Qué pereza me da escribir sobre La Haya. Apenas
empiezo ya me duele el estómago. Es un tema que no he tocado nunca, aparte de
algún tuit sarcástico. Ahora diré porqué.
Corte Internacional de Justicia, en La Haya |
Una opinión más o menos, la mía, no hace la diferencia, pero atendiendo el pedido de amigos del exterior, bolivianos y otros, ofrezco mi opinión por esta única vez. (Y como Groucho Marx podría decir: “Y si no les gusta, tengo otra”).
El tema marítimo me ha llegado a la coronilla hace muchos años, es decir, a lo más alto (para no mencionar las partes pudendas). Desde que tengo memoria ha sido manoseado por gobiernos democráticos y dictatoriales por igual, para convocar a la “unidad del pueblo boliviano”, una demagogia que siempre me pareció ridícula y oportunista.
Pobres estudiantes |
Ese patrioterismo de escarapela es grotesco, así como obligar a los escolares a marchar cada año con banderitas, y otras cosas peores. Mientras más sentimiento patriota querían inculcarnos, más falso me parecía. Algo así como una justificación anual de los militares por haber perdido esa y otras guerras, y por haber dejado colgados a los peruanos en la del Pacífico.
Negocio entre "socialistas"... |
Para qué negarlo, La Haya le ha dado al autócrata boliviano réditos enormes. Como con el “servicio civil obligatorio” de Bánzer, no dejó a ex presidentes y ex cancilleres otra opción que apoyar a su gobierno en ese tema. Menos los perseguidos políticamente, los judicializados y exiliados, fueron plegándose casi todos los otros, siendo el ex presidente Rodríguez Veltzé el emblema de adhesión ferviente y remunerada. Al menos Carlos D. Mesa dejó claro desde el principio dos cosas: a) como portavoz no quería recibir un salario del gobierno, y b) no iba a cesar de criticar al régimen de Morales en otros temas, como el #21F.
El "banderazo" mucha tela azul y mucha demagogia |
Entonces, para decirlo científicamente: son estupideces que si el fallo de La Haya era positivo ya estábamos “a un paso del mar”, como afirmaron en semanas recientes varios jerarcas del gobierno, con un triunfalismo enfermizo; palabras parecidas a las de Guillermo Gutiérrez Vea Murguía cuando dijo que traía “el mar en su bolsillo”. Y ahora que todo salió al revés, Morales, Pary o Montaño solo abren la boca para seguir diciendo estupideces.
Cuatro payasos del apocalípsis |
Si Bolivia no se iba a beneficiar de verdad con un triunfo en La Haya, ¿para qué gastar entre 80 y 100 millones de dólares en propaganda machacona y viajes de delegaciones desproporcionadas acompañando al jefazo? Obviamente: para beneficiar a Evo Morales en su permanente campaña electoral. El hubiera sido el verdadero triunfador, no Bolivia. Ahora tiene que mascar polvo, pero no por ello está disminuido políticamente. Está acostumbrado a ganar aunque sea a rodillazos.
(Este artículo fue publicado el 6 de octubre de 2018 en Página Siete)
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La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas
o el mar.
—Karen
Blixen