglaterra de principios del siglo XX, poco antes de la Primera Guerra Mundial. Las sufragistas inglesas estaban divididas entre las que defendían las protestas pacíficas, y las que luchaban contra el gobierno por medios más radicales. La película narra la historia de una joven de clase obrera que al ver que su protesta pacífica no tiene resultados, decide utilizar la violencia para forzar el cambio y conseguir el derecho al voto.
 

El acto de matar (Dinamarca / Indonesia, 2012) de Joshua Oppenheimer es un documental estremecedor que muestra los testimonios descarnados de un grupo de represores que luego del golpe de estado de 1965, formaron un escuadrón de la muerte que asesinó a cientos de personas con sus propias manos.
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La democracia necesita tanto conflictos de ideas
como de opiniones que le den vitalidad y productividad.

—Edgar Morin