¿Qué pasará con la cultura después de la pandemia? me preguntó Bernardo Monasterios en una entrevista virtual de la Carrera de Artes de la Universidad Mayor de San Andrés.
En las últimas décadas ha habido más ayuda del Estado y de instituciones internacionales para el cine. Cuando comencé, o antes, cuando empezaron Ruiz, Sanjinés o Eguino, no existía apoyo, salvo excepcional, como la televisión italiana que permitió a Sanjinés realizar “El coraje del pueblo”.
Ahora apoyan tanto el gobierno central como las alcaldías, y además fondos concursables internacionales como Ibermedia, DocTV, Al Jazeera, y otros recursos para cineastas jóvenes y sobre todo hábiles para obtenerlos: desarrollo de la idea, escritura del guion, pre producción, producción, postproducción, difusión, etc. Si sumamos, un cineasta sin experiencia puede conseguir antes de comenzar su primera obra más de 100 mil dólares y vivir de ello. Antes era impensable.
Si la cultura no es una prioridad para la gente, menos lo será para el Estado |
La cultura no solo depende del Estado nodriza, sino de los propios hacedores del oficio. En Bolivia se creó el mejor cine en las décadas de 1960 y 1970 cuando no había un centavo de apoyo, solo la creatividad y el esfuerzo de los cineastas. La creatividad no se decreta.
¿La literatura es un negocio? |
¿Volveremos a salas llenas alguna vez? |
Otro factor nos afecta: nadie es profeta en su tierra. Creadores que son ninguneados o maltratados en sus países, obtienen reconocimiento en otros. Eso pasó con los autores del “boom” de la literatura latinoamericana: su vida en Barcelona o París les ofreció la oportunidad que no tenían en Perú, Argentina o Guatemala. Lo mismo sucedió con los cineastas mexicanos González Iñarritu, Cuarón y Guillermo del Toro, que han adquirido notoriedad mundial desde que trabajan en Hollywood. Claro que tienen talento, pero han escapado a los celos, la envidia y las rencillas provincianas.
Andrea Bocelli durante su concierto solitario en el Duomo de Milán |
Un problema adicional es la no separación entre Estado y gobierno, con sus implicaciones políticas. En Europa las políticas culturales se aplican sin mirar quién apoya al gobierno de turno. En América Latina, y sobre todo en Bolivia, hay favoritismo hacia los cortesanos y lambiscones, y eso se ha visto claramente en los 14 años de Evo Morales.
Creo que el apoyo del Estado es necesario pero no define la creatividad y el futuro de las artes. Tienen además responsabilidad la empresa privada y las universidades, el público que acude a la cultura y los propios creadores que deben ser igualmente creativos a la hora de plantear soluciones que vayan más allá de extender la mano para recibir ayuda como si fuera limosna.
(Publicado en Página Siete el sábado 13 de junio de 2020)
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La cultura es el aprovechamiento social del conocimiento.
—Gabriel García Márquez